Ruge el tráfico de vida silvestre en Ciudad de México
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Varios decomisos de animales exóticos en el área de Ciudad de México, incluido el rescate de más de 15,000 especímenes en un operativo reciente, plantean importantes preguntas sobre el modus operandi del tráfico de vida silvestre en la capital de México.

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Un operativo de varios organismos a dos propiedades en la colonia de Iztapalapa, en Ciudad de México, permitieron el decomiso de más de 15,000 ejemplares de fauna silvestre, 11,000 de los cuales están clasificados como especies protegidas, según un comunicado oficial emitido el 29 de noviembre por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).

El notorio decomiso refleja el masivo incremento del año anterior en la captura de animales objeto de tráfico ilegal en México. En 2020, en solo tres operativos, la Profepa aseguró más de 33,000 animales, señaló Ernesto Zazueta, presidente de la Asociación de Zoológicos, Criaderos y Acuarios de México (Azcarm), quien habló con Milenio sobre los recientes decomisos. En 2019, se incautó un total de 5,000 ejemplares, comentó.

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Esta última interdicción cobra aún más relevancia si se tienen en cuenta otras dos incautaciones más pequeñas: una el 20 de noviembre, cuando, según El Universal, un hombre que se desplazaba en una motoneta con placas de Ciudad de México fue detenido por transportar un caimán y una boa constrictor en una cubeta, y otra el 3 de noviembre, cuando otro hombre fue detenido en la estación del Metro de Morelos por llevar consigo una colección de animales exóticos en cinco cajas, incluyendo tres erizos africanos, dos conejos holandeses y cuatro chinchillas andinas.

Por otro lado, Profepa declaró en septiembre que continúa buscando a una mujer que fue vista paseando a un cachorro de tigre de Bengala por un concurrido centro comercial de la capital.

Todos estos casos tan diversos dan cuenta de un aumento general del tráfico de vida silvestre en la Ciudad de México en 2020; de hecho, en el mes de marzo, Excelsior informó que en la capital se estaban presentando mayores niveles de tráfico de vida silvestre exótica, así como venta de dichas especies en diferentes sectores de la ciudad, sobre todo en las delegaciones de Xochimilco, Gustavo A. Madero y Venustiano Carranza.

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Análisis de InSight Crime

El tráfico de vida silvestre en la capital del país se puede dividir en tres categorías: los criadores locales, los mercados locales y los mercados internacionales, como afirma Arturo Berlanga, director ejecutivo de la ONG AnimaNaturalis International en México en entrevista con InSight Crime.

La cría local se da a través de criaderos clandestinos, o, en algunos casos, en Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre, donde los empleados tienen poca supervisión, por lo que pueden criar animales de manera ilegal, o venderlos clandestinamente en los mercados locales, según Berlanga.

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Por otro lado, los mercados locales se abastecen, principalmente, por medio cadenas de suministro de estructura horizontal conformadas por “capturadores, recolectores, transportadores, distribuidores y vendedores”, como señala Juan Carlos Cantú, director del Programa México de la ONG Defenders of Wildlife. Los animales son adquiridos “en la zona neotropical sur y sureste de México, subiendo la cuenca del Pacífico hasta Sonora y a través de la cuenca del Golfo hasta Tamaulipas”, dijo Cantú a InSight Crime.

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Los dos mercados de vida silvestre más grandes de la Ciudad de México son el Mercado de Sonora y el Mercado de Morelos, los cuales operan durante todo el año como centros de distribución regionales de animales exóticos vivos. A estos los complementan el mercado de peces, que es más pequeño y donde también se venden reptiles poco comunes, y el Mercado de San Juan, donde se venden carnes exóticas y ha sido denominado el “Wuhan de México”. Los compradores tienden a ser locales o al menos nacionales, aunque ocasionalmente también hay turistas que hacen allí sus compras.

En cuanto a los mercados internacionales, estos utilizan a la Ciudad de México como punto de tránsito, especialmente en ruta hacia Asia Oriental, aunque Estados Unidos y Europa constituyen, en menor medida, mercados para esta economía ilegal. Es en la capital del país donde los grupos criminales tienden a concentrarse, traficando especies con altos precios como pepinos de mar y vejigas de totoaba, así como partes de jaguares del sureste de México.

Sin embargo, aunque la Profepa logra rescatar animales y llevarlos a refugios seguros, existen problemas con los registros y el seguimiento, como dijo Berlanga a InSight Crime: “de los 1319 animales que [la Delegación de Profepa en el área metropolitana del Valle de México] rescató en 2019, faltan los datos de hacia dónde fueron llevados 281 de ellos, y no hay registro de dónde fueron hallados otros 157, por qué [fueron rescatados] o en dónde fueron entregados”.

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