Tres amigas quedaron embarazadas en nuestros veintes, cuando claramente mis obligaciones, mis recursos y mi entendimiento sobre la maternidad eran muy limitados o nulos, entonces no supe plantear una nueva clase de amistad con ellas.
Es ya prácticamente el 10 de mayo y los últimos 30 festejos los había pensado y vivido para festejar a mi mamá, a mis abuelas y a mis tías, que todas en su conjunto han sido fundamentales para mi cuidado y crecimiento, rodeada en una estela de mucho amor y mucha diversión.
Pero este 10 de mayo es diferente porque la maternidad llega a mi vida de distintas formas: una prima que es prácticamente mi hermana se convertirá en mamá en los próximos meses y eso me ha puesto en modo alerta desde el momento en el que me enteré de que estaba embarazada.
Explico mi modo alerta: leo todo lo que puedo sobre embarazos, sobre tips de crianza, le comparto tiktoks, podcast y todo lo que puedo y que pienso que le será útil a ella. Estoy muy feliz, pero también preocupada porque ella y su bebé estén bien, felices y sanos. Y en ese tenor también, lo confieso con mucha culpa y arrepentimiento, no he sido la clase de amiga que se involucra en la vida de las únicas tres amigas (que una vez fueron cercanísimas y ya no tanto o de plano nada) en mi círculo que son madres.
Estas tres amigas quedaron embarazadas en nuestros veintes, cuando claramente mis obligaciones, mis recursos y mi entendimiento sobre la maternidad eran muy limitados o nulos, entonces no supe plantear una nueva clase de amistad con ellas, no estuve ahí para ser su red de apoyo y siempre pensé que fueron ellas las que se alejaron.
Incluso una tía mía me compartió que, aunque no se arrepiente, ella puso su vida (laboral y personal) en pausa 15 años por la crianza de sus tres hijos y lo único que lamenta es no haber creado una alternativa para estar presente con sus hijes y seguir siendo ella, no sólo la mamá de mis primes.
Ahora que yo misma comienzo a planear una futura maternidad con mi pareja y que tengo a mi prima a tres meses de parir, he tomado mucho tiempo para preguntar y escuchar la experiencia de otras mujeres que ya fueron madres y por eso hoy sé que ellas no se alejaron, sino que muchas personas alrededor suyo (o quizá sólo yo) las aisló por no saber vislumbrar otra relación con ellas ni con sus hijes.
Dichos testimonios y otras circunstancias en mi vida me han llevado a pensar en la clase de madre que quiero ser. Hasta ahora, por ejemplo, quiero ser una madre preparada tanto mental como económicamente para un embarazo planeado y lo que eso conlleva: alistar mi cuerpo, sobre todo después de haber tenido cáncer cervicouterino; gastos médicos, atención psicológica, etc.
También deseo ser una amiga, hija y profesional consiente: compartir la crianza de mi hije con mi familia y aquellxs amigxs que quieran involucrarse en el proceso, sin tomarme personal que una persona no vea en su radar la existencia de algún niño, y al mismo tiempo poniendo límites claros sobre que la responsabilidad de mi hije es sólo responsabilidad mía y de mi pareja. Me gustaría que su educación fuera laica en un espacio que le ponga atención a todas las señales de bullying (uno de mis mayores miedos que compartí en una columna anteriormente), y también que le diera herramientas para ser una persona autónoma (sin que piense que nunca pueda pedir ayuda).
Deseo seguir siendo una mujer independiente, viviendo su trabajo sin culpa y sin apagar mi persona para volcarme en el pleno desarrollo de alguien más, porque no quiero poner en su regazo el peso de cargar con la vida e identidad de su madre cuando sea grande.
Y aunque puedan parecer reflexiones ambiguas, le di el proyecto de Elisa Furlong, experta en crianza y directora y Fundadora de Elisa Furlong Parenting. El origen de su proyecto de guía parental es otorgar a ahijes herramientas para que puedan resolver sus propios problemas y alistarlos para enfrentar el mundo con amor y responsabilidad.
Entre sus principales recomendaciones destaco éstas que me parecen las más compatibles con el tipo de madre que quiero ser:
Y a todas las madres, todo. Felicidades y gracias por tanto.
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