EU podría flexibilizar algunas restricciones relacionadas con la prescripción de opioides
Frascos del analgésico de venta con receta OxyContin. Foto: George Frey/Reuters

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos podrían flexibilizar sus normas de prescripción de opioides, en una medida que podría marcar una nueva dirección para el tratamiento del dolor crónico.

El jueves pasado, los CDC publicaron una propuesta de cambios en sus normas sobre la prescripción de opioides, reduciendo los límites de las dosis que se pueden recetar y durante cuántos días en los casos de dolor agudo.

En 2016, la agencia creó normas para reducir las prescripciones que fomentaban la epidemia de sobredosis de opioides. Pero a medida que se aplicaron estas normas, las muertes por sobredosis de opioides aumentaron en lugar de disminuir.

En varios estados se redactaron nuevas leyes para codificar las restricciones, y algunas aseguradoras comenzaron a basar su cobertura de medicamentos en las normas en cuestión.
Estas extensas medidas suspendieron la medicación de algunos pacientes que luchaban contra el dolor crónico y los trastornos por consumo de sustancias, en ocasiones sin posibilidad de reducir la dosis de los medicamentos o de someterse a un tratamiento contra la dependencia de sustancias.

Cuando se agotaron las fuentes de medicamentos, algunos pacientes recurrieron a sustancias ilícitas como la heroína y el fentanilo.

“Si les cortan el suministro, están llevando inadvertidamente a la gente a un suministro ilícito“, dijo Kate Nicholson, directora ejecutiva del National Pain Advocacy Center. “El suministro callejero está tan contaminado que realmente están empujando a la gente a algo muy peligroso”.

Las sobredosis mortales aumentaron de 63 mil en 2016 a más de 100 mil el año pasado, muchas de ellas provocadas por el poderoso opioide sintético fentanilo. En los últimos dos años, las muertes por fentanilo se duplicaron en Estados Unidos, pero los adolescentes, en particular, se vieron afectados por las sobredosis de fentanilo, ya que la tasa de mortalidad se triplicó en ese período.

Sin embargo, los grupos de reducción de daños tienen dificultades para acceder a la naloxona asequible, el medicamento que revierte las sobredosis de opioides. Y solo un estado, Arizona, tuvo suficiente naloxona en 2017 para evitar la mayoría de las muertes por sobredosis, según indicó un estudio publicado en Lancet el jueves.

‘Lo estaban usando en mi contra’

Para pacientes como Bev Schechtman, las normas de los CDC de 2016 hicieron que lo que hubiera sido una hospitalización rutinaria fuera traumática.

Schechtman padece la enfermedad de Crohn y con frecuencia sufre de cálculos renales, a veces varias veces al mes.

En 2017, un caso de cálculos renales se complicó demasiado como para ser tratado en casa. Ingresó al hospital porque le preocupaba desarrollar una infección y estaba vomitando demasiado como para mantener la comida, el agua y los analgésicos recetados en el estómago.

Era algo que ya le había ocurrido varias veces. Pero en esta visita, contó Schechtman, le negaron inexplicablemente los analgésicos por vía intravenosa porque el médico consideró que corría un mayor riesgo de adicción, ya que en su infancia sobrevivió a abusos.

“Me dijo: ‘Los abusos sexuales en la infancia cambian la química de tu cerebro, y lo mismo ocurre con los opioides intravenosos, así que no puedo ser parte de eso'”, recordó Schechtman.

Se quedó sorprendida, y horrorizada. “Están utilizando algo que ya era traumático de mi infancia, algo que ya es esta experiencia dolorosa que no fue mi culpa. Y sentí que lo estaban usando en mi contra para castigarme por… ¿para qué?”

Esa pregunta la atormentó. Cuando estuvo en casa y por fin se recuperó, comenzó a indagar.

“Hasta ese momento, no tenía ni idea de cuáles eran las normas del CDC, no conocía nada de esto”, dijo Schechtman. Desde entonces, se convirtió en una franca defensora del tratamiento del dolor y en la vicepresidenta del Doctor Patient Forum, una organización sin fines de lucro.

Considera que su experiencia se debió a un exceso de confianza en las estrictas normas, y celebró la nueva dirección de las normas.

No obstante, los cambios no se deberían detener ahí, comentó. “Si estas normas se aprueban tal y como están, tendremos mucho trabajo pendiente, porque ahora tenemos que conseguir que las eliminen de las leyes estatales, tenemos que conseguir que las eliminen de las compañías de seguros”.

Atrapados en los cambios

En la década de 1990, los fabricantes de medicamentos comercializaron los nuevos opioides como productos menos adictivos y promovieron su uso entre los pacientes.

“Nos excedimos con las recetas de los medicamentos, las compañías farmacéuticas nos vendieron una especie de cuento que nos decía que no, que estas cosas no son adictivas”, dijo Bryce Pardo, director asociado del Centro de Investigación de Política de Drogas de Rand Corporation.

En respuesta a la creciente crisis de sobredosis de opioides, las nuevas normas de finales de la década de 2000 dificultaron la prescripción de estos medicamentos y, aproximadamente al mismo tiempo, comenzaron a aumentar las muertes por sobredosis de opioides ilícitos.

“Cerramos la llave demasiado rápido sin intentar realmente aumentar el acceso a los programas de tratamiento farmacológico”, señaló Pardo. El tratamiento de la adicción a sustancias no se amplió con la rapidez que necesitaban los pacientes.

“Creo que eso es lo que los CDC están intentando hacer al flexibilizar algunas de las normas de prescripción actualmente porque se dan cuenta de que, bueno, puede que nos hayamos excedido al intentar apartar a la gente demasiado rápido”, dijo Pardo.

Sin embargo, argumentó, hay que evitar que las normas se desplacen demasiado en la otra dirección: “Es una especie de ping-pong entre los extremos”.

Las nuevas normas deben lograr un delicado equilibrio entre asegurar que los pacientes que padecen dolores graves tengan acceso a los medicamentos que necesitan, pero también evitar introducir de forma innecesaria a nuevos pacientes a los opioides, señaló.

Las personas con dolor crónico pueden “manejar su vida sin problemas con un opioide, y eso está bien. Lo que no queremos es que un joven de 19 años que se rompió la rodilla en un entrenamiento de futbol reciba 90 días de medicamento recetado“.

Es difícil alcanzar ese equilibrio, dijo Nicholson, que lo llamó “la solución perfecta”.

“La prescripción excesivamente liberal fue perjudicial, por lo que creo que los CDC intervinieron para intentar frenar ese daño”, comentó. Pero “las personas que realmente lo necesitaban quedaron atrapadas en el punto de mira de este cambio”.

Ella formó parte de una junta de asesores que revisó un borrador anterior de las normas de los CDC el año pasado. Afirmó que las nuevas normas, que incorpora los comentarios de los asesores independientes, es “una enorme mejora para las personas con dolor crónico”.

Síguenos en

Google News
Flipboard