Con los trillones que te hacen humano vas a comenzar a practicar mi meditación de las células y, al mismo tiempo, vas a visualizar a cada una de ellas como si fueran bebés.
Foto: Pixabay
Ya sean físicas, emocionales, mentales o espirituales, cualquier cosa que interrumpa la salud o el balance nos convierte en seres extremadamente frágiles, sujetos de un caos interior que se expande a todo y todos de manera implacable.
Nos han enseñado que tenemos predisposiciones genéticas heredadas que nos hacen vulnerables indefectiblemente a las lides del ADN y que, en cualquier momento, nos puede aparecer la enfermedad que tenía la abuelita, el padre, la madre o la tía.
Desde la ciencia se ha comprobado que es posible revertir cualquier condena de pronósticos y diagnósticos por medio de transformaciones interiores, prácticas espirituales, activación del mindfulness, respiración consciente, descanso total, nutrición integral (no solo de comidas sino de todo lo que vemos, sentimos, consumimos y pensamos).
En su libro La biología de la creencia, el Dr. Bruce Lipton se dedicó a confirmar cómo los efectos bioquímicos del funcionamiento del cerebro muestran que todas las células de nuestro cuerpo se ven afectadas por nuestros pensamientos.
La explicación es irrefutable: cada pensamiento que tenemos impacta a nivel celular con el poder de revertir, sanar y transformar cualquier desbalance o enfermedad o, por el contrario, dejarnos atados a estos laberintos sin salida de las enfermedades de nuestros ancestros.
¿Qué eliges? ¿Qué prefieres? En tus manos está la respuesta y la gran libertad de ir hacia un lado o al otro.
Puedes animarte y ser disruptivo, innovador, dar el salto cuántico que no requiere grandes escenarios sino simplemente la decisión y el valor de cambiar totalmente la narrativa con la que te tratas.
Para comenzar a salir del drama heredado hay que tomar las riendas, ponerse al mando y accionar.
Solo tú puedes hacerlo.
Solo tú puedes elegir lo que piensas.
Solo tú puedes preguntarte ante cada idea: ¿para qué me sirve esto que estoy maquinando?
Solo tú puedes comenzar a relacionarte de una manera nueva con tus células.
Con los trillones que te hacen humano vas a comenzar a practicar mi meditación de las células (al final está el video) y, al mismo tiempo, vas a visualizar a cada una de ellas como si fueran bebés.
Hermosos y rozagantes bebés llenos de alegría, vitalidad, inocencia, ternura.
Tus células son esos recién nacidos que derriten el corazón.
Con este tratamiento delicado y especial de visualizarlas nuevas en el universo, te das los golpecitos en el timo y repites el mantra: cada célula de mi cuerpo está feliz, sana, oxigenada, radiante.
Así te alineas con lo mejor de la ciencia que evidencia ininterrumpidamente que en tus manos está la liberación, el camino y la tecnología para que en esta dimensión terrestre hagas vibrar tu interior con una dimensión celestial.
Registra y observa qué sucede antes y después de meditar con las células y visualizarlas como un bebé.
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