Quédate en México: los migrantes se enfrentan a un peligro mortal ya que Biden restablece la política de Trump
Los migrantes acampan en el refugio de El Chaparral, en la ciudad fronteriza mexicana de Tijuana, en agosto. Foto: Joebeth Terríquez/EPA

La decisión del gobierno de Biden de reactivar la política de “Quédate en México” de Donald Trump someterá a miles de personas a un “enorme sufrimiento” y las dejará vulnerables a secuestros y violaciones mientras languidecen en peligrosas ciudades fronterizas mexicanas, advirtieron los defensores de la migración.

Tras llegar a un acuerdo con México, Estados Unidos comenzó a regresar a los solicitantes de asilo de otros países latinoamericanos a México, donde estarán obligados a esperar mientras se evalúa su caso.

Bajo esta política, implementada por primera vez por Trump, los solicitantes de asilo quedaban varados en las violentas ciudades fronterizas mexicanas en las que eran blanco habitual de los grupos del crimen organizado para ser violados, robados, extorsionados y secuestrados.

El gobierno estadounidense se compromete a mejorar el sistema para permitir que los solicitantes de asilo cuenten con representación legal y concluir sus solicitudes “en un plazo de seis meses a partir de su regreso inicial a México”.

México señaló que las autoridades estadounidenses respondieron a sus inquietudes sobre el financiamiento de los albergues para migrantes, protección para grupos vulnerables y acceso a chequeos médicos y vacunas Covid-19. También se comprometió a tomar en cuenta las “condiciones locales de seguridad” antes de aceptar a los solicitantes de asilo, una promesa que provocó la inquietud de los defensores de los migrantes.

Sin embargo, los defensores argumentan que las principales deficiencias del programa no han cambiado.

“La violencia a la que se enfrentan los migrantes en México superará cualquier tipo de compromiso hecho por el gobierno mexicano para intentar mejorar esto”, comentó Linda Rivas, directora ejecutiva de Las Americas Immigrant Advocacy Center en El Paso, Texas. “No hay suficientes refugios. La gente sigue siendo secuestrada, a veces incluso en su propio refugio…

México puede intentar [proteger a los migrantes] pero la realidad es que México no tiene los medios para hacerlo”.

El programa, conocido eufemísticamente como los Protocolos de Protección de Migrantes (MPP), fue parte de un bombardeo de políticas de Trump cuyo objetivo era socavar el sistema de asilo. La administración de Trump también apeló a una ley de salud pública hasta entonces poco conocida, el Título 42, con el objetivo de llevar a cabo expulsiones masivas por el supuesto riesgo para la salud que representaban los migrantes durante la pandemia de Covid-19.

Biden propuso durante su campaña mostrar una imagen más amigable de la política de inmigración de Estados Unidos, sin embargo, durante su mandato ha mantenido el Título 42 en vigor. En agosto, un juez federal ordenó al gobierno de Estados Unidos reactivar el programa

“Quédate en México”, una decisión que el gobierno de Biden está apelando.

“Ahora tienes dos políticas [Título 42 y Permanecer en México] que ya no son políticas de

Trump, sino de Biden”, dijo Rivas. “Biden tiene la capacidad de poner fin al Título 42 y no lo ha hecho. Contemplamos un enorme sufrimiento en la frontera”.

Los solicitantes de asilo y los defensores de los migrantes han proporcionado relatos horribles de la violencia ejercida sobre las personas enviadas a México bajo el MPP. Los taxistas de Ciudad Juárez recogen a los extranjeros en la ciudad y los entregan a los grupos criminales. Los niños desaparecen de los albergues para inmigrantes. Las mujeres han sido violadas y asesinadas.

Human Rights First, un grupo de derechos humanos estadounidense que investigó los abusos del programa Permanecer en México, documentó más de mil 500 casos de secuestros y ataques contra migrantes que fueron trasladados al otro lado de la frontera con México.

Muchos de los solicitantes de asilo que son regresados a México, explicó Rivas, no recibieron información por parte de los funcionarios fronterizos estadounidenses sobre el lugar al que se dirigían hasta el último momento.

La miseria del programa MPP quedó encapsulada en un campamento de tiendas de campaña a lo largo del Río Grande en Matamoros, frente a Brownsville, Texas, donde los solicitantes de asilo soportaron inundaciones, un clima gélido y la extorsión de las pandillas locales.

“Es inevitable que estos migrantes vuelvan a formar estos campamentos”, señaló el padre Francisco Gallardo, director de los ministerios para migrantes de la diócesis de Matamoros. “Todas las ciudades fronterizas se van a llenar de migrantes”.

La reactivación del MPP le puede causar algunos problemas políticos a Biden, pero el tema ha recibido poca atención por parte de los medios de comunicación mexicanos. El presidente Andrés Manuel López Obrador no abordó el tema en su conferencia de prensa matutina del jueves, incluso cuando en realidad dejó de lado sus promesas de campaña de 2018 de no “hacer el trabajo sucio” de otros gobiernos en materia de inmigración.

“El gobierno mexicano es muy afín al legado que dejó Trump: sobre el control migratorio”, dijo Tonatiuh Guillén López, excomisionado de inmigración, quien renunció en 2019 después de que México cedió a las amenazas de Trump de detener la migración a través del país o enfrentarse a aranceles devastadores.

“México se convirtió en un aparato de control migratorio [estadounidense]”.

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