Las contradicciones en el juicio de García Luna Las contradicciones en el juicio de García Luna

El juicio en contra de Genaro Garcia Luna en la Corte del Distrito Este en Brooklyn, Nueva York, está por llegar a una semana decisiva y, hasta ahora, ha habido testimonios que han coincidido en ciertas versiones y otros que han sido desmantelados por la misma defensa.

Estas son algunas contradicciones entre las propias declaraciones de los testigos en el juicio del funcionario más alto nivel procesado en Estados Unidos.

‘El Genarito’

El expolicía federal Francisco Cañedo Zavaleta dijo en el juicio que en octubre de 2008 llegó a ver al entonces secretario de Seguridad Publica, Genaro Garcia Luna, junto con Arturo Beltrán Leyva y Édgar Valdez Villarreal, alias “La Barbie”, en el acotamiento de la carretera libre Cuernavaca-Tepoztlán.

En el juicio, Cañedo Zavaleta, dijo que vio la escena un día que estaba franco, es decir, de descanso, y que eligió ir al estado Morelos. Después de ver a su jefe con los narcotraficantes, decidió estacionarse un poco más adelante y minutos después dijo que vio a varias camionetas Suburban desviarse en la Av. Naranjos, la cual conduce al fraccionamiento Limoneros.

Según su testimonio, en la camioneta de adelante iba Arturo Beltrán Leyva en el asiento del copiloto y “La Barbie” en el asiento de atrás. Mientras que en la segunda Suburban, alcanzó a detectar a García Luna como conductor.

Cañedo Zavaleta, conocido entre sus colegas como “El Genarito”, aseguró que regresó a la Ciudad de México, lo comentó con un compañero de trabajo y presentó una denuncia ante el Congreso de la Unión a través de la entonces diputada Layda Sansores.

La legisladora, a su vez, les recomendó que lo denunciaran ante la revista Proceso.

En el contra interrogatorio, realizado por la defensa de García Luna, “El Genarito” reconoció que dio otra versión ante el Congreso distinta a la que expuso en el juicio. Tampoco pudo negar que en la versión difundía en 2008 en Proceso hacía referencia a un secuestro en contra de García Luna por parte de Beltrán Leyva y no de un simple encuentro como lo describió ante el jurado.

El abogado de la defensa Florian Miedel le mostró a Cañedo y a los miembros del Jurado la carta que envió al Congreso, donde también hablaba de su rechazo a los cambios que se estaban dando en ese entonces en la Policía Federal. Lo exhibió como un expolicía judicial federal removido de su cargo y reinstalado años después gracias a un amparo. Por ello, su nueva posición era la de registrar las entradas y salidas de la sede de la Secretaría de Seguridad Pública y cuidar el estacionamiento.

Miedel le dijo que si realmente vio que García Luna estaba siendo secuestrado, como denunció al Congreso, nunca pidió refuerzos ni apoyo para ayudar a su jefe, cómo habría sido su deber como policía federal.

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Florian Miedel, quien forma parte de la defensa de García Luna.

‘El Lobo’ Valencia

Otro de los testimonios que comenzaron con señalamientos directos quedó desarmado al final. Óscar Nava Valencia, conocido como “El Lobo”, declaró inicialmente que había pagado más de 10 millones de dólares en sobornos. García Luna.

Al momento de dar detalles, reconoció que nunca le dio directamente ese dinero. El primer monto se lo había dado a Beltrán Leyva, cómo parte de una “polla”, una cooperación entre varios integrantes del crimen organizado para garantizar la protección de la Policía Federal.

El segundo pago también fue a través de Beltrán Leyva, quien fue abatido en un operativo de la Marina en Morelos y que sería la única persona que lo podría desmentir. Ese pago fue de 5 millones de dólares para saber quién había alertado a las autoridades sobre un cargamento de más de 20 toneladas de cocaína. Y el tercer pago fue en un encuentro en la oficina de un lavado de autos en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, donde supuestamente le pagó 2.5 millones de dólares. Pero “El Lobo” Valencia no supo responder cómo empaquetaron ese dinero para dárselo porque se lo entregó su compadre “Pilo” en la planta baja y él no presenció eso.

Cuestionado por la defensa “El Lobo” Valencia reconoció que apenas en diciembre de 2022 le dijo a los fiscales que había mentido antes y que nunca había visto a García Luna.

Israel Ávila y la nómina

Otro de los testigos que fue cuestionado sobre su versión ante la Corte fue Israel Ávila, quien dijo haber sido contador de los hermanos Pineda en el estado de Morelos y donde dijo que vio una libreta de pagos con montos de un millón de dólares y hasta cinco millones de dólares a nombre de “El Metralleta” o “El Tartamudo”.

La defensa lo hizo confesar que nunca escribió ni vio el nombre de Genaro García Luna en la nómina de pagos de los hermanos Pineda, quienes trabajaban para los Beltrán Leyva.

¿En que coinciden varios testimonios?

Varios de los testigos sí coinciden sobre algunos hechos que no han sido confirmados por todas las personas involucradas.

El principal es quizás el secuestro de Genaro Garcia Luna en 2008 por parte de Arturo Beltrán Leyva, quien estaba muy enojado por la captura de su hermano Alfredo.

Sergio Villarreal Barragán, alias ”El Grande”, fue el primero en decirlo, el expolicia federal Cañedo Zavaleta lo informó al Congreso en 2008.

Harold Mauricio Poveda Ortega, alias “El Conejo”, también lo señaló cuando vio a Beltrán Leyva muy enojado y le dijo que había mandado secuestrar y que quería cortarle la cabeza y mandárselas para mostrarles quién era el que mandaba.

Los testigos también hablaron sobre el aseguramiento de un cargamento de cocaina que fue asegurado en el puerto de Manzanillo, Colima. Solo que “El Grande” dijo que logró recuperarse al sustituir la droga por tabiques de harina con azúcar.

Sin embargo, “El Lobo” Valencia dijo que nunca la recuperaron.

Este lunes, 23 de febrero, los fiscales presentarán a un testigo sígnicativo y piensan dar por concluidas la parte de presentación de pruebas. Es probable que García Luna declare este martes 14.

El exfuncionario del gobierno de Felipe Calderón enfrenta cinco cargos por recibir sobornos por parte del Cártel de Sinaloa, por los que podría ser condenado, en caso de ser hallado culpable, a una pena de 20 años de prisión hasta cadena perpetua

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