Ritmos estacionales del sistema inmune pueden explicar tasa de infección de Covid-19: estudio
Foto: valentinsimon0/Pixabay.com

Linda Geddes/The Guardian

Los relojes y calendarios de nuestros sistemas inmunológicos podrían hacernos más susceptibles a las infecciones y lesiones a ciertas horas del día o meses del año, sugiere un nuevo estudio. Una mejor comprensión de estos ritmos podría tener implicaciones para la prevención y tratamiento de enfermedades como el Covid-19. También podría explicar porqué ciertas enfermedades, como la influenza, tienden a atacar en invierno, mientras los síntomas de otras enfermedades, como la esclerosis múltiple, suelen empeorar en el verano. 

Aunque algunos estudios recientes han insinuado que pueden haber ritmos “circadianos” estacionales o diarios en nuestro sistema inmunológico, esto no se había confirmado en un gran número de personas hasta ahora. 

“A lo largo de los siglos ha quedado claro de que la gente es más susceptible a ciertas enfermedades en el verano, pero todavía no entendemos del todo el papel que juegan nuestros cuerpos en esto”, dijo la Doctora Cathy Wyse, una investigadora postdoctoral en el Colegio Real de Cirujanos en Irlanda, quien lidera la nueva investigación. 

Para investigar, Wyse y sus colegas recolectaron sangre de 329,261 participantes del estudio Biobank del Reino Unido, que ha monitoreado la salud de casi medio millón de británicos por más de una década, para ver si la hora del día o la estación en la que éstas muestras se recolectaron tenía algún efecto en las células inmunológicas que éstas contenían. 

Encontraron fluctuaciones claras en los números de glóbulos blancos y en los marcadores de inflamación en la sangre, sugiriendo que nuestra función inmune puede ser más fuerte o más débil dependiendo de la hora del día o de la estación. “Esto respalda la idea de que pueden haber relojes y calendarios endógenos en nuestro sistema inmune”, dijo Wyse, su investigación se publicó como preimpresión y aún no la revisan sus colegas.

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Estas variaciones no están relacionadas con factores ambientales ni de estilo de vida, ni con los niveles de vitamina D: “Esto sugiere que estos cambios en nuestros sistemas inmunes se deben a nuestros relojes biológicos – los mecanismos innatos que nos permiten darle seguimiento al tiempo”, dijo Rachel Edgar en el Imperial College de Londres, quien estudia como los viruses pueden explotar el ritmo circadiano para ayudarse en su propagación. 

En efecto, las fluctuaciones diarias observadas en este estudio se asemejan a patrones que Edgar documentó en ratones, con los glóbulos blancos congregándose en los nódulos linfáticos al inicio de periodo activo del ratón y moviéndose a la sangre mientras que el ratón progresaba hacia su fase de descanso. Lo que pasa en esos nódulos linfáticos es clave para nuestra respuesta inmune a las vacunas y los viruses como el Sars-CoV-2: “En los ratones, el momento del día en el que se les desafía [con un virus] tiene consecuencias profundas para la respuesta inmune días después”, dijo Edgar. “Esto, sumado a la evidencia de que la vacuna contra la influenza estacional parece ser más eficaz cuando se administra en la mañana que en la tarde, sugiere que ciertas vacunas contra el Sars-CoV-2 podrían funcionar mejor si se administran temprano”.

Esta teoría no se ha probado, y Wyse advierte de interpretar de má sus resultados. Sin embargo, desde una perspectiva evolutiva, tiene sentido coordinar las actividades de tus células inmunológicas cuando es más probable que estés activo “La interpretación más simple es que el sistema inmune ha evolucionado para ser mejor para reconocer y combatir posibles patógenos durante el día, porque es cuando es más probable que los humanos tengan contacto con patógenos”, dijo John O’Neill en el Consejo de Investigación Médica del Laboratorio de Biología Molecular en Cambridge, quien previamente mostró que las células involucradas en la reparación de tejidos dañados, migran hacia las heridas más rápido durante el día. 

“Estos hallazgos son una confirmación emocionante de cómo el tiempo biológico es fundamental para la salud humana”, dijo Tami Martino, presidenta honoraria de Investigación Molecular Cardiovascular en la Universidad de Guelph en Ontario, Canadá. “Desde una perspectiva para el estilo de vida, podemos usar este nuevo conocimiento del tiempo biológico para guiar nuestros comportamientos, tal vez restringiendo nuestra actividad durante la noche o en el invierno, para minimizar nuestra exposición a patógenos en momentos que somos menos resistentes”. 

En un estudio separado que se publicó la semana pasada, Martino descubrió que la composición del microbioma intestinal en los ratones también sigue un ritmo de día-noche y que alimentar a los ratones durante su periodo de descanso – que perturbaba estos ritmos microbianos – deterioraba la capacidad del ratón de reparar los daños cardiacos. 

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