Lo que los famosos buscan en la comida
Grace Dent: "Mi bocadillo reconfortante son las patatas fritas crujientes y avinagradas con mucha sal y mucha salsa". Foto: Ilka & Franz / The Guardian. Estilista gastronómica: Lucy-Ruth Hathaway. Peinado y maquillaje: Sarah Cherry con NARS Cosmetics. Conjunto de construcción: Lost Boys. Asistente de estilismo gastronómico: Valeria Soledad Russo.

Mi nuevo podcast para The Guardian, Comfort Eating, en el que hablo con personas famosas sobre sus secretos de comida es mi oportunidad soñada de una plática honesta. Entrevistar celebridades es un poco complicado: llegan a la defensiva, con listas de lo que no quieren hablar, o no quieren estar allí, o llevan todo el día encerrados en la suite de un hotel repitiendo anécdotas aburridas de su más reciente proyecto.

Muchas veces, la parte más divertida de cualquier entrevista de TV viene justo antes de que empiecen a rodar las cámaras. Es cuando el encargado del audio pregunta, “OK, rápidamente, dime qué desayunaste”. No es una pregunta siquiera: es solo la forma que usan los del audio para hacer que las celebridades hagan ruido para ajustar los niveles de sonido. Pero es la parte que más me gusta, y la parte en la que los famosos tienen la guardia baja. “Dos chocolates creme egg… nunca puedo comer sólo uno. Me recuerdan cuando era un niño chiquito”, contestó un actor británico perfeccionista del gym. O de la sílfide sex symbol; “Galletas Ritz con queso Primula y un pepinillo Branston. Los llevo en mi maleta para no volverme loca”.

Esperen.. ¿Qué? ¡Hablemos de esto! Para mí estas son las verdaderas preguntas. Desayunos, preparaciones secretas de antojos, galletas favoritas y los detalles de su orden acostumbrada de Domino’s. Allí es donde está el verdadero ser humano. Palomear un restaurante favorito me dice muy poco de una persona, pero puedes decir mucho sobre lo que comen detrás de las puertas. Lo que comemos en pijama, que nos conforta, que nos da felicidad, nos calma o nos da amor es algo muy, muy personal. A veces es bastante embarazoso.

Por si te lo perdiste: Jarra perfecta: 10 cócteles de los mejores bartenders para saciar tu sed

Por ejemplo, yo no puedo comer frijoles en pan tostado sin un montón de aderezo amarillo para ensaladas de Heinz, la presentación con más grasa, no la light. Necesito verter en un chorro todo el rayo de luz. Cada vez que empiezo una nueva relación mantengo en secreto mi hábito de la crema para ensaladas, especialmente con frijoles. A algunas personas les parece aborrecible. Pero me regresa a los 70 cuando no era más que una niña, me paraba en la silla en una cocina en Carlisle y untaba Heinz en un sandwich, que básicamente era ensalada de aderezo con pedazos de zanahoria picada y pepino, en el pan y me hacía sentirme muy grande. Es un sabor que me ha gustado toda la vida. Lo mismo sucede con el pudín de arroz de Ambrosia, directo de la lata con una cucharada de mermelada de fresa. Al final de un largo y terrible día, esto, en el sofa, es el equivalente a un baño y un apapacho. En cuanto al desayuno, cada vez que pongo un huevo hervido en un tazón con, sí, aderezo para ensalada para cumplir mis entregas, me regreso a las frías mañanas entes del jardín de niños cuando escuchaba a Terry Wogan en Radio 2 y que donaba osos de peluche a la venta de Blue Peter.

En mi podcast semanal, quiero explorar exactamente este tipo de cosas: lo que comemos, cómo lo comemos y por qué.  Ya hablé con Rafe Spall sobre su orden favorita de comida india para llevar, que  le recuerda a sus viernes en la noche en los 80 con su padre Timothy. Russell T Davies me preparó un antojo que le ayudó a escribir It’s A SIn. No quiero echar a perder la sorpresa, pero no es comida Cordon Bleu.

Durante los últimos meses he hablado con personas sobre sus órdenes de Nando y Nice’N’Spicy Nik Naks, y los porqués de la fábrica de crema del helado de Pizza Hut. O al menos así empezó la conversación: hablábamos de la comida de la escuela, los primeros amores, las malas citas, las audiciones terribles, los rompimientos desastrosos, la rivalidad entre hermanos y las divisiones de casa. La comida es el hilo común de todas estas cosas de la vida. Al hablar de los detalles de los antojos secretos de las celebridades he llegado a los lugares más sorprendentes.

Te recomendamos: El ‘no’ es un reto para demostrar que sí puedo: Claudia Ruiz Sántiz, chef indígena reconocida como una de las 50 mejores del mundo

Para la sesión de fotos de Comfort Eating quise rendir tributo a mi antojo favorito que más me calma llenando la bañera: papas fritas. Sí, como crítica de restaurantes, paso mucho tiempo en restaurantes elegantes, comiendo de lujo y con platillos muy adornados. Pero para mí el verdadero sabor están en las papas doradas con vinagre con mucha sal y como reconocimiento total del estereotipo inglés, mucho gravy. Con el tiempo he tratado de abandonar ya que soy mayor y aparentemente más sabia, pero no he podido. Un cocinero me preparó puotine canadiense en MasterChef, el momento fue realmente emotivo. Bastó una mordida y yo tenía de nuevo 15 años y era ingenua de nuevo y comía papas en mi charola de unicel fuera del club de jóvenes mientras Blue Monday de New Order sonaba a través de las puertas abiertas.

Snacks como ese nos remiten al pasado y hacen que el presente y el futuro no sean tan atemorizantes. El podcast Comfort Eating es para esto. Es un aspecto de las celebridades que no se ve normalmente, una forma de aliviar el corazón por medio del estómago. Yo, por una vez, haré una historia de los hotcakes crujientes de Findus o sobre la Viennetta de menta para hablar de la motivación de ser actor algún día.

Síguenos en

Google News
Flipboard