Ley Valeria: Denunció a su acosador y le dijeron ‘vuelve cuando te hayan matado’; ahora, tipificó el acecho
Valeria Macías padeció acoso y amenazas a lo largo de ocho años; su caso sirvió para legislar un delito de género que no se penaba en México.

Valeria Macías sufrió acecho, acoso y amenazas por más de ocho años; su historia derivó en la Ley Valeria.
/Portada: La-Lista
Valeria Macías recibía llamadas en las que solo podía escuchar una respiración. Su correo electrónico estaba lleno de fotografías, no solicitadas. Tenía miedo de salir a trabajar. Y cada uno de sus movimientos era vigilado. Sentía que su vida era una película de terror... Valeria es víctima de un hombre llamado David, que en 2017 decidió que tenía el derecho de asediarla. Lo hizo por ocho años impunemente.
Valeria calló su situación durante demasiado tiempo. Poco hablaba del tema, porque imaginó que David pronto se cansaría. Pero su calvario fue paulatino y creció conforme avanzaba el tiempo.
El agresor trastornó su rutina. La profesora recibía mensajes en su número privado. Acumulaba entre 300 y 400 fotos diarias en sus e-mails. Lo veía al entrar y salir de su empleo. Él le dejaba recados para intimidarla. Le hacía saber que la acechaba. Le recitaba detalles de su ropa y sus hábitos. Hasta que un día, la amenazó de muerte.
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Valeria supo que su vida había cambiado cuando David consiguió su celular, pero nunca creyó que –tarde o temprano– él conseguiría que el reloj avanzara en reversa para marcar el tiempo que le quedaba de vida.
Con la angustia a cuestas, y el terror en las manos, denunció su caso públicamente. Un video y el valor de Valeria cambiaron el rumbo de la historia. El clio hizo la diferencia entre morir a manos de un desconocido y vivir haciendo activismo por cientos de miles de mujeres. Conoce a Valeria Macías, que logró tipificar el acecho en Nuevo León y que ahora trabaja por conseguirlo en todo México.
El hostigamiento que sufrió Valeria Macías
Valeria conoció a su agresor fortuitamente. Todo empezó con ella dando clases y David siendo su alumno. Él la miraba fijamente y ella se incomodaba, pero el hombre dejó su materia y terminó abandonando la escuela, así que la profesora creyó que se había librado de cualquier amenaza. No fue así.
La persecución inició en 2017 el espacio digital y terminó en la vida real. Dos años envió fotos de crímenes y política. David firmaba todos los mails y los mandaba sin control a Valeria. En 2019, empezaron los mensajes de WhatsApp y unos meses después la persecución física y las llamadas.
“Comenzó a buscar también a mis amigos, ex alumnos y otros familiares. Les mandaba mensajes y hasta a mi papá le decía suegro. Él me seguía a todos lados y no había manera de hacerlo razonar”, compartió Valeria en sus redes sociales.
La joven le respondía ocasionalmente para pedirle que parara, pero él ignoraba sus súplicas o se comprometía a detenerse y jamás lo hacía. Cada que volvía lo hacía más agresivo y más amenazante.
“Te he estado siguiendo y un día te abrazaré y serás mía para siempre. TE AMO”, decían unos mensajes que compartió la ahora activista su cuenta de Instagram.
Valeria lo denunció sin resultado alguno. Nadie podía detenerlo por ley, nadie podía prevenir una agresión. Nadie atendió con seriedad su historia. La humillaron, la amedrentaron y la revictimizaron una y otra vez.
Valeria Macías, víctima del sistema también
“¿Qué pasa si él cumple su promesa y me mata?”, preguntó Valeria a la jueza. “Es un riesgo que se corre; sin embargo, si la mata, entonces él sí iría a parar a la cárcel de por vida”, fue la respuesta que recibió la profesora Valeria Macías en una de las tantas audiencias a las que asistió en búsqueda de justicia.
Valeria Macías no se sentía segura en ningún lugar. Temía por su integridad física. Viajaba con una pequeña navaja en el bolso y un gas pimienta. Se cambió de trabajo, cambió de línea telefónica y cambió sus rutas de ida y vuelta, pero nada funcionó.
En 2021, levantó finalmente la denuncia formal, pero al no haber agresiones físicas, le dijeron que no podía hacerse nada. “La realidad” le estalló en la cara.
“Los ciudadanos no solo somos víctimas de los agresores, somos también víctimas de un sistema corrompido y obsoleto”, insiste cuando cuenta su historia.
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No solo la jueza habló de su posible feminicidio con indiferencia, sino que también lo hicieron agentes. Se mofaron de ella.
“Maestra, ¿qué quiere que hagamos? Tenemos cosas mucho más importantes en qué pensar”, le dijeron. Insinuaron que si moría asesinada se deslindaban del crimen. Bromearon con el hecho de que podía regresar a vengarse “jalándoles los pies”.
Pero el día que David le advirtió que estaba dispuesto a matarla, en un acto desesperado contó su historia en un video. “Decidí luchar por mi vida tras la llamada de David, subí el famoso video que se hizo viral y logré captar la atención de las autoridades”, cuenta.
El caso se pasó de voz en voz. Todo mundo hablaba de eso, y entonces sí, las autoridades que inicialmente aseguraron que no podía hacerse nada, la voltearon a ver.
Detienen a agresor de Valeria Macías, pero no por mucho
Valeria Macías divulgó las pruebas del hostigamiento, del acoso y las amenazas. Mostró mensajes y hasta los dictámenes psicológicos que avalaban su daño emocional.
Valeria logró que le pusieran seguridad y en noviembre del 2021 detuvieron y enviaron a prisión preventiva a su agresor, por la denuncia de delitos equiparados a amenazas y acoso sexual.
Entre 2021 y 2022, David estuvo ocho meses en la cárcel. No obstante, en la audiencia intermedia sobre el caso, le afirmaron a Valeria que no existía delito para mantenerlo en prisión. Y lo dejaron salir, en libertad condicional.
Según detalla Valeria, le dictaron tres medidas cautelares que incumplió. Lo llamaron al penal para detenerlo de nueva cuenta y antes de que pasara otra cosa, huyó.
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David estuvo prófugo siete meses. En ese tiempo logró interponer un amparo. El caso se fue a revisión durante año y medio, y Valeria esperó afligida la resolución, con la seguridad de que cada día que pasaba era una oportunidad menos de sobrevivir. Finalmente, le dieron la razón al agresor.
“No es justo que las víctimas nos tengamos que ir a un refugio, porque la autoridad no cuenta con las suficientes habilidades para hacer su trabajo. El Tribunal de Justicia estuvo pateando el bote para favorecer a David y para decirme que no había nada que se pudiera hacer”, compartió.
La orden de restricción de Valeria también caducó y en la nueva indefensión volvió a pedir ayuda.
“Estoy muy cansada y quisiera soltar la toalla y dejar de luchar, pero no lo voy a hacer, porque sé que me he vuelto un ejemplo (...) y no quiero lanzar la señal de que nos debemos de rendir. Voy a hacer que valga la pena, para que nadie viva una situación como esta”, dijo en junio del 2024, cuando no parecía haber solución.
Ley Valeria en Nuevo León
Mientras David estuvo detenido, Valeria Macías se dedicó a ayudar a mujeres víctimas de violencia de género. Y cada caso la hizo darse cuenta de las carencias del sistema legislativo y judicial.
En ese tiempo, reconoció el movimiento feminista, entendió el riesgo que corren las mujeres en México –solo por el hecho de ser mujeres– y conoció las buenas prácticas de otros países contra el acecho, del que era víctimas. Así nació la iniciativa de la Ley Valeria.
Gracias a un gobierno extranjero conoció la diferencia entre acoso y acecho. Mujeres en posiciones de poder la voltearon a ver y se volvieron sus aliadas. Sus amigas le ayudaron a clasificar casos de violencia y hasta el gobernador de su estado, Samuel García, la recibió personalmente en su oficina y se comprometió a respaldarla.
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Meses de trabajo con diputadas y activistas, permitieron que la ley dejara de ser un anhelo para convertirse en realidad y este 26 marzo del 2025 el Congreso local de Nuevo León tipificó el acecho como delito.
Valeria Macías cambió la historia no solo para sí misma, sino para miles de mujeres. Actualmente, se dedica a promover la Ley contra el acecho en México. Tres estados más, Coahuila, Tamaulipas y Guanajuato, ya lo tipificaron, pero Valeria no se va a detener hasta que se castigue a nivel nacional.
70% de los feminicidios en el país, inició con el acecho.