Enrique Ochoa Reza: ‘Alito es un caso de análisis psiquiátrico’
Ante un posible proceso de expulsión –por insurrecto– Enrique Ochoa Reza asegura que Alejandro Moreno "cabalga con locura hacia el precipicio" y confía en que las autoridades electorales echen para atrás su reelección.
Ante un posible proceso de expulsión –por insurrecto– Enrique Ochoa Reza asegura que Alejandro Moreno "cabalga con locura hacia el precipicio" y confía en que las autoridades electorales echen para atrás su reelección.
Hasta el último momento, el expresidente priista Enrique Ochoa Reza aseguró –junto a sus correligionarios– que la reelección de Alejandro Moreno no era “más que una farsa”. Pese a ello, el domingo 11 de agosto se confirmó que “Alito” se perpetuaba en el poder con 440 votos de por medio. Y no solo eso, el líder anunció que sus detractores enfrentarían las consecuencias por “atentar contra la unidad del partido”.
A Ochoa Reza no le sorprende la determinación, y en entrevista con La-Lista persiste en denunciar “el secuestro” del que alguna vez fue el partido hegemónico.
Reza fue presidente del PRI de 2016 a 2018, y renunció a la dirigencia a un mes de la elección presidencial en la que José Antonio Meade saldría tercero en las preferencias. En aquel entonces, se divulgó la versión de que un grupo de priistas requirió su salida. Han pasado seis años desde aquel episodio.
Ahora, Enrique Ochoa Reza integra la disidencia del tricolor, califica la presidencia de Alejandro Moreno como una “cabalgata de locura hacia el precipicio” y subraya que intentar expulsar a los cuadros priistas que desean permanecer en el tricolor es un “caso de análisis psiquiátrico”.
¿Ya le notificaron de un proceso de expulsión en su contra por hacer declaraciones contra Alejandro Moreno?
A mí no me han confirmado nada, pero estoy esperando que eso suceda. No me sorprende porque él ha sido muy consistente en expulsar a los críticos. Y tampoco me sorprende porque la comisión de justicia del PRI ha sido un brazo ejecutor de la voluntad de Alejandro Moreno.
La comisión de justicia partidaria no ha resuelto ninguna de las impugnaciones que se han presentado por distintos militantes en contra de Alejandro Moreno, pero aceleradamente ha llevado a cabo todas las expulsiones que Moreno anuncia en los medios de comunicación.
Él puede continuar mintiéndole a los medios, lanzando la piedra y escondiendo la mano, pero para nadie es extraño saber que la comisión de justicia del PRI aplica un ‘tortuguismo’ burocrático para procesar las impugnaciones en contra de Alejandro Moreno y en cambio funciona a toda velocidad –como liebre– con los procesos de expulsión que el dirigente inicia en contra de quienes piensan distinto a él. Esa es la marca de la casa.
¿Va a esperar a que lo expulsen?
Yo estoy participando activamente a favor de la legalidad dentro del PRI, porque considero que el partido no merece tener el fin al que lo lleva Alejandro Moreno.
El PRI, bajo esta cabalgata de locura que lleva Alejandro Moreno, en lugar de conmemorar un centenario de vida institucional, va a terminar celebrando su funeral.
Es lamentable que el PRI se vea en el espejo del PRD y que, de continuar secuestrado por Alejandro Moreno, en una o dos elecciones federales más, esté destinado a perder su registro. Si es en tres años o en seis, lo que es claro es que el deterioro institucional del PRI, bajo el liderazgo de Alejandro Moreno, ha sido exponencial. Y como no tienen ningún proyecto de futuro ni acepta la pluralidad política necesaria para darle vida a un partido, él será su enterrador.
Siempre he pensado que en política, 100 mentes piensan más que una. Alejandro Moreno es al revés: él piensa que cualquier persona que tiene opiniones distintas a él, lo pone en peligro, lo lastima. Y en consecuencia, prefiere expulsar a quienes piensan distinto, que construir a partir de ideas diferentes. Ese es uno de sus principales errores, la falta de madurez intelectual para aceptar opiniones distintas.
¿Esta purga de críticos debilitará más al partido?
Claramente, las purgas debilitan a los partidos y la intolerancia con las opiniones distintas evitan que personas pensantes quieran participar en él.
Una de las maneras de verlo es la caída preocupante en las votaciones que recibe el partido y los puestos de elección popular. En cualquier análisis numérico de los resultados electorales de Alejandro Moreno, usted va a ver un deterioro.
Si el partido político tiene interés en crecer, desarrollarse, atraer expectativa de futuro en la ciudadanía, el primer cambio debe de ser la salida de Alejandro Moreno como presidente del PRI.
No todos los problemas del PRI salen por la ventana por la que debe salir Alejandro Moreno. Por supuesto que hay un reto importantísimo de futuro, pero estoy cierto que el primer paso para construir una renovación importante es que se detenga el secuestro que tiene Alejandro Moreno sobre el partido.
¿Hay un rompimiento de todo el grupo de peñistas, como usted, con Alejandro Moreno Cárdenas?
En mi caso estoy en contra de la ilegalidad con la cual se llevó a cabo la asamblea nacional, ese proceso ilegal de cambio de estatutos, que tiene como culminación la farsa del proceso de elección de Alejandro Moreno.
Estoy en contra de que la dirigencia del fracaso, con los peores resultados en la historia del PRI, tenga la intención de secuestrar al partido por cuatro años más. Estoy en contra de que este secuestro impida que el PRI tenga un proceso de puertas abiertas a la militancia y la sociedad en general, con ánimos de reformar el partido y pensar en el futuro, cuando México requiere pesos y contrapesos.
Estoy en contra de que la ambición personal de Alejandro Moreno hoy esté por encima de la evolución y de la trayectoria del partido político más importante de la historia moderna del país.
He decidido levantar la voz, con otros expresidentes de distintas administraciones y de distintas décadas en el partido, como Dulce María Sauri o Pedro Joaquín Coldwell. Y lo hago acompañando a miles de militantes que están inconformes con las ilegalidades que ha cometido Alejandro Moreno.
También, estoy acompañando a un grupo importante de exgobernadores como Natividad González Parás, o José Reyes Baeza, y de personas distinguidas en el PRI, como Encarnación Alfaro y Fernando Lerdo de Tejada, que han lidereado expresiones críticas dentro del partido.
Esta es una expresión priista muy amplia, transgeneracional y que no se suscribe al grupo de excolaboradores del presidente Enrique Peña Nieto, aunque por supuesto incluye a distinguidos integrantes de ese gobierno, como Aurelio Nuño o Fernando Galindo.
Si nos vamos al origen, ¿podemos decir que todo comenzó gracias al apoyo que –en su momento– dio Enrique Peña Nieto a Alejandro Moreno?
Nadie en su momento hubiera creído que Alejandro Moreno iba a tener tan malos resultados y que iba a pretender reelegirse como presidente del PRI de manera ilegal.
Nadie, hace cinco años, hubiera pensado que la marca de Alejandro Moreno iba a ser el abuso, la expulsión de personas que pensaran distinto a él, la obtención de los peores resultados, incluyendo Campeche donde perdió la gubernatura, aunque él afirmaba tener una gran presencia y popularidad.
Nadie hubiera pensado que bajo la presidencia de Alejandro Moreno el PRI perdería millones de militantes, dado que en 2018 el PRI contaba con 6 millones y ahora en el 2024 apenas tiene un 1 millón y medio.
Nadie pensaba que Alejandro Moreno iba a entregar tan malas cuentas, porque cuando inició su mandato tenía 12 gubernaturas el PRI y ahora solo tiene dos.
Es decir, nadie pensaba –en ese momento– que los resultados de Alejandro Moreno iban a ser los peores en la historia del partido.
Se ve muy difícil que Alejandro Moreno deje la dirigencia, ¿todavía confía en lo que puedan hacer el INE y el Tribunal Electoral?
Por supuesto que confío en las autoridades electorales del país, en el INE y en el Tribunal Electoral. Y por supuesto que con la ley en la mano, con los estatutos en la mano, seguiremos defendiendo para que el partido retome la legalidad.
Cuando era estudiante de Derecho en la UNAM, mi maestro Ignacio Burgoa decía que los tribunales hablan a través de sus sentencias. El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ha tenido la oportunidad de detener este atraco oportunamente y optó por patear el bote hacia adelante (al entregarle la responsabilidad al INE), en lugar de tomar el toro por los cuernos. Ese ha sido un error, y es un error que aún podría corregir si resuelve en última instancia, estrictamente conforme a derecho y sin dejarse presionar por condiciones políticas.
Hay pruebas contundentes de que ha habido violaciones a la ley y a los estatutos, en consecuencia el INE tiene la facultad de declarar que todo lo modificado es ilegal y por lo tanto la reelección de Alejandro Moreno es ilegal, ese es el paso procesal en el que estamos.
Una vez que resuelva el INE, cualquiera de las dos partes, el PRI o los militantes que estamos en resistencia, podemos acudir al Tribunal Electoral.
¿A más tardar cuándo tendrán una resolución del INE?
El INE tenía, a partir de que empezó el estudio de las reformas a los estatutos, 30 días para resolver, los cuales se cumplen a final del mes. En las próximas semanas el INE debe tomar su decisión.
Los estatutos establecen que el PRI no puede cambiar de dirigente nacional durante el proceso electoral, es decir como no ha terminado el proceso, no se puede llevar a cabo una elección de dirigente. Con los estatutos en la mano, el INE debe detener toda esta larga cadena de ilegalidades que ha llevado a la reelección de Alejandro Moreno.
¿En manos de quién quedaría el PRI si las autoridades electorales le dan la razón a su impugnación?
La consecuencia inmediata es que Alejandro Moreno deja de ser dirigente del PRI y está imposibilitado a volver a competir para ser presidente del PRI.
El PRI se fundó bajo un principio: “sufragio efectivo, no reelección”. Es decir, una vez que alguien ha ocupado la presidencia del partido, no la puede volver a ocupar.
Por lo tanto, teniendo la razón jurídica, en estos actos de impugnación, Alejandro Moreno estaría imposibilitado para continuar como presidente y estaría imposibilitado a aspirar a volver a serlo.
El PRI tendría la necesidad de tener una convocatoria nueva para elegir a una nueva dirigencia, esa es la ruta para retomar la legalidad.
Con 440 votos a favor, ¿no queda claro que Alejandro Moreno ya tiene en la bolsa al Consejo Político Nacional?
Pero la elección de dirigente no debe ser a través del Consejo Político Nacional.
Una de las reformas cuestionadas a Alejandro Moreno es que modificó el estatuto para excluir del proceso de elección de dirigente a los consejos políticos estatales, es decir el órgano electivo completo para elegir dirigente nacional es la suma del Consejo Político, más los consejos políticos de las 32 entidades federativas.
Esta elección, simulada y en un espacio cerrado, sin acceso a medios, sin transparencia, sin debate, sin propuestas. Es una farsa, la convocatoria fue ilegal y el órgano que la celebró es ilegal, porque claramente está controlado por el dirigente, y no tendría que ser la manera en que debe elegirse en un futuro.
El Tribunal tiene que definir cuáles son los estatutos vigentes para llevar a cabo una renovación de la dirigencia. Todas las modificaciones impugnadas están en la mesa de la autoridad electoral y deben de ser nulas. Entonces regresamos a un estado donde pueden haber procesos de elección, con la participación de los militantes.
En el próximo Congreso veremos a Aurelio Nuño y Manlio Fabio Beltrones, con quienes ya rompió Alejandro Moreno, ¿cómo ve este panorama que se avizora para la bancada del PRI?
Es una de las ironías que hemos señalado: el PRI tuvo el peor resultado electoral de su historia y el dirigente está empeñado en expulsar a los integrantes del grupo parlamentario, en lugar de hacer el grupo más grande, más significativo, más relevante. Tenemos un dirigente espurio, que está promoviendo expulsar a los pocos integrantes que el grupo parlamentario tiene, es un sinsentido.
El problema es que en su miopía política, en lugar de sumar personalidades con ideas propias y por lo tanto distintas a las suyas, su forma política de actuar es excluirlos y expulsarlos.
Le pregunté a Alejandro Moreno si esto no era un fratricidio y me dijo que no…
Es una cuestión profundamente irónica el que un dirigente con tan pobres resultados, en lugar de estar pensando cómo sumar a nuevas personalidades políticas dentro del PRI, a nuevos liderazgos, este pensando en expulsarlas. Es un dirigente con pequeña estatura intelectual.
Pero además, me da la impresión que se siente orgulloso cuando expulsa a las personas que piensan distinto. Eso es verdaderamente un caso de análisis psiquiátrico, cuando los partidos políticos están diseñados para darle voz a la pluralidad democrática del país.
Aquí tienes exactamente el concepto contrario: es una persona que le tiene pavor a las opiniones diferentes.
En su primer discurso, Alejandro Moreno anunció una reforma integral para mejorar la mala imagen que tiene el PRI, ¿en este contexto tiene credibilidad?
Te lo respondo con una pregunta: ¿tú le creerías a Alejandro Moreno cualquiera de esas ideas?
Nadie le cree. Una persona que ha hecho de incumplir su palabra su principal tarjeta de presentación, no tiene credibilidad.
Él recurrentemente se festeja de haber prometido cosas y de no haberlas cumplido, de haber engañado.
Él celebra entre sus personas de confianza cómo se ha salido con la suya mintiendo y eso lo sabe cualquier persona que ha convivido con él. Cuando estaba por terminar su tercer año de presidente del PRI y tuvo muy malos resultados, tuvo la presión de distintos dirigentes y distintas personalidades para que acelerara su salida. Y él dijo: no me voy a ir antes, pero no me quedaré un día más después de terminado mi periodo como presidente.
Ante los medios de comunicación él dijo que saldría del partido antes del proceso electoral de 2024, lo anunció. Mintió.
Y aquí estamos, con hechos consumados ilegales, donde él, a través de 440 votos, se pretende reelegir como presidente de un partido político de un millón 500 mil militantes.
Con esos antecedentes, ¿tú le crees a Alejandro Moreno? Yo tampoco.