Romper esquemas de machismo en la familia
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Por Nayeli Rueda/Babycreysi.com

Cada día, 137 mujeres son asesinadas por miembros de su propia familia y menos del 40 por ciento de las mujeres que experimentan violencia buscan ayuda, de acuerdo con cifras de la Organización de las Naciones Unidas Mujeres (ONU Mujeres).

El feminismo no ha matado a nadie, mientras que el machismo mata todos los días. Así lo señala Coral Herrera Gómez, en su libro Hombres que ya no hacen sufrir por amor. Transformando las masculinidades, de la editorial Catarata.

La escritora y bloggera española feminista explica que el machismo es una actitud ante la vida en la que los hombres se consideran superiores a las mujeres. El feminismo es un movimiento social que lucha por la igualdad entre hombres y mujeres, por los derechos y las libertades de las féminas.

Este texto fue publicado originalmente en Babycreysi.com. Léelo aquí.

El feminismo no busca que las mujeres sean superiores al hombre, que lo sometan y dominen, sino que “pretende acabar con las estructuras de explotación que nos tienen sirviendo, cuidando y amando a los hombres”, dice.

Reconoce que la sociedad es cada vez más feminista, pero que aún queda mucho trabajo por hacer, porque el patriarcado está en toda nuestra estructura política, social, económica, cultural y religiosa.

Feminismo es despatriarcalizar la ciencia, la religión, la medicina, el deporte, los parlamentos, las leyes, nuestra economía y también nuestras emociones y sentimientos.

Coral Herrera Gómez, escritora y bloggera española feminista.

Las mujeres también pueden ser patriarcales

El patriarcado es un sistema sociocultural que considera que los hombres deben tener el poder y mandar sobre las mujeres. Y a pesar de que el sexo femenino sufre el machismo, “las mujeres también somos patriarcales porque hemos nacido en el patriarcado y hemos sido educadas en el patriarcado”, enfatiza Herrera Gómez, doctora en Humanidades y Comunicación Audiovisual, quien también ha sido consultora de género y comunicación en organismos como la UNESCO.

Señala que, desde los seis años de edad, las niñas asumen su propia inferioridad de género, por lo que es importante liberarnos de esas creencias, empoderarnos y creer que somos merecedoras de buen trato, y que merecemos todos nuestros derechos porque somos seres humanos. Y evitar acciones que fomentan el machismo en el hogar, como lo es el reparto desigual de las tareas: “las mujeres en el mundo tienen doble y triple jornada laboral. Una fuera de casa y las otras dos en el hogar como trabajadoras domésticas y mamás. Y también como cuidadoras de personas con discapacidad o familiares dependientes”.

Romper con esos esquemas

Para la experta en teoría de género, el epicentro del machismo está en las relaciones de pareja y en los hogares, donde se ve claramente que los hombres tienen el doble de tiempo libre que las mujeres, lo que les permitirá a ellos, tener una mayor calidad de vida.

Desde la infancia, hay que enseñar a niñas y niños a construir relaciones igualitarias y que “sean capaces de fabricar sus propias gafas violetas para ver la desigualdad estructural de nuestra sociedad”.

Asimismo, enseñar a las mujeres a tomar conciencia de que el amor no es sufrir, que el amor hay que disfrutarlo y que sólo se puede disfrutar en condiciones de igualdad y libertad. “Hace falta una revolución cultural política social para acabar con el patriarcado, con el sexismo, con el machismo y sobre todo con la misoginia”.

Un cambio en las masculinidades implica que los hombres asuman que tienen que realizar las tareas domésticas de crianza y de cuidados de igual manera que las mujeres, que tienen que asumir sus responsabilidades porque son miembros de un hogar y en este sentido es importante romper con la monarquía masculina que hace que todos los hombres vivan como reyes en su propio hogar”, señala.

“El amor de pareja se puede construir para lograr relaciones sanas, igualitarias y libres en las que las mujeres no nos veamos dominadas ni sometidas, en las que haya cuidados mutuos y todas las tareas se repartan al 100 por ciento”.Coral Herrera Gómez.

Seas hombre o mujer, ¿has dicho alguna de estas frases?: “llorar es cosa de mujeres”, “el color rosa no es de hombres”, “los hombres son mujeriegos”, “lavar y cocinar son cosas de mujeres”, “un hombre es fuerte y valiente”, “pareces niña”, “peleas como mujer”, “corres como niña”. Empieza a romper los esquemas de machismo terminando de raíz con estas ideas.

Este texto fue publicado originalmente en Babycreysi.com. Léelo aquí.

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