El show del entretenimiento

La culpa siempre se la lleva “el sistema”. Se cae, tiene una operación intermitente, fue hackeado, y de ahí surgen una infinidad de situaciones aparentemente fuera de la responsabilidad de las empresas de productos o servicios. Corporación Interamericana de Entretenimiento o Grupo CIE no es la excepción.

Empresa fundada en 1990, que de acuerdo con su descripción en la página de la Bolsa Mexicana de Valores, “ha contribuido a hacer de México un destino de clase mundial en materia de entretenimiento”.  Su asociación estratégica con Live Nation en OCESA, la comercialización de boletos vía Ticketmaster y Eticket, entre la promoción de eventos tipo Broadway, y representación de talento artístico, la colocan como la empresa dominante del 65% del mercado de espectáculos en vivo, su operación y venta de boletos.

Desde el 2015 Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE) abrió una investigación de varias plataformas de entretenimiento, con especial énfasis en Grupo CIE, por indicios de realización de prácticas monopólicas que incluyen la preventa exclusiva condicionada a la tarjeta, hoy Citibanamex, aumento de precios durante la venta del espectáculo, comisiones de servicios que van de un 20 a un 25% y cargos no reembolsables por cancelación. La investigación no concluyó con un dictamen final y la empresa nunca fijo una postura al respecto. 

Finalmente en septiembre de 2021, COFECE impulso una multa de  1  millón 30 mil 251 pesos a las subsidiarias de Grupo CIE: Corporación Interamericana de Entretenimiento (CIE), OCESA Entretenimiento (OCESA), Venta de Boletos por Computadora (VBC), ETK Boletos (ETK), Operadora de Centros de Espectáculos (Operadora) e Inmobiliaria de Centros de Espectáculos (ICESA), por incumplir algunos de los compromisos que asumieron ante la comisión para restaurar la competencia y libre concurrencia en el mercado de servicio de boletaje, cuando se investigaban posibles prácticas monopólicas relativas. En perspectiva del valor de la multa, Grupo CIE según sus reportes, en el 3T-2022 facturó $338 millones de pesos.  O sea quitarle un pelo a un gato, dirían.

Por su parte, en 2017, ante las numerosas quejas de consumidores sobre el funcionamiento del sistema de venta virtual de boletos de Ticketmaster, la Procuraduría Federal del Consumidor  (PROFECO) solicitó un informe a la empresa para que explicara por qué antes de ser abierto el sistema, arroja filas de horas y horas de espera para los usuarios, para en pocos minutos anunciar que los boletos se agotaron, y luego descubrir que esos boletos comienzan poco tiempo después a ser ofrecidos en reventa. Esta situación ya no es solo recurrente, sino habitual.

Decir que la reventa es un mercado informal en México, es un chiste que se cuenta solo. Es conocido por todos que fuera de cualquier evento estará la mafia de revendedores; supuestos oportunistas que gozan de vacíos legales y carencia de sistemas de seguridad en las principales plataformas de venta de boletos. Lo peor es que ya no no sólo se conforman con comprarlos en demasía, crear escases y monopolio, sino ahora también defraudan a los consumidores a través de la clonación de boletos.  

Plataformas legales de reventa como StubHub o Ticketbis, entre otras, ofrecen un servicio como intermediarios que resultaría seguro para los consumidores; sin embargo, el mercado secundario afecta el funcionamiento de sus sistemas y plataformas digitales cuando abarrota la compra de boletos, colapsa la plataforma de Ticketmaster, y crea un efecto dominó. El que siempre sale perdiendo es el consumidor, no sólo en malas experiencias para disfrutar de eventos públicos locales e internacionales, sino por pagar una comisión adicional al sobreprecio ya fijado por Ticketmaster, que va del 15 al 25% por cada transacción. 

El mercado del entretenimiento es tan valioso y poderoso que alberga los intereses de solo unos pocos que controlan el mercado del entretenimiento, frenan la entrada de nuevos jugadores, imponen sus propias reglas para el uso de su infraestructura y sus grandes capacidades, creando un efecto club con sus socios comerciales.  

Esperen. ¿Seguimos hablando del mercado del entretenimiento o de las telecomunicaciones? Es que uno se confunde, en serio.

Las plataformas de compra de boletos resultan sumamente complicadas para el usuario; lo obligan en pleno 2022 a acudir a los sitios Ticketmaster a recoger sus boletos impresos, sin opción a recibirlos vía digital. Un sistema bien ejecutado podría asegurar mediante blockchain la imposibilidad de la clonación, robo o pérdida de los boletos, y ofrecer al consumidor una garantía de servicio que asegurara una plena y positiva experiencia de servicio de entretenimiento que de clase mundial que teóricamente Grupo CIE ofrece.

Me queda claro que Bad Bunny no sólo vino a polarizar la situación en México, no sólo por diferencias en gustos musicales, sino también porque dictará un antes y un después de la pasividad de los consumidores mexicanos ante la tristeza de servicios de entretenimiento que tenemos.