8M | Mujeres trans reciben agresiones en la marcha
Micaela Drullard, mujer trans, dominicana, afrodescendiente y migrante en México. Foto: Alexa Herrera / La-Lista

Mikaelah Drullard había partido con el contingente de personas trans que se dio cita en la Glorieta de las Mujeres que Luchan, en Paseo de la Reforma. Luciendo su pelo con trenzas en tono rojizo hasta sus caderas y unos shorts para soportar el calor de este 8 de Marzo, Mikaelah portaba con arrojo una pancarta que decía: ¡Cállate, blanca! ¡La transfobia es colonial!

La activista es una mujer trans, dominicana, afrodescendiente y migrante en México y forma parte de Afronteras, una colectiva antirracista.

“Estoy en este espacio porque nos hemos dado cuenta que el feminismo está plagado de transfobia, de racismo, de capacitismo, de muchísimas violencias que replica y es necesario no guardar más silencio, las mujeres trans existimos, la pluralidad de mujeres, somos diversas, somos cis, somos trans, somos comunitarias, somos negras, somos racializadas, somos fronterizas, ninguna mujer es igual”, comentó en entrevista con La-Lista de cara al sol de las 3 de la tarde en el Paseo de la Reforma.

Por eso, agregó, “no les vamos a dar el gusto de nuestro silencio, en un país que es el segundo a nivel global donde más asesinan a personas trans. Todos los días enfrentamos la violencia cis-hetero-patriarcal, la violencia racista, la violencia capitalista. Estamos en las calles porque también este es nuestro espacio, estamos disputando nuestra existencia”, expresó.

Mikaelah se despidió dio alcance a su contingente que avanzaba al norte, hacia la Avenida Juárez. Cuando llegó a la calle de Bucareli, en contra esquina de la escultura del Caballito. Mikaelah se separó del grupo, junto con dos de sus amigas, porque el contingente de la marcha simplemente no avanzaba debido a los miles de mujeres que marchaban, así que se salieron de la corriente humana. En ese momento, un grupo de personas del bloque negro comenzó a lanzarles insultos.

“Se acercaron, eran como 10 morras tapadas, encapuchadas y me gritaron a mí y a dos compañeras que las mujeres no tienen pene […]”, relató Mikaelah más tarde, una vez que había regresado a casa.

Como apenas digiriendo lo que ocurrió, la activista trans comentó que ella y sus amigas respondieron a las agresiones diciendo que “la transfobia es colonial, racista, blancas”, pero justo en ese momento, las integrantes del bloque negro sacaron piedras y las amagaron como para lanzarlas

“A mí me tiraron aerosol en la cara. Yo cerré los ojos y, al final, pues se supone que una está luchando y resistiendo frente a violencias más complejas y te encuentras con esas personas que son transfóbicas“, dijo en tono de decepción.

Alexa Herrera, fotoperiodista de La-Lista estaba a unos pasos de lo que estaba ocurriendo y decidió correr para acercarse y sacar su celular para documentarlo.

“Veo cómo las mujeres las empiezan a agredir y Mikaelah dijo: ¡Por favor, vean esto! Porque no había nadie [grabando]”, recuerda Alexa.

“Saqué el celular, comencé a grabar y me dijeron: ¡No, no puedes grabar! ¡No puedes grabar! Pero yo dije: ¡No!, nadie está documentando esto y justo era lo que no se quería que pasara”. Así fue como registró el momento en que les lanzaron aerosol en la cara y una integrante del bloque negro jaló su celular y lo tiró hacia abajo para que no grabara.

Alexa confirmó los hechos que narró Mikaelah, solo que ella vio que le lanzaron aerosol en la cara a una de sus amigas y probablemente llegó después de que las habían amagado con las piedras. En defensa a la agresión y para intentar alejar a las mujeres del bloque negro, Mikaelah también disparó unos tiros de aerosol en su defensa.

En número, las integrantes del bloque negro las superaban en 20 contra tres, señaló Alexa. “Mikaelah nunca las agredió físicamente, ellas si y verbalmente hablaron de su físico”, relató.

La noche del miércoles, después de una marcha que se extendió por casi 10 horas, Mikaelah ya estaba en casa, procesando lo ocurrido. Ella decidió no llegar hasta el Zócalo y quiso salir de la marcha antes de que cayera la noche. Al llegar al Palacio de Bellas Artes, en Avenida Juárez y el Eje Central, se despidió de sus amigas y se fue a casa.

Mikaelah tenía miedo de que fueran a arrojarle algo más que aerosol, temía que le aventaran ácido y dañaran su cuerpo, pero, sobre todo, tenía miedo de la normalización de las agresiones en contra de las mujeres trans.

“Quizás es paranoia, pero yo pensé: pueden traer ácido o cualquier sustancia líquida, me la pueden lanzar y aquí no va a pasar nada, pueden correr por cualquier lado y no va a suceder nada, yo soy la que voy a quedar herida”, comentó.

Mikaelah no piensa encerrarse ni dejar de salir o de manifestarse, a pesar de que en México todo está normalizado, especialmente la violencia hacia las mujeres trans.

No todas las mujeres son transfóbicas, no todas las mujeres son racistas, no todas las mujeres tienen una postura de derecha, ahí hay que encontrar esas alianzas y es lo que yo quiero apostar”, afirmó.

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