Lo que el pasado quiso que fuéramos

El pasado 18 de noviembre se estrenó Falso Profeta en Netflix, mi tercer especial de comedia stand up. Un show que tenía planeado grabarse el año pasado y que por obvias razones no pudo ser así. Finalmente este 2021 logramos grabarlo en una locación por demás ad hoc para el mood del especial: en la capilla del Foro Cultural Helénico. Es un especial distinto a los dos anteriores y marca, para mí, el inicio de lo que quiero que se convierta mi carrera en el futuro.

Ya tengo 31 años, soy padre de dos hijos y constantemente me encuentro ante el desafío de criarlos para que sean buenas personas. Del afán de hacerlo bien y de la batalla mental constante que tengo conmigo mismo es que nace esta comedia. No puedo ignorar el mundo a mi alrededor ni los cambios que en él se avecinan, no puedo ser indiferente ante los cambios en la estructura del poder cultural y político.

El mundo era uno y a ese viejo mundo pertenece la comedia que hice en mis inicios. Hubo errores, lo sé y reconozco mis faltas como artista amateur que pretendía encontrar su voz. No quiero que con esto se entienda que al fin he logrado descubrir para dónde voy, hoy pienso de un modo y mañana podría ser otra cosa, la única constante en mi vida ha sido mi intento de dar un pronóstico sobre la situación mundial actual, la que me ha tocado vivir.

Es debido a ello que el nombre encaja perfecto: Falso profeta, siempre intentando descubrir y señalar el espíritu de los tiempos en los que me ha tocado crecer, y fallando en el intento. 

Este nuevo especial es una forma de entender mi transición hacia el tipo de comediante que quiero ser, que quiero entender: verbalizar los pensamientos, juicios y prejuicios de un hombre en constante transición que busca comprender a quienes a su alrededor luchan por exactamente lo mismo, el derecho a ser y a entender públicamente, es a través del entendimiento mutuo y del ejercicio personal por describirse a sí mismo que los hombres lograrán finalmente saber quiénes son o, como apunto bien en el especial, al menos tener una idea cercana a quiénes son.

En mi caso si algo sé es que ni dios ni la vergüenza de la conquista son señales particulares para definirme en mi futuro, ni el propio ni el de mis hijos, y al plasmarlo es indirectamente mi deseo para con todos: que todos sean hoy plenamente y con orgullo sin la vergüenza de lo que el pasado quiso que fuéramos.