Del Birkin al Kelly, La-Lista de accesorios de moda que están inspirados en mujeres
Las prendas y complementos más vinculados a la mujer han dejado en los últimos tiempos nombres propios que pocas veces hacen pensar en su procedencia.

El Hermes Birkin original de Jane Birkin se exhibe en la casa de subastas Sotheby’s en Nueva York, EE. UU., el 6 de junio de 2025.
/Foto: EFE
El primer ejemplar del bolso Birkin fue subastado recientemente por casi 8,6 millones de euros por la casa Sotheby’s de París, y adquirido por un comprador, cuya identidad no fue divulgada, que pujó desde Japón a través del teléfono.
Según Sotheby’s, se trataba del segundo objeto de moda más caro jamás vendido en una subasta, después de las zapatillas de rubí que calzó Judy Garland en ‘El Mago de Oz’ (1939), adjudicado por 32,5 millones de dólares.
Todo ocurrió en 1981, cuando un encuentro casual en un vuelo entre el entonces director ejecutivo de Hermès, Jean-Louis Dumas, con Jane Birkin, alumbró años después, en 1985, uno de los bolsos más codiciados del mundo: el Birkin.
Y es que la actriz no veía la forma de acoplar todos sus enseres esenciales en ningún bolso que fuera elegante, sobre todo siendo madre, y eso hizo pensar al director ejecutivo de la marca de lujo que tenía que diseñar uno a la medida de ella. Y lo hizo y con mucho éxito, pero nunca pensó en que con el paso de los años ese bolso se convertiría en uno de los complementos fetiche de la moda mundial.
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‘Kelly’, el bolso de Grace de Mónaco para disimular su embarazo
Grace Kelly, princesa de Mónaco, antes actriz y muy joven toda una estrella de Hollywood, fue una de las primeras mujeres que se convirtió en musa de un bolso de la firma Hermès, el mítico ‘Kelly’.
Fue en 1956 cuando la princesa fue fotografiada con ese bolso, que dado su buen tamaño, utilizó para disimular los primeros indicios de su primer embarazo. Tras esa aparición, se le bautizó como Kelly en honor a la que ha sido una de las princesas más queridas, fallecida en un accidente de coche.
La rebeca de Joan Fontaine que relegó a la cárdigan
Rebeca se llamaba el misterioso y fantasmagórico personaje (ya que no aparece nunca en escena) que sobrevuela y da nombre a la película, Rebecca, la primera esposa, ya fallecida, del acaudalado Maxim de Winter (Lawrence Olivier). Fue el primer filme estadounidense que rodó Alfred Hitchcock en 1940, que arranca con una de las frases más célebres del cine: “Anoche soñé que volvía a Manderley”.
La tímida y sosa forma de vestir de la verdadera y vulnerable protagonista, Joan Fontaine, recién casada con el viudo y siniestro Maxim, dio el nombre de “rebeca” a lo que hasta entonces se llamaba cárdigan, una prenda sin cuello, de manga larga y botones, muy presente en el vestuario de la actriz en la cinta, y que en esa época se popularizó tanto en España que adoptó el mismo nombre del título de la película. Distintas marcas siguen recurriendo esta simple e imprescindible prenda, una de las más utilizadas por las mujeres en el mundo.
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Zapatos y guantes “Gilda”, glamour y erotismo de una diva
Tacón alto, con una tira de cuero negro abrochaba en el tobillo, fue el modelo de zapato con punta fina que puso de moda la actriz estadounidense de ascendencia española, Rita Hayworth, en “Gilda”, la legendaria película que Charles Vidor rodó en 1946 y que catapultó a la fama a su protagonista.
Símbolo del glamour y la elegancia en los años posteriores al estreno de la película, a día de hoy y casi 70 años después, podemos ver tanto en las pasarelas más relevantes del mundo como en los más glamurosos certámenes de cine internacional a renombradas actrices luciendo el zapato “Gilda”, que ha ido evolucionando con el paso de las nuevas vanguardias para continuar estando de actualidad.
Igualmente impactaron en la moda los famosos guantes largos negros de raso estilo Gilda, en los que se han inspirado los más afamados diseñadores mundiales, y que de forma insuperable la actriz comenzaba a lanzar al público en una legendaria escena de la película, durante un sugerente e hipnotizador baile, hasta quedarse prácticamente desnuda, mientras cantaba la inolvidable “Put the Blame on Mame”. Y todo ante la mirada atónita de un enojado y celoso Glenn Ford.
“Pamela o la virtud recompensada” de la novela de Samuel Richardson
La existencia del término ‘Pamela’ como nombre femenino tiene un origen literario, al popularizarla el escritor inglés Samuel Richardson, en 1740, con la publicación de “Pamela o la virtud recompensada”, una novela que narra la historia de Pamela Andrews, una bellísima criada de 15 años muy virtuosa y firme defensora de su honra, ante el acoso continuo de su patrón que pretende conseguirla a cualquier precio hasta el punto de acabar casándose con ella.
Se trata nada más y nada menos que de una de las primeras demostraciones que ha quedado por escrito del acoso sexual. En el libro de Richardson, y una vez casada, la joven Pamela acompañaba su atuendo en sus paseos con un gran sombrero de paja de ala ancha, que no pasó desapercibido, revolucionando el estilo de las distinguidas damas de la época, que pronto comenzaron a emular este tipo de complemento en sus cabezas y acabó por acuñarse el término pamela para lo que hoy conocemos como sombrero de ala ancha. En España, tuvo su máxima expresión en los años 70 y 80 a través de los personajes que lo llevaron a la fama en las series de televisión.
Los “merceditas” que inspiró la reina Mercedes
Los zapatos conocidos en España como “merceditas”, normalmente de charol y coronados con un lazo, tienen su origen en la reina María de las Mercedes de Borbón, a la que su esposo, el rey Alfonso XII llamaba cariñosamente Merceditas, y con quien se casó en 1878.
La reina, muy querida, que murió de fiebre tifoidea prematuramente apenas cumplidos los 18 años, y tan solo cinco meses después de haber contraído matrimonio, había recibido tales zapatos como regalo de bodas del monarca, tras lo que empezaron a popularizarse.
En el resto del mundo este calzado cerrado de punta redondeada y de tacón con una tira lateral sobre el empeine se creó como zapato de baile en el siglo XIX. En ese contexto, el dandy George Brummel, conocido por ser el hombre más distinguido de Inglaterra, puso de moda estos cómodos zapatos, que se solían llevar en la corte británica del rey Jorge IV durante los bailes y banquetes que organizaba. De ahí que en algunos lugares se les nombren popularmente como bailarinas

La botas de la duquesa Katiuska en la Rusia imperial
Todo comenzó en la Rusia imperial del siglo XIX, cuando la Duquesa Ekaterina Mijáilovna de Rusia, llamada por su entorno Katiuska, comenzó a ponerse unas botas para protegerse de las adversas condiciones climáticas, dado que una de sus pasiones era pasear en plena naturaleza.
En España comenzaron a popularizarse en 1931 con el estreno en el Teatro Victoria de Barcelona de la zarzuela “Katiuska, la mujer rusa”, de Pablo Solozábal, cuya protagonista vestía unas botas de este tipo, sin cordones y fabricadas en caucho.
Tales botas resurgieron en 2005 gracias a la modelo Kate Moss, quien apareció con un diseño de la firma Hunter en el festival de Glastonbury, en Inglaterra.