Buscando a Jobs
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Doctora en Comunicación y Pensamiento Estratégico. Dirige su empresa BrainGame Central. Consultoría en comunicación y mercadotecnia digital, especializada en tecnología y telecomunicaciones. Miembro del International Women’s Forum.

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Buscando a Jobs

Geográficamente, una región en California, nombrada en 1971 como Silicon Valley por el periodista Don Hoefler – debido a la presencia de empresas desarrolladoras de microprocesadores como Intel y AMD – se convirtió en pocos años, en un ecosistema fértil para emprendedores tecnológicos en busca de ideas transformadoras para la sociedad. 

Silicon Valley, un valle sagrado que ha visto nacer a grandes profetas tecnológicos que han marcado el rumbo de la humanidad.  Steve Jobs, sin duda ha sido el más grande y con más seguidores a la fecha.

El precio que se paga por ser parte del “glamoroso mundo tecnológico” en la que la mayoría de los emprendimientos sólo conocen la cima y el desplome, ha cobrado la salud mental, emocional y económica de muchos, que llevados por su avaricia, capacidad de manipulación, ambición y engaño, han hecho historia con emprendimientos cuya filosofía rebasó la línea de la coloquial frase “fake it, till you make it”

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La más destacada a la fecha, es la obsesionada por Steve Jobs, Elizabeth Holmes, Directora Ejecutiva de Theranos, quien conforme fue “avanzando” empresarialmente, adoptó mucha de la personalidad de Jobs, como el veganismo, la forma de vestir con el mismo tipo de ropa todos los días, contratar a la misma agencia y diseñador que creó la identidad de marca de Apple, y fascinó a las audiencias y medios de comunicación para empoderar a su empresa.

Holmes persuadió a grades inversionistas como: Tim Draper (inversionista de capital de riesgo), Carlos Slim (uno de los hombres más ricos del mundo), Bill Clinton (ex Presidente de Estados Unidos), Betsy DeVos (ex Secretaria de Educación), y Rupert Murdoch (director ejecutivo y principal accionista de las compañías Fox News, que aglutinan a The Sun y The Times y cadenas de televisión como Fox y Sky) a creer en ella ciegamente.

Su capacidad de convencimiento enamoró, con datos financieros y tecnológicos engañosos, e incluyó en la junta de la empresa a políticos de la talla de Estados Unidos, como: Henry Kissinger (ex Secretario de Estado), Jim Mattis (ex secretario de Defensa),  y George Shultz (también ex Secretario de Estado), quienes se enorgullecían de ser parte de la historia que revolucionaría el sector salud ante la posibilidad de realizar análisis de sangre, que con una sola gota, lograban diagnósticos médicos precisos. El hermoso sueño terminó cuando el periodista John Carreyrou del Wall Street Journal reveló que la tecnología de Theranos utilizaba en secreto equipos de lectura sanguínea disponibles en el mercado, falsificando información.  

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Como en este caso, el rápido crecimiento de empresas tecnológicas se ha debido a muchos factores macroeconómicos, entusiasmo de inversores que, aunque no tengan gran claridad de lo que trata la tecnología, apuestan por ser parte de una gran idea y lograr cumplir el sueño que solo han logrado Big Tech como Apple, Amazon y Meta. 

Hoy Holmes tiene dictada sentencia por 11 años en prisión por defraudar a sus inversionistas, olvidando en la sentencia los derechos fundamentales de miles de personas que confiaron en una talentosa emprendedora salida de Silicon Valley, auspiciada y avalada por grandes líderes internacionales.

Como Elizabeth, muchos estudiantes y próximos emprendedores, adoradores de ecosistemas afines a los principios de Silicon Valley, sienten idolatría por Steve Jobs y su trascendencia histórica. Sueñan inventar la siguiente revolución tecnológica, y resucitar ante cualquier muerte profesional como lo hizo Jobs al regresar a la empresa que fundó 10 años antes, para rescatarla de la bancarrota.

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En el camino a serlo, no morir en el intento y lograr un crecimiento profesional vertiginoso, dejan de lado la preparación académica y tiempo de madurez natural de cualquier persona, que se traduce en la toma de malas decisiones, muerte de sus principios éticos, y un sinfín de falsedades que los desvían del sueño de construir una idea que se convierta en la siguiente empresa que contribuya tecnológicamente al bienestar de la sociedad global.

Theranos es un gran ejemplo de cómo el ambiente tecnológico es capaz de construir enormes sueños que se convierten en burbujas, que cada vez explotan con más facilidad, y amplifican las historias de fracaso de muchos que perdieron su propio camino buscando a Jobs.

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