‘Nunca estuve cerca de la muerte’: Martha Ávila, sobreviviente a un ataque con ácido
Martha Ávila, sobreviviente de un ataque con ácido, está recuperándose de su cirugía 16. Foto: Martha Ávila

Martha Ávila fue atacada con ácido el Día Internacional de las Mujeres. Tenía 58 años de edad, había terminado su matrimonio de cuatro décadas y puso un negocio de productos naturales de salud y belleza para generar sus propios ingresos. El 8 de marzo de 2017 estuvo atendiendo el lugar desde la apertura hasta el cierre. 

“Ese día estaba yo tan contenta de ser mujer, era un día como de fiesta. Se me ocurrió ponerme un vestido y eso hizo que el ácido corroyera más fácilmente mi cuerpo porque no tuve oportunidad de quitármelo. Toda mi ropa interior se me deshizo”, dice Martha para La-Lista.

El agresor fue su exyerno. Al año de haberse casado, la hija de Martha se divorció de su exesposo de nacionalidad argentina por ser una persona violenta. Iba a atacarla a ella pero no la encontró en el establecimiento comercial del Estado de México.  

“A las siete de la noche, que era cuando cerraba el negocio, fue cuando llegó esta persona que tenía cuatro años de que supuestamente había desaparecido de nuestras vidas. Entró en segundos, yo estaba de espaldas a una de las entradas, sonó el sensor, volteo y él me echa encima el ácido que traía dentro de un termo”, narra la mujer sobreviviente, quien en ese momento todavía no identificaba la sustancia corrosiva. 

Por sus reflejos, Martha pudo voltear su rostro hacia el lado derecho para que el químico no le cayera de frente; su lado izquierdo resultó afectado: el cabello se consumió y perdió parte de una oreja. De inmediato fue llevada por su familia a la Unidad de Quemados del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Lomas Verdes, donde estuvo internada tres meses.

“Hasta que yo salí me dijeron mis hijos que les habían dicho que se despidieran de mí, que probablemente ya no iba yo a sobrevivir las próximas 48 horas, pero nunca estuve cerca de la muerte, siempre estuve cerca de la vida”, asegura. 

A las 48 horas del ataque con ácido, el agresor de Martha fue detenido. Le dictaron una sentencia de 24 años que se redujo a ocho porque reconoció su culpabilidad. Desde entonces ha pasado cinco años en prisión.

“Es una tranquilidad saber que tu agresor está en la cárcel, que ya no puede seguir agrediéndote ni a ti ni a tu familia, cosa que no pasa en los casos de mis compañeras”, menciona sobre los 34 ataques con ácido a mujeres documentados por la Fundación Carmen Sánchez de 2001 a la fecha, el más reciente en Puebla, el 1 de agosto de 2022. La asociación civil también acompaña a una víctima de 1988, lo cual evidencia que se trata de un problema que ha ocurrido desde al menos hace tres décadas en México.

Más de la mitad de los ataques con ácido fueron cometidos por la expareja sentimental. La mayoría de los casos permanecen impunes y en las entidades donde ocurren son juzgados como lesiones o agravantes y no como tentativa de feminicidio, una figura jurídica para sancionar la intención de acabar con la vida de una mujer. 

“A diferencia de mis compañeras, yo no tenía ningún tipo de relación sentimental. Él fue esposo de mi hija y lo que me hizo a mí fue poco comparado con lo que quería hacerle a ella”, afirma Martha.

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Martha Ávila en el quirófano para su cirugía número 16. Foto: Fundación Carmen Sánchez.

La cirugía 16, después de cinco años sin intervenciones quirúrgicas

Martha Ávila sobrevivió a un ataque con ácido que le dejó quemaduras de segundo y tercer grado en 40% de su cuerpo, lo que en su momento implicó 15 cirugías de quirófano y tres ambulatorias, es decir, sólo con anestesia local. Todas las intervenciones quirúrgicas fueron de rehabilitación, no se trató de procedimientos estéticos. 

“Mis primeras 13 cirugías me las realizaron en esos tres meses que estuve en el Seguro Social. Fueron en promedio de cuatro a cinco al mes estando internada y todas fueron para salvarme la vida”, comenta. 

El 8 de octubre de 2022, la mujer de 65 años de edad tuvo su décimo sexta cirugía de quirófano. La operación de cuello y pliegue axilar fue de reconstrucción para que recuperara funciones de movilidad como levantar el brazo o girar el cuello.

“Después que salí del hospital, de junio de 2017 a enero de 2018 me realizaron otras dos cirugías de quirófano y tres ambulatorias. Hasta ahorita, después de cinco años, me volví a realizar otra cirugía con anestesia general. Cuando Carmen Sánchez me contactó fue en 2019 y, desde entonces, empecé a cultivar la ilusión de que tal vez me la iba a poder hacer”, cuenta sobre la presidenta de la fundación que brinda acompañamiento integral y que lleva su nombre porque sobrevivió a un ataque con ácido en 2014.

La familia de Martha cubrió el costo de las tres cirugías ambulatorias. Sus hijos quedaron endeudados y la solvencia económica fue una de las razones por las que la mujer sobreviviente de “violencia ácida” no podía someterse a otro procedimiento médico. Las víctimas que sobreviven a un ataque con sustancias corrosivas requieren decenas de cirugías para su recuperación.

Gracias a la gestión de la Fundación Carmen Sánchez, Martha obtuvo los recursos para los estudios preoperatorios, los gastos de quirófano, los honorarios médicos y el material quirúrgico del Fondo de Ayuda, Asistencia y Reparación Integral, que administra la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas del Estado de México (CEAVEM). La cirugía estuvo a cargo del doctor Diego Raúl Chapa, quien colabora de manera solidaria con la fundación desde enero de 2021.

“Mi profesión es siempre tratar de restablecer sus funciones pero también la cuestión estética y es una satisfacción ver cómo mejora la calidad de vida aunque es algo que no debió de haber pasado. No tendría por qué estar sucediendo esto porque son ataques que van directo a quitarles la vida”, dice el egresado de Medicina del Tec de Monterrey, especialista en Cirugía General en el Centro Médico ABC y Cirugía Plástica y Reconstrucción en el Centro Médico ISSEMyM.

Martha Ávila forma parte de la Mesa Directiva de la Fundación Carmen Sánchez, pero no había tenido una relación directa médico-paciente con el doctor Diego Raúl Chapa, quien comenta que ha atendido en quirófano a dos pacientes que reciben acompañamiento de la asociación civil y a cinco en procedimientos en consultorio, tales como cirugías menores o tratamientos dermatológicos. 

“Son cirugías muy retadoras. En este caso, son áreas muy complejas de la cara: la nariz, la boca, los ojos, las manos, el cuello, con piel muy delicada y la situación es que hay quemaduras. Además, la recuperación es mucho más difícil, no es lo mismo trabajar en un tejido sano que sumar factores como la edad”, explica el médico.

Martha Ávila está recuperándose de la cirugía de quirófano número 16, esa que temía que su cuerpo no aguantara por sus 65 años de edad. Este lunes le retiraron las grapas, sus heridas no se han infectado y no se necesitaron injertos para liberar las cicatrices; fue menos invasiva de lo que se tenía contemplado. También ha retomado su negocio de productos naturales de salud y belleza por internet. Sigue cerca de la vida, nunca de la muerte.

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