El aumento del dióxido de carbono atmosférico continúa elevándose
Permafrost derretido de la tundra en Quinhagak en la Delta Yukón en Alaska. El permafrost derretido ha aumentado más rápido que en cualquier momento desde que se comenzó a registrar hace 40 años. Fotografía: Mark Ralston/AFP/Getty

Todos los días, encima de donde aparece esta columna en el periódico, se registran en partes por millón las lecturas atmosféricas diarias desde el observatorio Mauna Loa en Hawai. 

Semana tras semana, siguen en aumento y presentan una lectura sombría. Estamos cerca de las 420ppm, 50% más de las 280ppm de los tiempos preindustriales, antes de que comenzaramos a quemar petróleo y carbón en cantidades significativas. 

La última vez que los niveles de dióxido de carbono estuvieron a esta altura, hace 3.6 millones de años, los niveles del mar estaban 20 metros más arriba y grandes áreas que ahora están cubiertas de hielo eran boscosas. Las tierras donde ahora están muchas de nuestras ciudades costeras y mucha de la comida que cultivamos estaban profundamente debajo del agua. Zonas grandes en los trópicos habrían sido inhabitables porque estaban muy calientes. 

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Tan preocupantes como los niveles de dióxido de carbono son los de metano, un gas de efecto invernadero 30 veces más potente. A pesar de las reducciones en la actividad industrial inducidas por la pandemia, los niveles de metano proveniente de las actividades del fracking, oleoductos con fugas y la ganadería así como el derretimiento del permafrost se elevaron más rápido que nunca desde que se comenzaron a registrar hace 40 años. 

Esto muestra que todos los esfuerzos para evitar el sobrecalentamiento del clima hasta ahora han sido irremediablemente inadecuados y no prevenirán el caos inminente.

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