Las familias divididas por las vacunas anticovid mientras planean sus reuniones navideñas
Desde hace mucho tiempo, la Navidad ha sido un asunto familiar, pero las personas antivacunas hacen que este año sea especialmente difícil. Foto: Paul Collis CC/Alamy

La Navidad debería ser una época llena de alegría, pero para muchas familias puede acentuar las divisiones entre padres, hijos o hermanos y sacar a la superficie tensiones sin resolver. Este año se suma una cuestión especial a esa dinámica: el hecho de que algunos miembros de la familia estén o no estén vacunados.

Olivia, 23 años, Manchester

Mi madre está en sus 60 años y toda su vida ha sido una persona antivacunas. Yo no recibí ninguna vacuna hasta que fui adulta.

Mis padres están divorciados y tengo tres hermanos. Mis dos hermanas tampoco están vacunadas, pero mi hermano y mi padre están vacunados al igual que yo.

A mi madre le preocupa reunirse con sus hijos vacunados en Navidad. Cree que nuestras vacunas se podrían “mudar” a su cuerpo, lo cual es ridículo. Y mi padre, que tiene 59 años, no quiere recibir a sus hijos no vacunados en casa en Navidad. Quiere que todos intercambiemos regalos con él al aire libre y que nos hagamos una prueba PCR antes del evento.

Mis dos hermanos que no están vacunados y yo finalmente decidimos que los tres pasaríamos la Navidad juntos en la casa de mi hermana. Mi hermano vacunado la pasará con sus hijos, pero pasará a vernos. Él se contagió de Covid-19, por lo que se siente invencible, y yo soy joven, sana y estoy vacunada, por lo que creo que mi riesgo personal es bajo.

Todos nos haremos pruebas de flujo lateral antes de reunirnos, y ninguno de nosotros tiene alguna condición médica preexistente.

Por un lado, me alegra saber que no voy a pasar la Navidad con mis padres, porque todas las discusiones sobre la vacuna y el Covid-19 pueden ser un poco abrumadoras. Será agradable pasarla con mis hermanos. Pero, al mismo tiempo, creo que es una pena, y mis padres están molestos por ello, sobre todo mi padre. Él realmente quiere que todos sus hijos estén vacunados y que todos tengamos una cena de Navidad juntos.

Emma, 30 años, Hertfordshire

Ni mi padre, que es un profesional muy preparado con una enfermedad crónica, ni mi madrastra, que trabaja en el Servicio Nacional de Salud, están vacunados. Ambos tienen más de 60 años.

Me reuniré con ellos en Navidad durante el mínimo tiempo posible, solo una hora más o menos, con el fin de mantener una relación normal. Si fuera cualquier otro día, no me reuniría con ellos, pero como es Navidad, siento la obligación de hacerlo.

He tenido docenas de conversaciones con mi papá, intentando convencerlo de que se vacune.

También le he escrito largos correos electrónicos, cuestionando los datos de las fuentes de los artículos que me envía. Él obtiene su información de grupos de Facebook y Telegram, de gente como David Icke y Piers Corbyn, y de sitios web al azar que venden remedios de plantas medicinales.

Mi hermano no visitará a mi padre este año como suele hacerlo. Lo visitaremos al último, después de visitar primero a mi madre y a mis suegros, que son vulnerables; tuvimos que planearlo así.

La razón por la que lo visitaré es para mantener la paz y porque no quiero que nuestra relación muera. Pero mi padre y mi hija de siete años se adoran, y me preocupa que cuando se vean, ella lo pueda contagiar de Covid-19.

Casi he llegado a aceptar que se enfermará y morirá, antes de que esto ocurra. Hay muchos casos en su escuela.

Me gustaría que existiera una mayor aceptación de que está bien cambiar de opinión sobre la vacuna; que, en realidad, no es necesario mantener la decisión que tomaste hace un año. Me alegraría el año que mi padre me dijera: pensándolo bien, me equivoqué sobre los riesgos, o realmente quiero ver a mi hijo, y me voy a vacunar. Ese sería el mejor regalo de Navidad.

Angela, 58 años, Cornualles

Tengo esclerosis múltiple y estoy completamente vacunada, pero mi esposo, que está en sus 60 años y tiene varias enfermedades crónicas, no está vacunado. Ni siquiera se pone el cubrebocas.

Tampoco se quiere hacer la prueba del Covid-19, lo que significa que en Navidad no podremos ir a visitar a su padre, que tiene más de 90 años y vive en un asilo. No se han visto desde hace dos años.

He tenido muchas y muy largas discusiones con mi esposo sobre la vacuna. Le envié artículos de The Guardian y The Observer, y durante muchos meses intenté convencerlo de que estaba equivocado. Pero ahora ya me rendí por completo. Estoy cansada de todo esto. Le digo que no quiero conocer sus teorías y lo ignoro cuando me habla de ellas.

Mi madre, que tiene 89 años, se quedará con nosotros en Navidad. A pesar de que está completamente vacunada, me siento muy nerviosa al respecto. Su opinión es: ella sobrevivió a la guerra: ella puede sobrevivir a mi esposo.

La situación me parece muy angustiante y frustrante. También es agotador: me encuentro constantemente alternando entre el sentimiento de enojo hacia mi esposo y la preocupación de que se contagie de Covid-19.

Se cambiaron algunos nombres y detalles para proteger la identidad de los entrevistados.

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