‘La capital ciclista de la muerte’: Ciclistas luchan contra la violencia en calles de Bogotá
Un ciclista con su mascarilla por el coronavirus en calles de Bogotá. Foto: kaalo232/Pixabay.com

Joe Parkin Daniels/The Guardian

Bogotá.- Andy Villalba, un tatuado y escuálido mecánico de bicicletas en la capital de Colombia, lleva tiempo conociendo los peligros de andar en bicicleta en una ciudad tan caótica. Ahora, entre un auge de ciclismo y robo de bicicletas, imparte talleres de seguridad en el camino y defensa personal. 

“Bienvenido a Bogotá”, dijo Villalba, que ha perdido la cuenta del número de veces que lo han amenazado por su bicicleta. “La capital ciclista de la muerte”

El ciclismo en Colombia está floreciendo. Al igual que en otras ciudades del mundo, la pandemia ha hecho que muchos renuncien a los taxis o a los autobuses, y el uso de la bicicleta aumentó 40% respecto al año pasado. Más de 100 kilómetros de ciclopistas se colocaron en Bogotá durante el confinamiento. 

Mientras tanto, el ciclismo profesional ha probado ser el deporte más exitoso del país: los ciclistas de élite han ganado medallas por toda Europa y el año pasado Egan Bernal se convirtió en el primer colombiano en ganar el Tour de France

Más bicicletas, más riesgo y más robos

Pero entre más gente toma el asiento, los ladrones de bicicletas y los conductores homicidas los han forzado a defenderse con clases de defensa personal y armas. 

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Andy Villalba. Foto: Joe Parkin Daniels
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“El uso más efectivo de la violencia es para evitar una confrontación física, pero si se llega a esto, el candado en U es tu mejor amigo”, dijo Villalba, 33, en un taller reciente. “Sostenlo en una mano y con la otra usa la bicicleta como escudo”. 

Villalba también recomienda formar una red de ciclistas conocidos, evitar caminos lentos de bicicletas en la noche, y cubrir con etiquetas las marcas de bicicletas caras.

Aunque en Bogotá se han reducido significativamente los crímenes violentos en las últimas dos décadas, los robos siguen siendo una realidad diaria. Desde enero a septiembre de este año, se reportaron 8,023 casos de robo de bicicleta, 36% más que en el mismo periodo de tiempo el año pasado. 

Algunos ciclistas han optado por cargar bates de beisbol y macanas extensibles para  protegerse. “Cargar bates y armas es necesario en algunos de los barrios más bravos en las orillas de la ciudad”, dice Jaime Mercho, un entusiasta. “Pero los candados en U y las cadenas son igual de buenos”. 

Los ciclistas de todo el país están indignados después de que José Antonio Duarte, un guardia de seguridad de 56 años, fuera asesinado por un conductor de camioneta mientras pedaleaba por un puente en el norte de Bogotá. El video del incidente se hizo viral, se ve a la camioneta ir directo hacia Duarte, lo lanza sobre el barandal para tirarlo 4.5 metros, aterrizó sobre su cabeza. 

Háganme el HP favor”, tuiteó Bernal, cuando compartió el video. “Y así de fácil acaban con la vida de una persona… Espero haya justicia!!”. 

El gobernador local prometió una investigación profunda, aunque muchos ciclistas dijeron que no les sorprendió el incidente. 

“Cargar bates y armas es necesario en algunos de los barrios más bravos en las orillas de la ciudad. Pero los candados en U y las cadenas son igual de buenos”.  -Jaime Mercho

Abdon Bermúdez vino a Colombia de Venezuela hace cuatro años, trabaja como mensajero ciclista. “Mi bicicleta es mi trabajo y medio de transporte”, dijo. “Y veo todo el tiempo que los conductores no respetan a los ciclistas – a ellos no les importa que tengamos el mismo derecho de estar en la calle que ellos”. 

Egoísmo a X kilómetros por hora

Una queja común de los ciclistas es la falta de consideración de otros usuarios de los caminos. En Bogotá, los conductores se niegan a usar direccionales, y todos los usuarios se saltan los semáforos en rojo. Una ley que se aprobó en 2016 le da a los ciclistas más derechos en la calle, aunque los motoristas seguido le pitan a los ciclistas en su carril. 

Sandy Millares tiene una pequeña compañía de mensajería en bicicleta en Bogotá, que cubre docenas de kilómetros de la ciudad en un día.

Durante sus seis años como cartera, Millares lo vió todo. “La gente me embestía con sus autos, los motociclistas me manoseaban mientras pasaban y me robaron mis bicicletas”. Dijo la ciclista de 30 años, mientras tomaba un descanso después de una entrega. 

“Amo mi trabajo pero sé que es peligroso”, dijo. “Y amo mi ciudad, pero sé que hay algunos lugares a los que no puedo ir como ciclista ni como mujer”. 

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