La guía bioética, ¿y dónde quedó la bolita?
Foto: STEPHANIE LECOCQ/EFE.

El 12 de abril se desató la polémica. El Consejo de Salubridad General (CSG) publicó una guía bioética con los criterios que los trabajadores de la salud debían tomar en cuenta para que la asignación de recursos escasos –como camas, ventiladores o medicamentos– se hiciera de forma ética y justa, no de manera discrecional y abierta a la corrupción. Era un marco de referencia en caso de que la capacidad de los hospitales se viera rebasada durante la pandemia de Covid-19. Sólo en ese caso. 

La guía establecía que la prioridad siempre sería “tratar el mayor número de pacientes y salvar la mayor cantidad de vidas”. Frente al dilema de tener solo un ventilador para atender a dos pacientes se le asignaría al más joven, al que tuviera mayor posibilidad de sobrevivir y al que tardaría menos en recuperarse. Si hubiera un ‘empate’, se tomaría la decisión al azar. El documento publicado en el sitio web del consejo fue una bomba. 

Pronto el secretario del Consejo de Salubridad General, José Ignacio Santos Preciado, salió a aclarar: era sólo un borrador que elaboraron de manera proactiva y anticipada. Y en entrevista con la periodista Carmen Aristegui dijo que aunque se pudo interpretar como un acuerdo, no lo era porque no estaba publicado en el Diario Oficial de la Federación (DOF). Las aguas se calmaron y a finales de abril ahora sí publicaron la versión final, que cuenta con un sistema de asignación de dos pasos:

1) Calcular el puntaje inicial de priorización de cada paciente, de acuerdo con una escala que indique la probabilidad de supervivencia tanto para pacientes con Covid-19 como sin él. 

2) Reevaluar de manera periódica el puntaje de triaje de pacientes que están utilizando recursos de medicina crítica. 

Hoy la capacidad de los hospitales de la Ciudad de México ya está rebasada. Médicos denuncian tanto el desabasto de medicamentos –como vecuronio, propofol y midazolam, que ayudan a dormir y relajar a los pacientes en el proceso de intubación– como la falta de ventiladores. ¿Qué criterios siguen los médicos para asignar los recursos disponibles a los pacientes? Algunos toman en cuenta la edad y la presencia de comorbilidades, otros también consideran el grado de avance de la enfermedad y la saturación de oxígeno. 

¿Consideran el sistema que marca la guía bioética? No todos. Aunque el documento ya fue publicado en el sitio web del consejo y es un marco de referencia, no es obligatorio porque no ha llegado al DOF. Falta que haya pasado por fin por la aprobación de todo el consejo, explica Marco Antonio Zeind, profesor de la facultad de Derecho de la UNAM. 

“Se tiene que presentar al consejo para que se vuelva un acuerdo, se publique en el Diario Oficial de la Federación y se haga la obligatoriedad”, explicó el mismo Santos Preciado en conferencia de prensa el 16 de abril. “Una vez que se publique el DOF se va a socializar obviamente y la idea es que todas las entidades federativas tengan un marco de referencia”. 

Más de 200 días han pasado y sigue faltando ese ‘pasito’. Continúa siendo un misterio los criterios que de hospital en hospital utilizan para administrar los recursos escasos, porque mientras no se formalice estamos en un limbo jurídico y de aplicación de las medidas. “Mientras sigamos apostando por esa opacidad, simple y sencillamente la población no vamos a estar dispuesto a ir a atendernos”, advierte Zeind. Una advertencia que no es menor.

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