‘Sembrar agua’, ¿una opción ante el desabasto en CDMX?

Un silbatazo. Empezar a estirar. Trotar. Otro silbatazo. Atender instrucciones del entrenador. Dar pases. Tirar a gol. Y mientras, las gotas de sudor empiezan a rodar. La respiración se corta. Silbatazo. Pase. Silbatazo. Sed y calor. Más pases. Y cuando menos lo esperas, una pausa. El sol sigue quemando, pero no hay agua. Ni para beber ni para lavarse las manos o la cara.

Así viven los entrenamientos más de cien niñas y niños que acuden cada martes y jueves a las 16:00 horas al Club Xochimilco Acalli, un espacio comunitario ubicado al sur de la Ciudad de México, donde a lo largo de 20 años han desfilado diversos grupos que practican deporte sin un sistema que les garantice agua potable.

Lo paradójico, es que el campo está prácticamente rodeado de agua. A un costado tiene la pista de canotaje “Virgilio Uribe” y al otro, un canal que algunos deben cruzar en trajinera para retornar a casa. Y aunque dicha agua sirve para regar el pasto, no es potable y es imposible usarla en otras actividades.

Muchas niñas y niños del Club Xochimilco Acalli acuden al entrenamiento sin una botella de agua para hidratarse, pero han sobrellevado esta situación  gracias a sus compañeros que les ofrecen tomar “agua de cascada”; es decir, esa que se comparten sin tocar la boquilla, esperando que caiga entre sus dientes y no afuera. 

El espacio autónomo tampoco tiene agua en los sanitarios. Y cuando los menores van al baño no hay otra opción más que lavar sus manos con agua almacenada en tambos, que por lo general tiene una pequeña capa de tierra y algunos insectos acumulados.

“Ya no saben si dejarlas así de sucias o si ensuciarlas más con el agua que está disponible (…) Además, se quejan mucho porque quieren entrar al baño y están sucios, siempre huelen feo”, narró Claudia, madre de familia. 

Ella lleva un año como integrante del Xochimilco Acalli y admite que su hijo y los menores expresan molestia por la falta de agua. En tanto que el entrenador, quien ha brindado sus servicios de forma gratuita desde hace dos décadas, también confirma que esta situación es de toda la vida.

Pero muy pronto, las y los niños tendrán agua para beber y para usar en baño y lavabos gracias a una solución que cayó del cielo: un sistema de captación pluvial.

En el día uno, ‘la solución cae del cielo‘

La organización civil Isla Urbana ofreció al club comunitario Acalli instalar para beneficio de las niñas y los niños un sistema de captación pluvial gratuito, como parte del programa de apoyo social en zonas sin acceso al agua potable.

Nabani Vera, director de comunicación y encargado de dicho proyecto, es quien afirma que la solución está en el cielo y comenta que la asociación aprovecha la inclinación natural del techo en casi cualquier construcción para instalar su sistema.

En el campo de futbol Acalli, la “cosecha de lluvia” iniciará en una bodega ubicada detrás de una de las porterías, ahí los trabajadores construyeron ya una canaleta por la que escurrirá la lluvia  hasta unos contenedores en donde será limpiada en un 75%. 

El camino de agua pasará entonces a un filtro de hojas y el siguiente paso será clorarla para que resida en un tanque de diez mil litros instalado sobre una plancha de cemento. “El punto es que se mantenga muy, muy limpiecita para que no entre luz solar, ni bichitos y pueda quedar almacenada”, refirió Vera. 

El líquido será bombeado hacia los tinacos de modo que, finalmente, las y los niños puedan utilizar lavarse las manos o ir al baño sin acarrear cubetas. 

Pero el beneficio no termina ahí, porque Isla Urbana instalará un “néctar de nube”; es decir, una especie de bebedero con agua potable para consumo humano. “Le vamos a brindar al Club Xochimilco Acalli la posibilidad de autoabastecerse de agua durante toda la temporada”, celebró Vera. 

El integrante de Isla Urbana refirió que este tipo de sistemas son de utilidad, no sólo en el campo de futbol Acalli, sino que pueden beneficiar a familias y colonias a gran escala en la metrópoli. 

“Si lo vemos a nivel vivienda estos sistemas impactan muy rápidamente, hay familias que nunca han tenido conexión de agua potable, que nunca les ha llegado agua más que a través de pipas y cuando les colocamos el sistema de captación de agua de lluvia pasan de la noche a la mañana a tener mil 500 litros que de otra manera habrían sido muy complicados de obtener”, aseveró. 

Para aminorar la escasez de agua en el Valle de México, Vera propone pensar en el “día uno” en lugar del “día cero” -que se refiere a cuando el Sistema Cutzamala deje de tener agua- e invita a que autoridades y ciudadanía tomen acciones conjuntas que detengan la crisis en la que estamos inmersos. 

“Nos referimos a el día uno en el que vamos a echar a andar esas ideas de cuidado del agua, el día uno en el que ahora sí empezamos a cambiar nuestros hábitos para cuidar más el agua, el día uno para involucrarnos y respetar el ciclo del agua… Nos gusta pensar en el día uno en el que las cosas las podemos empezar a hacer en beneficio de la sostenibilidad”, finalizó.

Opción, pero con desventajas

Al ver el sistema de captación pluvial del Club de Futbol Acalli, a Claudia -mamá de uno de los miembros- le interesó aún más instalar uno en su casa para atender el desabasto.

Sabe del programa “Cosecha de lluvia”, implementado por el Gobierno de la CDMX en nueve alcaldías: Azcapotzalco, Coyoacán, Gustavo A. Madero, Iztapalapa, Magdalena Contreras, Milpa Alta, Tláhuac, Tlalpan y Xochimilco; sin embargo, no ha tenido tiempo de leer con detenimiento las convocatorias y cuando se percata ya es demasiado tarde. 

“Andamos de aquí para allá. Es un poco difícil, pero esperamos que podamos ingresar al programa porque sí significa un ahorro”, mencionó al mirar entrenar a su hijo.

De acuerdo con la Secretaría del Medio Ambiente, en la “Cosecha de lluvia”,  desde 2019, las autoridades capitalinas han invertido mil 149.7 millones de pesos para construir 59 mil 929 sistemas y las personas beneficiadas han sido de “hogares con mayores carencias de agua y marginación”.

El programa ha sido celebrado incluso a nivel global y llevó al Gobierno de la CDMX a ganar un reconocimiento de la Agencia Internacional de Medio Ambiente para Gobiernos Locales (ICLEI), por su gestión del agua en 2022. 

Tener un sistema similar en casa puede requerir una inversión de 20 mil pesos, pero el costo puede ser menor con base en los materiales utilizados o el uso final. Por ejemplo, en Xochimilco también se utilizan las cisternas zamoranas para recolectar el agua y regar los cultivos. Este tipo de cisterna simula un pozo a nivel del suelo y  se construye con láminas que se colocan en forma circular. 

Nabani Vera sabe que existen otros sistemas menos complejos, como el más “tradicional”, y que todos conocemos, que consiste en utilizar una cubeta para guardar agua pluvial, pero celebra que haya más opciones para las familias.

No obstante, la “Cosecha de lluvia” tiene una gran desventaja: que depende de las precipitaciones, por lo que en temporada de sequía no es alternativa para el ahorro o el consumo sostenible. 

El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), detectó que México recibe al año, en promedio, alrededor de 1.5 millones de hectómetros cúbicos (equivalentes a un millón de metros cúbicos de agua) en forma de lluvia”, pero a ese dato hay que sumar el hecho de que la mayoría del líquido cae entre junio y septiembre.

Y precisamente, la Ciudad y el Estado de México fueron de las entidades menos favorecidas por las precipitaciones entre los años 2000 y 2021. Dato a considerar en caso de que se desee implementar el sistema de captación en hogares o centro recreativos.

Pero, ¿a quién le pertenece el agua?

El sector agrícola y ganadero encabeza la lista de los máximos consumidores de agua. En 2020 tuvo el 76% del total de agua concesionada, según documentó el IMCO en su informe “La situación del agua en México”. Y en contraste, el abastecimiento público sólo uso el 15% del total, en casas e industrias conectadas a la red.

El informe de la organización precisa que las empresas que toman agua directamente de ríos, arroyos o acuíferos representan el 5% y las centrales termoeléctricas el 4%. 

Para Carlos Vargas, integrante de Agua para Todos, el líquido le pertenece a las grandes trasnacionales, empresas inmobiliarias o centros comerciales y en ese sentido aunque la captación de agua de lluvia es un avance para la mitigación de la crisis de agua, no es un esfuerzo suficiente. 

“Debería ser una obligación implementar el sistema en edificios públicos, en mercados, en escuelas y en otros sitios de consumo abundante… que la lluvia en escurrimiento se separe y destine al tratamiento para los diferentes fines, pero son muy tímidos los esfuerzos, todo mundo habla de la captura de agua de lluvia pero no hay acciones concretas al respecto”. 

Para Nabani Vera la escasez de agua en el Valle de México es uno de los múltiples llamados urgentes para apresurar las ecotecnologías, que pueden implementarse a la par de sistemas tradicionales, es decir, tener “Cosecha de lluvia” sin estar desconectados de la red de agua. 

Y apremia a no aislar esta medida sino a sumarla a muchas otras para marcar la diferencia, tal y como se está haciendo en el Club Xochimilco Acalli.

“La situación que vivimos actualmente, una crisis de abasto de agua, que tenemos en muchas regiones del país y del mundo nos está orillando a acelerar el proceso de movilizar ecotecnologías para aprovechar, reutilizar y reducir el consumo de agua. Creemos que la cosecha de lluvia es una alternativa que está muy al alcance, y hay que usarla correctamente para poder utilizar el agua, pero también hay muchas otras medidas, y hay que considerarlas, hablamos de reutilizar el agua que sale de los ciclos de lavado o incluso del uso de baños secos dentro de las ciudades”.