En manos de mujeres, elección de rector de la UNAM

Por primera vez en la historia, la Junta de Gobierno de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que toma la decisión de quién será la persona que ocupe la Rectoría a partir de noviembre, está conformada por mayoría de mujeres, lo que abre la puerta a que sea el género femenino quien tome las riendas en la máxima casa de estudios.

La Junta de Gobierno está integrada por ocho mujeres y siete hombres, y emitirá este lunes la convocatoria para elegir al rector o rectora. Después deberá organizar el proceso, realizar consultas a la comunidad universitaria, entrevistar a los aspirantes, y votar en secreto para designar a quien logre más de 10 votos.

Para Ruth Zavaleta, catedrática de la Facultad de Derecho de la UNAM, el que esté en manos de mujeres las decisiones de la Junta de Gobierno de la universidad, impone una agenda diferente.

“El hecho de que haya más mujeres impone una agenda diferente para las convocatorias, el desarrollo de la universidad, y es un factor objetivamente importante, si realmente ellas lo están viendo desde esa perspectiva de lograr que haya mayor igualdad y ‘piso parejo’. El piso parejo lo ponen las condiciones en las que se emite la convocatoria”, consideró. 

Si bien sería relevante que quien llegue al cargo fuera una mujer, la prioridad es escuchar propuestas y que quien se elija mantenga la autonomía de la máxima casa de estudios.

 “¿De qué nos sirve que se vote por una mujer, si van a mantener una relación quizá subordinada hacia otros actores externos? Por ejemplo en el caso de la consejera presidenta del INE, Guadalupe Taddei, las decisiones que ha tomado a mí me parecen tibias y que obedecen a factores externos”, consideró Zavaleta.

Avanza lentamente acceso de mujeres a cargos de decisión en la UNAM

Si bien la UNAM ha crecido en los últimos años en paridad en la matrícula estudiantil y en la planta laboral, se avanza lentamente en el acceso de las mujeres a cargos de decisión al interior de la máxima casa de estudios, así como al Sistema Nacional de Investigadores y a los emeritazgos.

Para Vanesa Hernández, especialista en igualdad de Género y derechos de las mujeres, “aunque hay crecimiento de las mujeres en la ciencia y la academia, no se puede todavía hablar de una igualdad en términos de los cargos que ocupan. Aún existen prejuicios y estereotipos de género que limitan sus oportunidades”.

De acuerdo con mediciones del Observatorio Nacional para la Igualdad de Género en las Instituciones de Educación Superior (ONIGIES), que se encarga de revisar los avances en institucionalización y transversalización de la perspectiva de género en instituciones de educación superior de México entre universidades, tecnológicos, institutos, centros y colegios, en población académica, estudiantil y administrativa; en 2017, del cuerpo directivo de la UNAM, conformado entonces por 163 puestos, 49 eran mujeres y 114 hombres.

Es decir, el 69.9 % eran del género masculino, mientras que 30.1 %, femenino.

En 2021 aumentó a 176 posiciones, de las que 60 eran mujeres y 116, hombres. Es decir, el 34.7 % eran mujeres y el 65.3 % hombres.

Mientras que en direcciones académicas, de 102 existentes en 2017, 32 las ocupaban mujeres y 70  hombres. En 2021 la cifra aumentó a 109, de las que 39 estaban encabezadas por mujeres y 73 por hombres.

En lo que respecta a nombramientos académicos de mayor competitividad, de acuerdo con la Agenda Estadística UNAM, entre 2008 y 2022 sólo se incrementó en 1.5 % los espacios otorgados a mujeres, al pasar en 14 años de 35.5 % a 37.1 %.

Esto representa una exclusión de las mujeres al campo de la investigación científica, y genera acceso diferenciado a los beneficios y posibilidades de ese ámbito académico.

Para Ruth Zavaleta, hoy catedrática y ex presidenta de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, en la academia sucede lo mismo que en la política.

“Si los espacios desde hace siglos los tienen los hombres, ellos mismos se impulsan. No hay manera de romper esos círculos virtuosos para ellos y viciosos para nosotras. Es ‘complicadísimo’ que una mujer llegue a tener plazas de tiempo completo. No se contemplan situaciones como la desigualdad para atender a tus hijos, los tiempos que debes de dar clases. Las mujeres tienen un problema estructural de condiciones”.

El ONIGIES concluye que aún representa un desafío contemporáneo cerrar brechas en los más altos niveles de toma de decisión y en áreas de conocimiento históricamente segregadas por razones de género para las instituciones de educación superior.