La ‘putrefacción’ en el Poder Judicial no se resuelve eligiendo a los jueces: Lemus

El periodista J. Jesús Lemus sentencia en su nuevo libro: “Al más puro estilo de las organizaciones criminales, como si se tratara de un cártel, así opera el Poder Judicial en México”. Su conclusión es básicamente el título de su obra: El Cártel Judicial.

“El Poder Judicial en México, hasta donde nos alcanza la luz del razonamiento, a causa del secuestro del que es objeto, ha dejado de operar socialmente; se ha convertido en un instrumento al servicio de las élites y de los grupos sociales y políticos que se consideran dueños de México, que cada vez más rapaces insisten en medrar con el uso del derecho para adueñarse de la justicia”, señala el autor, quien estuvo preso durante el sexenio de Felipe Calderón, acusado falsamente de ser uno de los jefes del cártel de la Familia Michoacana.

Tras conocer en carne propia la prisión, se dispuso a investigar al Poder Judicial y sus conclusiones son demoledoras:

“Ministros, magistrados, jueces y secretarios de juzgado los que, haciendo un uso faccioso e interpretativo del marco jurídico, causan a la sociedad mexicana tanto o más daño que la criminalidad vulgar, al manipular la Constitución, los códigos y los reglamentos -las leyes en general- para torcerlos a favor de sus intereses y con ello convertir los cánones en cañones, en verdaderas armas de daño masivo”. 

“En el nuevo paradigma que plantea la operación del Poder Judicial no es descomunal atribuirle, en términos generales, una autoría criminal”, sostiene. “Bien podría calificarse como crímenes de lesa humanidad”. 

En entrevista para La-Lista, descalifica la reforma al Poder Judicial que propone el presidente Andrés Manuel López Obrador, aunque reconoce que sí es necesaria una, pero que parta de la “moralización” y la evaluación de los jueces.

En total, Lemus da los nombres de 600 jueces que tienen algún grado de responsabilidad en la comisión de cualquier tipo de delitos.

En su libro, “lo que más encuentro es nepotismo, lavado de dinero y manejos económicos nada claros“.

L-L: ¿En qué te basas para poder comparar al Poder Judicial con un cártel?

JJL: Finalmente ni siquiera lo digo yo, lo establece el Código Penal Federal, cuando lees la ley de delincuencia organizada, ahí dice que cuando tres o más personas se asocian para cometer actos ilícitos previamente acordados, se está incurriendo en la creación de la delincuencia organizada, un cártel, una estructura criminal y el poder judicial así opera.

A lo largo de un trabajo de investigación que he realizado al interior del Poder Judicial he encontrado que muchos jueces se asocian con sus secretarios, sus secretarias, actuarios, con funcionarios de arriba del Consejo de la Judicatura, se asocian para poder cometer el delito de prevaricación, que es el dictar una sentencia sin que esta se ajuste a lo jurídico, bajo el criterio unipersonal del juez y que puede afectar a alguien.

No es una mera ocurrencia el nombre de decir que es un cártel judicial el Poder Judicial, sino que estamos hablando de que ahí dentro del Poder Judicial hay grupos criminales que se han beneficiado con redes que van desde nepotismo, el amiguismo, la usura, la violencia sexual, lavado de dinero, asociación con el crimen organizado, hay muchos casos muy tangibles en los que se puede establecer ese principio, de un cártel judicial.

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L-L. ¿Cómo fue esta investigación?, ¿viste expedientes, hablaste con jueces?

JJL: Parto de una serie de documentos, revisé muchos expedientes, comencé por una beta de violencia sexual contra algunas trabajadoras de algunos tribunales y comencé a seguir esa beta, me entrevisté con muchas afectadas de violencia sexual, lamentándose de que sus agresores no tenían alguna sanción, sus casos ni siquiera eran judicializados, a lo mucho a los agresores los cambiaron de adscripción.

Para hacer esta investigación hablé con medio centenar de personas recluidas en prisión por causa de una mala sentencia, hablé con sus familiares, con casi un centenar de personas de sus familias de esas personas internas en cárceles, acusadas de delitos que nunca cometieron y de cómo jueces nomás porque pudieron los dejaron en la cárcel. Revisé muchísimos documentos, todos los documentos públicos que hay del Consejo de la Judicatura que hablan con relación al nepotismo y al tráfico de influencias, y con relación al amiguismo para la designación de jueces, los revisé poco a poco, es una investigación que fue hecha a lo largo, por lo menos calculo yo, desde que salí de prisión, desde 2011, poco a poco la he ido haciendo, la fui juntando y es a final de cuentas lo que esto me da.

Los últimos tres años los dediqué de manera intensa a este texto y me da como resultado esto: una historia donde señalo por lo menos 600 nombres de jueces que tienen algún grado de responsabilidad en la comisión de cualquier tipo de delitos y que sin embargo son impunes, y que concluyo este texto señalando la necesidad de una urgente reforma al Poder Judicial, una revisión, no nada más por lo que dice el presidente López Obrador, dice que se requiere porque ganan más que él, porque tienen privilegios y porque tienen fideicomisos, no, es más profunda la corrupción del Poder Judicial, va más allá, es una serie de actos que agreden a la sociedad por el mal comportamiento moral y ético de los jueces.

L-L: ¿No estás abonando con este libro a fortalecer el argumento del discurso presidencial?

JJL: Al contrario, pareciera como si yo estuviera del lado del presidente diciendo: ‘sí, sí, sí hay que reformar el Poder Judicial’, no, lo que estoy diciendo es que no es tan simplista el tema de la reforma como lo plantea el presidente AMLO, ni que el problema al Poder Judicial se va a resolver eligiendo a los jueces, a los magistrados, a los ministros, sí es un avance pero esa no es la solución a la putrefacción que hay dentro del Poder Judicial.

Primero hay que partir y hay que reconocer que no todos son salarios, que no es por el hecho de que ganen más que un presidente, hay que reconocer que el presidente está enconado con el Poder Judicial y lo quiere manejar políticamente, con una raja política, la necesidad de proponerle a la gente que haya una reforma al Poder Judicial.

El libro propone y plantea una cosa seria, no es una vacilada como la de AMLO, en el libro se plantea de verdad cuál es la causa, la razón, por la que debe reformarse el Poder Judicial, partiendo de la moralización de la Escuela de Formación Judicial, esa es la mera base de todo.

El Poder Judicial no se va a reformar trayendo jueces o ministros de los partidos políticos, no, porque ha sido justamente el tufo político lo que ha hecho que se pierda la dirección del Poder Judicial.

Quiere sacar jueces, magistrados o ministros de alguna parte, de cualquier parte, menos de donde deben de salir, de la Escuela de Formación Judicial

No es cambiar por cambiar a los magistrados, hay que revisarlos, hay que ir a fondo y hay que meter a la cárcel a aquellos jueces que se hayan corrompido con cualquier poder fáctico que exista en el país.

Sí a la reforma del Poder Judicial

Lemus asegura que “una votación al vapor no sería la solución”, en referencia a la propuesta del presidente AMLO de que por voto popular se elija a jueces, magistrados y ministros.

No obstante, dice que si avanzara la propuesta de elegir a los jueces, los candidatos deben salir de la Escuela de Formación Judicial, “no pueden salir de otra parte”, “tienen que salir del instituto que tiene el propio Consejo de la Judicatura Federal, ahí es donde se forman profesionalmente los jueces”.

En su libro, Lemus asevera que en México se ha “administrado” la justicia, en lugar de aplicarla sin miramientos: “ellos ven con un sesgo particular, dejando de lado el marco jurídico, a quién sí y a quién no le dan justicia”.

El periodista sostiene que sacar a los jueces de las filas de los partidos “eso no puede funcionar” y puso de ejemplo la llegada de Lenia Batres a la Suprema Corte, cuando ella es simpatizante del presidente AMLO.

Dice que no tiene miedo a alguna demanda por parte de los jueces, porque “no hay una sola frase que no esté basada en la verdad”, aunque viene de escribir un libro contra el fiscal Alejandro Gertz, titulado “El Fiscal imperial“, por el que sí acusó que hubo una “persecución” en su contra.

Lemus retoma casos como el de Margarita Luna Ramos, con una “red de nepotismo”; o el del ministro Genaro Góngora Pimentel en una confrontación contra su exmujer, a la que logró encarcelar y dejarla sin pensión. Además de casos de violencia sexual, donde al juez solo se le cambia de adscripción o se le sanciona administrativamente.

Para el autor de El Cártel Judicial, se debe renovar moral y éticamente a los ministros, a través de una revisión psicológica, psicométrica y psiquiátrica.

“Hay que someter a todos los jueces a un proceso, no de evaluación como lo hacen en las policías, sino de evaluación psicológica, psicométrica y psiquiátrica para ver quién está apto para desempeñar una función moral, porque hay que recordar que la corrupción no nace en el entorno, nace en la cabeza, en la psique, en el pensamiento interno de cada uno de nosotros, por eso tenemos que revisar algo desde el principio y ver quiénes son los que se pueden quedar”, precisó.

Reconoció que aunque términos generales él sostiene que el PJ actúa como un cártel, “no todos los jueces, no todos los ministros, no todos los magistrados son corruptos. Yo calculo, en un cálculo personal, que solamente 2 de cada 10 jueces podrían estar actuando de manera totalmente apegada a la ley, sin sesgos de ningún tipo ni servicio a ningún poder fáctico y aplicando la ley como está establecido en la letra”.

Sobre la defensa a la autonomía del PJ, Lemus consideró que “ese es el argumento más fácil para seguir siendo opacos y seguir manteniendo un altísimo grado de impunidad”.

“Como no me revisa nadie, hago lo que quiero, donde el único límite es el freno moral o ético, es donde estamos perdidos, porque no todos tenemos los mismos frenos éticos, hay quienes no tienen, hay quienes se cohíben para realizar un acto deshonesto”.

Lemus critica que se apueste por el “oscurantismo” para seguir preservando sus propios beneficios.

“Puede haber independencia, pero no autonomía, porque en este caso ¿quién los va a revisar? Esa es la esencia de la democracia, la revisión del sujeto que está gobernando. Si tú al sujeto que gobierna le dotas la posibilidad de no ser revisado, entonces le estás dando un cheque en blanco y en estos tiempos a nadie le puedes dar un cheque en blanco”, subraya.

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