Los incómodos plurinominales: ¿Peso y contrapeso o mala fama ganada?

El PRI, el PAN y Morena han propuesto en diferentes momentos eliminar la figura de los diputados o senadores plurinominales, pero especialistas consideran que no debe desaparecer.

Al próximo Congreso llegarán entre otros y bajo esta figura: Alejandro Moreno, actual dirigente del PRI; Marko Cortés, dirigente del PAN; Ricardo Anaya, ex candidato presidencial panista, y el ex gobernador de Tamaulilpas (también panista), Francisco García Cabeza de Vaca –quien enfrenta nueva orden de aprehensión por presuntos delitos de delincuencia organizada. Mientras Morena elegirá a los suyos por medio de una tómbola.

El 5 de febrero pasado, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), propuso desaparecer a los plurinominales, pero su propuesta ya no aplicaría para la siguiente elección.

Eliminar a los 200 diputados y 32 senadores plurinominales o de representación proporcional que forman parte del Congreso de la Unión, afectaría el principio de pesos y contrapesos en el Poder Legislativo y fortalecería al partido con presencia mayoritaria, explican especialistas.

El principio de representación proporcional es parte del sistema de pesos y contrapesos para garantizar que las minorías cuenten con voz y voto dentro del Congreso. 

La figura plurinominal surgió con la reforma política de 1977, durante el sexenio de José López Portillo y promovida por el entonces secretario de Gobernación, Jesús Reyes Heroles, cuando donde el país vivía bajo un régimen de partido hegemónico que limitaba la representación de las minorías políticas.

Los plurinominales aparecieron para fortalecer la representación de fuerzas políticas diferentes al PRI, que difícilmente iban a ganar distritos completos. En agosto de 1979, en la LI Legislatura del Congreso de la Unión, se incorporaron los primeros legisladores opositores al partido mayoritario, con lo que la pluralidad de la Cámara se creció de manera significativa.

Para 1986, a través de una nueva reforma electoral, se incrementó a 200 la cifra de diputados de representación proporcional. En tanto que para 1996 esta figura llegó al Senado con 32 representantes. 

Actualmente se mantienen sin modificación los 300 diputados de mayoría relativa y 32 senadores, con lo que suman 500 diputados y 128 senadores que en la actualidad integran el Congreso de la Unión.

Javier Martín Reyes, investigador de tiempo completo en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, explica que previo a la incorporación del sistema mixto que prevalece hasta ahora (el de legisladores de mayoría relativa y de representación), el partido que ganaba prácticamente todas las elecciones de mayoría relativa era el PRI, y los votos de la oposición no tenían representación.

“Era una manera de mantener el control hegemónico”, explica Martín Reyes. 

Para el politógo Edgar Ortiz Arellano, “quitar la representación proporcional dejaría a muchos ciudadanos que votan por partidos –y no necesariamente ganan distritos uninonimales–, sin una representación política en el Congreso”.

Martín Reyes añade que la representación en mayoría relativa está pensada bajo la idea de “una persona – un voto’”, mientras que la representación proporcional tiene la “enorme cualidad de refleja de una manera mucho más fiel la diversidad que existe en el electorado”.

El exconsejero electoral Eduardo Huchim coincide: “Lo que se propone ahora lesiona la equidad, la pluralidad y tiende a reducir la voz de las minorías. Pese a las distorsiones que son inocultables, las curules de representación proporcional no deben eliminarse”.

En todo caso, considera el autor de Qué pex con el voto, debería replantearse “la conversión de todos en legisladores de representación proporcional“.

Mientras que el especialista de la UNAM agrega que en cualquier democracia donde existen sistemas sólo de mayoría relativa puede haber distorsiones enormes de los partidos que más votos obtuvieron, lo que es problemático en términos de representación. 

“Si tú tienes por ejemplo una elección donde un partido político saca el 40% de los votos, otro partido saca el 35 % y otro partido el 25 % de la votación, eso lo que implica es que el partido que gana la diputación, es el o la que obtuvo el 40% de los votos. Y todos los demás sufragios se desperdician, por decirlo de alguna manera“. 

Hoy, con el sistema de representación proporcional, si un partido obtiene, por ejemplo, el 8 % de la votación, le corresponde el 8% de los 200 diputados y diputadas de representación proporcional.

Martín Reyes señala que Morena busca desaparecer la figura de pluris, porque “con un porcentaje muy bajo de votación se podría quedar con muchísimas diputaciones”.

“Con pocos votos tú podrías tener una representación mucho más allá del apoyo que realmente tienes en el electorado. Tendríamos que transitar al contrario, hacia un sistema de proporcionalidad pura, por ejemplo, si Morena saca el 40%, se tiene que llevar el 40% y no el 50, no el 60 %”, enfatiza por su parte Martín Reyes.

El exconsejero Ciro Murayama sostiene que “los plurinominales sirven y mucho“.  Ejemplifica: “para corregir la sobrerrepresentación intrínseca al principio de mayoría relativa”, pues “el que gana, así sea por un voto, se lleva toda la representación” y además “posibilitan que el parlamento sea un contrapeso al Ejecutivo”.

“Si se acaba con los plurinominales, un partido que cuente con un respaldo minoritario de la sociedad podría asegurarse el control de la Cámara sólo con ganar la mitad más uno de los distritos“, afirma.

Y concluye que “sin plurinominales no se hubiera dado la democratización ni la división efectiva de poderes”.

La mala fama de los plurinominales 

A más de 30 años de la implementación de esta figura, Eduardo Huchim, también autor de El sistema se cae, señala que “los legisladores plurinominales o de representación proporcional, tienen mala fama y mala prensa. No son malquerencias gratuitas, sino bien ganadas por acciones e inacciones de muchos de ellos“.

Y es que legislatura tras legislatura, las diputaciones y senadurías de plurinominales son usadas por los partidos políticos para dotar de fuero a personajes involucrados en problemas legales o políticos.

Por ejemplo, para la próxima legislatura está anotado el exgobernador Francisco García Cabeza de Vaca, quien regresaría al país en busca de concretar su fuero.

Para Martín Reyes, la propuesta de AMLO de eliminar los plurinominales es una iniciativa electorera que “sería regresiva”, pero a su vez aceptada por los ciudadanos, en un contexto en el que hay un severo desprestigio de los legisladores. 

“El problema no radica en la existencia de los plurinominales, sino en cómo se define quién las ocupará, la manera en la que se definen las listas de las candidaturas de legisladores”, indica.

“La democracia interna de los partidos políticos es todavía una asignatura pendiente. Muchas de las candidaturas tanto de mayoría relativa como de representación proporcional se deciden por dedazo o por métodos no democráticos, y eso tendría que ser lo más importante”, agrega Martín Reyes.

Para Ortiz Arellano, si lo que se quiere es un vínculo cercano de la ciudadanía con sus representantes entonces sí tendría que desaparecer el sistema de representación proporcional de lista cerrada, es decir, el ciudadano no puede modificar el orden de los candidatos. “En otros países los ciudadanos pueden modificar el orden”.

Pero desaparecerlos “no le conviene a ningún partido”, puntualiza  Ortiz Arellano. “Quiénes son los miembros de la representación proporcional de Morena, del PRI, del PAN o del PRD, que pueden ser figuras importantes políticamente, pero no necesariamente eso significa que vayan a ganar distritos uninominales”.

La iniciativa de eliminar a los legisladores plurinominales o de representación proporcional, se ha presentado en distintos momentos de la historia por parte del PRI y el PAN cuando han sido mayoría en el Congreso.

En 2014 el PRI buscó eliminar a 100 plurinominales, y en 2010 el blanquiazul contempló quitar a todos. Ninguna de las iniciativas fue aprobada. Los principales afectados son los partidos de oposición. Por lo que los especialistas coinciden: es muy poco probable que esta vez tenga éxito.