Salinas sobre el asesinato de Colosio: ‘Fue un golpe tremendo en contra mía’ Salinas sobre el asesinato de Colosio: ‘Fue un golpe tremendo en contra mía’

Parte 1 de la serie Los Archivos del caso Colosio*

Dos años después de haber dejado la Presidencia, Carlos Salinas de Gortari aseguró que el asesinato de Luis Donaldo Colosio fue un golpe contra él y se desmarcó de los rumores que, desde un primer momento, lo veían como autor intelectual del magnicidio ocurrido en marzo de 1994.

Tras la reapertura de las investigaciones del caso Colosio, acudimos al expediente público de las indagatorias que en su momento hizo la entonces Procuraduría General de la República (PGR), en el que aparece la declaración completa del expresidente, realizada en 1996.

Para entonces también fueron reabiertas las investigaciones, con el subprocurador especial Luis Raúl González Pérez, durante la presidencia de Ernesto Zedillo, con quien Salinas de Gortari se había distanciado desde 1995 por la detención de su hermano, Raúl, señalado entonces como “responsable intelectual” del asesinato del secretario general del PRI, José Francisco Ruiz Massieu.

El expresidente sabía lo que se decía en su contra. Desde entonces, en la opinión pública era visto como un probable autor intelectual del crimen, lo que él rechaza e incluso asegura que uno de los más afectados con la muerte de Colosio fue él.

“Las filtraciones y acusaciones que se han hecho circular en mi contra en el curso de los últimos meses… en torno al homicidio de Luis Donaldo Colosio, son absolutamente falsas e irresponsables, y carecen de todo fundamento. Atenta contra la legitimidad de nuestras instituciones y la estabilidad de nuestro país el sugerir que, desde la presidencia de la República, pudiera haberse concebido aquel delito cuya consecuencia ha sido nada menos que trágica”, comienza la declaración.  

El crimen fue “un golpe tremendo en contra mía y de mi gobierno. Si alguna estrategia política quedó dañada a raíz del crimen, fue la que compartimos Colosio y yo”, asevera.

Salinas anota que desde que se atentó contra la vida del candidato, él manifestó su intención de que se llegara hasta el fondo y no interfirió con la investigación. 

Cuenta cómo la esposa de Colosio, Diana Laura Riojas, le pidió personalmente que deseaba que el ministro de la Suprema Corte de Justicia del Nación, Miguel Montes, encabezara los trabajos de investigación, a lo que accedió inmediatamente y publicó un decreto presidencial con el que se creó una subprocuraduría especial para que se dedicara exclusivamente a investigar el homicidio, con Montes a la cabeza. 

Dicho fiscal descartó una acción concertada en la realización del homicidio

Cuando acabó esa investigación, Salinas nombró a otro subprocurador especial, para lo cual envió cinco nombres a la esposa de Colosio. Al final nombró a la doctora Olga Islas Magallanes. 

“Desde el mismo día del homicidio, hasta el final de mi administración, empeñé todos mis esfuerzos, y brindé todo el apoyo de mi gobierno, para asegurar que las investigaciones del crimen fueran conducidas por personas del más alto nivel profesional, con credibilidad asegurada y bajo condiciones de absoluta libertad, sin descartar ninguna hipótesis o vía de investigación”, declara Salinas en el 96.

El expresidente sostiene que no tenía ninguna información relacionada a la autoría material del atentado que no sea la que se ha generaron las investigaciones, las cuales señalaron a Mario Aburto como el autor material del crimen. 

Aunque, reconoce, “tampoco puedo asegurar, por no tener las bases para hacerlo, que no haya existido en algún momento una conspiración por detrás del atentado”. 

El expresidente llama a poner fin a “conjeturas absurdas, suspicacias infundadas y filtraciones irresponsables”. 

Agrega que “en ningún momento” tuvo una “confrontación” con el candidato y “mucho menos una ruptura”. 

No hubo tampoco, añade, una divergencia de opiniones de fondo sobre temas sustantivos. 

Lo que hubo, dice, es la “ventilación abierta de inquietudes”, en lo que “siempre sobresalió su capacidad de comprensión y su amplitud de criterio” y comentó sentirse orgulloso de su amistad. 

“Hasta el momento de su muerte hice ver con claridad y firmeza, en público y en privado, que para mí no hubo más candidato que Luis Donaldo Colosio”, apuntala. 

En su declaración, Salinas reconoce que luego del discurso que pronunció Colosio el 6 de marzo de 1994, días antes del asesinato, se quisieron hacer “interpretaciones infundadas” de un rompimiento con él.

Refiere que incluso fue él quien le recomendó al candidato “que le convendría distanciarse más del gobierno, a pesar de que él se sentía tan comprometido con las políticas de la administración”. 

Y revela que el discurso que leyó, se lo hizo llegar antes de pronunciarlo y “de ninguna forma me opuse a que procediera como él lo tenía dispuesto”. 

Niega que le sugirió Colosio que se retirara de la contienda ni tuvo dudas de su candidatura. 

Señala que es absurdo pensar que “después de haberse perfilado” su candidatura él hubiera siquiera pensado retirarle su apoyo por una declaración como candidato, en referencia al discurso que dio Colosio en el Monumento de la Revolución, donde dijo que veía un “México con hambre y sed de justicia”. 

Por otra parte, Salinas agrega que fue equivocado el nombramiento que hizo de Manuel Camacho como comisionado por la paz en Chiapas en medio del levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), pues opacó la campaña de Colosio, y su actuación fue “más protagónica” y “desató una mayor tensión” de lo que esperaba. 

En ese sentido, dice: “Nunca alenté ni mucho menos promoví una ‘campaña contra la campaña’ de Luis Donaldo Colosio” o una campaña paralela de Camacho. 

Salinas comenta que la trágica muerte “fue un golpe que resentí en lo personal”, pues era su amigo “y mi más cercano colaborador desde mucho antes del inicio de mi administración”. 

Salinas sobre el asesinato de Colosio: 'Fue un golpe tremendo en contra mía' - fgr-reabren-caso-asesinato-colosio
Foto: Fonoteca Nacional

“Su desaparición vino a truncar la posibilidad de consolidar la estrategia de cambio que él y otros más habían venido promoviendo desde mi administración. Lo que es más, el delito representó un atentado contra la nación”, sentencia. 

Además, se “privó al país de un liderazgo que representaba en aquel momento una gran esperanza”. 

“A partir de aquel día, mi gobierno vivió en la tristeza permanente y yo con un dolor del que nunca me podré separar”, remata. 

El expresidente reitera su disposición a colaborar en las investigaciones, en la declaración que dirige al subprocurador especial Luis Raúl González Pérez, el 26 de noviembre de 1996. 

No terminó ahí.

A Salinas se le formularon 397 preguntas por parte de la subprocuraduría encargada de las investigaciones del caso.

Las primeras estuvieron enfocadas a la designación que hizo de Manuel Camacho como comisionado por la paz en Chiapas, y cómo tomó esto Colosio.

En sus respuestas, Salinas revela que tenía programada una cena con Colosio, la cual sucedería después del mitin en Tijuana donde perdió la vida, en la que según le adelantó se hablaría sobre cambios en su equipo de campaña, “sin precisarme el detalle de los mismos”. 

El expresidente declara que no seguía con detalle la campaña del priista “por la intensidad de los temas y de los problemas que estaba enfrentando” en la Presidencia.

También asegura que “a la muerte del Lic. Colosio siguieron horas de terrible tensión, eran momentos de crisis política con riesgo de crisis económica.y financiera y de gran desaliento social”. 

El asesinato lo califica como un “acto verdaderamente canalla, porque afectaba a un hombre bueno y una esperanza para el país”. 

Sobre qué actitud asumió cuando en versiones periodísticas se manejó que el asesinato era producto de un complot orquestado desde la presidencia, Salinas respondió que le parecían “tan descabelladas, tan ofensivas, tan ajenas a los hechos”. 

*A lo largo de esta semana La-Lista recuperará varios testimonios de actores clave por considerarlos valiosos ante el anuncio de la reapertura del caso Colosio.

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