Los humanos están extinguiendo a la ballena franca glacial más rápido de lo que se creía
Foto: Wikicommons

Leyland Cecco en Toronto/The Guardian

Los humanos están extinguiendo a la ballena franca glacial, especie en peligro, más rápido de lo que se pensaba, y los expertos dicen que se acaba el tiempo para actuar.

De acuerdo con un modelo del North Atlantic Right Whale Consortium, sólo hay 356 de estas ballenas en el mundo, una cantidad significativamente menor a las 409 del año pasado.

De las ballenas restantes, sólo sobreviven 70 hembras reproductoras. Si no se toman acciones decisivas, los expertos temen que las hembras desaparezcan en unos 10 o 20 años.

“No sólo es cuestión de números. Estas son criaturas que hemos visto crecer desde pequeñas”, dijo Philip Hamilton, un investigador en el Anderson Cabot Center for Ocean Life. “Verlas aparecer muertas, o peor aún, enredadas en cuerdas que tardan un año en matarlas, es desgarrador”.

Aunque las muertes causadas por humanos tuvieron niveles bajos este año, los investigadores se dieron cuenta de que la cifra de 17 muertes registradas en 2017 es mucho menor a la realidad. Ahora creen que 24 ballenas murieron ese año.

En años recientes, el gobierno canadiense ha tomado medidas para reducir los fallecimientos, incluyendo reducir los límites de velocidad de los barcos grandes y el cierre de áreas de pesca comercial donde aparecen las ballenas.

Pero los expertos piensan que se puede hacer más.

La medida de mayor impacto sería cambiar a un método de pesca sin cuerdas, que le permitiría a los pescadores colocar trampas sin líneas que lleguen a la superficie, dijo Hamilton. Los enredos en equipamiento de pesca son la mayor causa de muerte entre las ballenas.

Según Hamilton, aún existe optimismo. Él comenzó a trabajar con las ballenas a mediados de los 80s, cuando la población era menor a 350.

“Los números ya habían estado en este nivel”, dijo. “Pero tenemos que dejar de matarlas, las estamos matando a una velocidad alarmante”.

Para sobrevivir, las ballenas tendrán que adaptarse a un ecosistema oceánico que cambia rápidamente, donde la variación en ubicación del alimento presenta una “doble amenaza”, afirmó Hamilton.  

“Es insostenible manejar el cambio ambiental cuando la población es tan baja”, dijo.

Aunque muchas personas jamás observarán a uno de estos agraciados mamíferos que llegan a pesar 70 toneladas, Hamilton está fascinado con una especie que se aproxima a la extinción.

“La población es tan pequeña que prácticamente conocemos a todas”, dijo. “Pero no sabemos cómo encuentran su alimento. No sabemos cómo se desplazan. Hacen unas vocalizaciones muy interesantes que no conocemos … Es una emocionante combinación de información detallada y una cantidad de misterio tremenda”.

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