Toluca, de luto por la tragedia del 10 de julio y en disputa por grupos del crimen

Una cruz hecha con veladoras en el piso marca el lugar exacto en el que inició el fuego. Hace una semana, el pasado 10 de julio, la Central de Abasto de Toluca fue el epicentro de una tragedia cuando alrededor de las 02:00 horas de la madrugada tres hombres entraron a una de las bodegas y rociaron gasolina sobre unos puestos donde había personas durmiendo, para después prenderles fuego.  

Las cámaras de videovigilancia de algunos locales captaron cómo las víctimas gritaban de dolor, mientras los iniciadores del fuego se iban del lugar sin remordimiento. Hubo nueve víctimas, una familia entera quedó calcinada.

En el lugar sigue la marca de tizne y ceniza luego del incendio, también el rastro de la mercancía, lechugas quemadas en el piso. Las veladoras son parte del ambiente fúnebre que se percibe en los pasillos y bodegas de la Central de Abasto mexiquense. 

A una semana del ataque no hay ningún operativo en las inmediaciones ni en los accesos, no hay presencia de la policía local, ni de la Guardia Nacional. Los pocos vigilantes que hay no prestan atención a quienes ingresan al mercado mayorista. Al interior, entre las bodegas y los negocios, vigila uno que otro policía de seguridad privada.

El ambiente es atípico para un mercado con esa magnitud, un terreno de 630 mil metros cuadrados con 2 mil bodegas. Muy poca gente acude desde la tragedia, y los que lo hacen, van directo a comprar lo que necesitan y se van, no se entretienen. 

Juana tiene un puesto de frutas y comenta a La-Lista que la venta bajó mucho desde el lunes 10 de julio, cuando sucedió el incendio. Asegura que, al menos a ella, nunca la han intentado extorsionar y tampoco la han amenazado, por eso piensa que el atentado “se trató de algo en particular”.

La mayoría de los vendedores dice que todo estaba tranquilo hasta antes del ataque y niega que se les cobrará algún tipo de extorsión. Lo que sí, reconocen, es que el ánimo de la gente decayó, todos transitan con cara de estar en un funeral.

A Rodrigo, quien vende alimento a granel para mascotas, le sorprendió lo sucedido porque la familia que falleció era conocida, tenía al menos 10 años viéndolos a diario. 

Cuando las personas hablan de lo sucedido, bajan la voz y agachan un poco la mirada. La señora Raquel vende aguas de sabor y dice sentirse insegura ante la falta de vigilancia y personal de seguridad capacitado. “Nunca vi a la Guardia Nacional por aquí, más que el día que pasó lo del incendio”, comenta.

También considera que se trató de un tema particular. “Ellos algo ya traían, porque nunca se había escuchado o visto algo así aquí en la central. Sí da miedo, porque, pues, pobres, había un niño y no tuvieron corazón para hacer eso”, expresa.

El negocio donde trabaja Javier está justo frente al lugar en el que sucedió la tragedia, sus cámaras de seguridad grabaron los hechos. No ha tenido clientes, luego de dos días sin poder abrir el local porque la fiscalía se encontraba haciendo la investigación pericial.

Javier relata que fue una noticia muy fuerte, porque conocía a las víctimas desde hace 12 años. Los recuerda como una familia trabajadora con la que nadie tenía problemas. “Es muy extraño estar trabajando hoy, con todo esto ahí, sabiendo lo que pasó, y que yo conocía a esa familia, la vibra se siente muy pesada”, dice.

La Fiscalía del Estado de México informó de la detención de nueve personas por este crimen, entre ellas Pascual “N”, Bryan Alejandro “N” y Jhoan Daniel “N”, todos ellos del Consejo de Administración de la Central de Abasto. Además de David Jehuel “N”, responsable jurídico y Mateo “N”, quien era el encargado de seguridad de la Central.

De acuerdo con la versión de la Fiscalía, los detenidos se habrían reunido en la Central de Abasto para planear la agresión, que consistió en irrumpir en el lugar, hacer disparos al aire y quemar los espacios en los que se encontraban los comerciantes minoristas, conocidos como la “Isla”, para que los desocuparan.

La Fiscalía también detalló que Arturo “N”, Edmundo “N”, Héctor “N” y José Miguel “N”, agentes de seguridad privada de la Central de Abasto, fueron instruidos para no acudir al lugar donde se desarrollaban los hechos. Según las investigaciones, además se cortó el servicio de energía eléctrica de las instalaciones de manera deliberada, inhabilitando algunas cámaras de videovigilancia de los locales y bodegas.

La tragedia en la Central de Abasto incrementó la alerta que ya se había encendido en Toluca por ser escenario de otros episodios de terror en las últimas semanas, luego de las elecciones del pasado 4 de junio en el Estado de México, donde la maestra Delfina Gómez de Morena interrumpió la hegemonía de 94 años del PRI.

El 5 de julio, un cuerpo desmembrado fue hallado colgado en Paseo Tollocan, frente a Ciudad Universitaria de la Universidad Autónoma de México (UAEMex) de Toluca. Ese mismo día, a unos 4 kilómetros del puente, en Lomas Altas, se encontró una bolsa con restos humanos. Mientras que también apareció un automóvil calcinado, con restos al interior, en la colonia de San Cayetano Morelos, al norte de Toluca.

En el Estado de México operan al menos 11 organizaciones delictivas: La Familia Michoacana, El Cártel Jalisco Nueva Generación, el Cártel de Sinaloa, el Cártel de Tláhuac, La Unión Tepito, el Cártel Nuevo Imperio, la Banda del Monterrey, Los Rojos, Guerreros Unidos, el Cártel del Sur y Los Sapos, de acuerdo con un diagnóstico delictivo realizado por las Fuerzas Armadas y obtenido por La-Lista entre los miles de archivos electrónicos hackeados por el colectivo de hacktivistas Guacamaya.

En un mapa que forma parte del análisis de inteligencia, donde se detalla qué grupos controlan qué municipios del Estado de México y cuáles se encuentran en disputa, se muestra que la Familia Michoacana predomina en Toluca, al igual que en otras localidades del centro y suroeste del estado.

El líder de La Familia en la región es identificado como Jhonny Hurtado “El Pez”, quien mantiene una pugna con el CJNG, Guerreros Unidos y Los Rojos, en la zona de Toluca y en Tejupilco, Tlatlaya, Amatepec, Sultepec, Temascaltepec, Ixtapan de la Sal y Valle de Bravo.

La disputa entre los grupos criminales es por el control del mercado de la venta de la droga, el huachicoleo, las extorsiones y los secuestros. 

Estadísticas de Incidencia Delictiva de la Secretaría de Seguridad del Estado de México muestran que el delito de extorsión aumentó en Toluca en junio pasado en un 64.5% con respecto a los meses anteriores, registrándose 51 casos. Sin embargo, prácticamente se mantuvo con respecto al mismo mes de 2022, cuando se reportaron 56 casos de extorsión, lo que representa una caída del 9% este año.

En cuanto a homicidios el semáforo delictivo de Toluca se encontraba en verde en junio con dos casos registrados, lo que definitivamente no ocurrirá en julio.

Con información de Neldy San Martín