Fuimos al AIFA y encontramos una ciudad fantasma; moderna, pero con un pequeño problema
El Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) tiene pasillos relucientes, baños temáticos y un hermoso diseño arquitectónico, pero no tiene gente. Así llega a su tercer aniversario.

El AIFA luce como una ciudad fantasma, porque aunque sí tiene usuarios, está subutlizado. Conoce las razones que ocasionan este fenómeno.
/Foto: Francisco Castillo/La-Lista
El Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) es un lugar de pasillos relucientes, hermosos baños temáticos, aclimatado y modernas instalaciones. Tiene banquitas en cada pasillo, tiene una terraza para quienes quieren ver los aviones despegar, restaurantes y hasta un Starbucks; lo único que le hace falta es gente.
Este aeropuerto fue construido en Santa Lucía luego de que se decidiera cancelar el NAIM, de Texcoco. Nació en medio de la polémica y con ese mismo estigma llega a su tercer aniversario.
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Cuando se inauguró se dijo que era “un chiste”, que no tenía ni pies ni cabeza, y que había surgido como un capricho del sexenio de López Obrador. En los hechos funciona: tiene trabajadores y viajeros, pero el promedio de sus usuarios al año sigue muy, muy por debajo de lo esperado, 17 millones abajo para ser exactos.
Pero, ¿por qué luce como una ciudad fantasma?, ¿quiénes se convencieron de viajar desde su terminal? y ¿por qué no ha logrado convocar a más personas? Las razones son varias, pero en nuestro recorrido descubrimos algunas respuestas.
La distancia al AIFA
Si tú preguntas dónde queda el AIFA, mucha gente de la capital del país no te va a saber decir con exactitud. Tecámac es una de las respuestas, Pachuca es otra, pero la más frecuente se reduce a “Estado de México”.
Sin tránsito y en carro particular, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles queda a 1 hora 1 minuto del centro de histórico de Hidalgo, y a 53 minutos del centro histórico de la Ciudad de México. Casi que en un punto intermedio entre ambas ubicaciones, pero para los capitalinos “está muy lejos” y para los hidalguenses muy cerca.
Desde CDMX, por las vías de cuota, el trayecto se reduce a 40 minutos, pero en transporte público se dispara a tres horas o más, dependiendo del punto de partida.
Y sin embargo, a algunos usuarios del AIFA no parece molestarles la distancia. Han recurrido al transporte privado y a usar su propio coche o tomar un autobús sin escalas.
Para Arturo Sánchez, quien vive en Coyoacán, “es fácil llegar al AIFA por el circuito mexiquense”. Según dice, se puede ir tranquilo y en 40 minutos estar ahí. Además, reconce que “la mayoría de los aeropuertos en otra ciudades están lejos” y destaca que en CDMX “estábamos muy acostumbrados a la distancia excepcional al Benito Juárez”.
Para él, y para muchos usuarios, el problema es volver a casa. “Si no vienes en un coche, es caro regresar del AIFA”. El servicio de taxis que allí opera quería cobrarle mil 500 pesos por el traslado a su hogar y eso le parecía inconcebible.
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Además, el transporte público aún no es una opción segura para llegar a tiempo, especialmente si la ruta supera las 2 horas y media de camino.
El Tren Interurbano Buenavista-AIFA busca conectar la CDMX con el nuevo aeropuerto de una manera más directa, pero aún no entra en operación. Mientras tanto, a esperar, porque el taxi no viene incluido en el boleto de viaje.
La riqueza del AIFA
El AIFA ya no es lo que fue en su inauguración, una terminal sin locales de comida y a medio terminar; hoy, luce en su máximo esplendor, aunque los mostradores de las aerolíneas sigan vacíos.
En la planta baja, entre el comercio, luce un minibar, un restaurante de comida mexicana y varios cafés, así como un pequeño negocio de crepas que lleva el nombre de “kreperra”, pero también hay varios bancos y hasta una sucursal del Infonavit.
El lugar es apacible y definitivamente no parece un aeropuerto, porque no hay nadie que vaya aprisa, no está lleno y todo marcha en relativa calma. Precisamente, ese estado de comfort es uno de los principales atractivos del AIFA.
Desafortunadamente, aquí el problema es que no hay suficientes vuelos y horarios. Por ejemplo, aquí tengo que esperar 5 horas para tomar mi vuelo. Pero me gustan las instalaciones: está muy limpio, amplio, cómodo y mi vuelo anterior salió a la hora indicada”.
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Leticia Pineda vive en Guadalajara y viajó a Morelos para visitar a su familia. En su ruta, eligió llegar al AIFA y trasladarse vía terrestre a su destino final. Aunque la mujer de 58 años no es morenista ni comparte la visión de la ahora Presidenta Claudia Sheinbaum, se declara complacida con el AIFA y fanática del precio de los boletos.
“El precio sí cambia mucho. Es demasiado distinto y sale mucho más barato aquí. Un vuelo que sale del Benito Juárez cuesta como 8 mil pesos y aquí te sale en 4 mil pesos”, evalúa Arturo, quien como Leticia dudó mucho en viajar desde el AIFA, porque le dijeron que no tenía buenas instalaciones.
La imagen de que el aeropuerto no tiene buenas instalaciones o está inacabado ya desapareció, y entre sus positivos destaca su tranquilidad y la agilidad con la que se aborda el vuelo.
La peor cara del AIFA
No obstante, la peor cara del aeropuerto son la pobre oferta de vuelos, entre los que destaca Caracas, Venezuela, y el estigma que arrastra desde su nacimiento.
Leticia Pineda es ejemplo de lo primero. Aunque compró su boleto libre de prejuicios y confía en que la experiencia de vuelo es igual o mejor a la del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, debe esperar 5 horas en el AIFA para poder abordar.
Mientras que Fernanda Márquez, usuaria del aeropuerto, admite que el AIFA sería su lugar preferido para viajar si tuviera la opción de llegar a más destinos.
La joven de 27 años vive en Satélite. Para ella el viaje al AIFA no es nada del otro mundo, pero lo que sí la sorprende es que hay personas que ni siquiera se han tomado la molestia de explorar sus opciones, porque no creen en el proyecto político que impulsó este aeropuerto.
“Yo conozco muchas personas que no vuelan por el AIFA, porque ni lo conocen. Hay prejuicios, de que por temas políticos no apoyan este aeropuerto, entonces prefieren volar desde desde el de la Ciudad de México, sin evaluar la mejor ruta”.
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Los usuarios no tienen pruebas de que cancelar el NAIM haya sido una buena opción, pero destacan que al menos el AIFA estuvo listo en un sexenio y hoy en día luce reluciente para despegar el vuelo.
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