Sin señas particulares

— Este primer papel dice que usted reconoce una maleta y que pertenece a su hijo. Este otro, que usted acepta que su hijo sea declarado muerto…

— Pero… yo no sé si mi hijo está muerto…

Es el diálogo de una ficción, al menos en la de Sin señas particulares, dirigida por Fernanda Valadez y que estrena esta semana en cines. Al menos ahí, en ficción, decimos, porque lo cierto es que aquel diálogo ha sido la realidad de miles de familias en nuestro país desde hace décadas. En las últimas seis, más de 90 mil desaparecidos se anotan en la historia de México. Cada una registrada como factura por cobrar, porque con todo y omisiones, nadie que haya fungido como autoridad durante estos años pudo exentarse de esa responsabilidad, la de la búsqueda, la de dar respuestas, y al menos se llevó el peso sobre la espalda por el pendiente no resuelto. Y si el peso no funciona, para eso está la historia, los movimientos y documentos que nos hacen no olvidarlo.

No necesitamos ser víctimas directas para dar un lugar en la agenda a circunstancias profundamente dolorosas desde varios frentes. Y para eso es que también existe el arte y todas sus manifestaciones. Abrimos los diarios, vemos noticiarios o hasta las redes, leemos de violencia: asesinatos, secuestros y desapariciones. Nos quedamos quietos por unos segundos, pero a menos que las víctimas compartan apellido o un lazo de cualquier tipo, basta con cambiar la página para seguir con el día y olvidar que esos agujeros se hacen más grandes y más profundos en el pecho de los que, en este caso, buscan a un ser querido. 

No saber dónde están, qué hacen, qué comen o si aún respiran. Qué valientes quienes se levantan todos los días en busca de esas respuestas negadas por los tendrían que ser los primeros interesados en contestar.

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Sin señas particulares va de eso: de mostrarnos más allá de lo que ya dice una nota informativa, pero que se queda corta por el espacio en la plana o los pocos minutos por televisión. Es sobre lo que ocurre alrededor de una desaparición: ¿qué obliga a dejar el hogar, la familia, para perseguir ese sueño que entendemos como un mejor porvenir? ¿cuáles son las condiciones reales de violencia que viven muchas regiones del país? ¿cuáles los trazos memorizados de autoridades que han logrado salir impunes ante sus irresponsabilidades? ¿cuáles los caminos, los consuelos que le quedan a una familia que se desmorona, que se rompe, que lucha por no debilitarse ante la falta de una de sus piezas? ¿Qué respuesta es suficiente para contener la sensación de incertidumbre?

Sin señas particulares debe verse como uno de esos documentos que nos acerca a realidades que creemos lejanas, que nos recuerdan lo que ocurre fuera del espectro cotidiano. Noventa mil desaparecidos en más de 60 años no son pocos, pero la falta de atención y el enojo de quienes se quedan atrapados en el tráfico durante una protesta, les dice a algunos que sí. Podemos cambiar eso y, en principio, al menos acompañar, comprender, para entonces sumarnos a la exigencia.

Alan Ulises Niniz es jefe de información en Imagen Noticias con Yuriria Sierra en Imagen Televisión. Ha colaborado en Nexos, Proyecto 40 y Dónde Ir. 

IG y TW: @alanulisesniniz