Los incendios forestales podrían aumentar en un tercio para 2050, advierte la ONU
Incendios forestales en California. Un nuevo informe advierte que los incendios extremos que devastaron Estados Unidos, Australia y Siberia serán más frecuentes a finales de siglo. Foto: David Swanson/Reuters

Los incendios forestales que devastaron California, Australia y Siberia serán un 50% más frecuentes a finales de siglo, según indica un nuevo informe que advierte que los incendios incontrolables asolarán zonas del planeta que antes no se veían afectadas.

Según un informe de la ONU en el que participaron más de 50 investigadores internacionales, la agudización de la crisis climática y el cambio en el uso del suelo están provocando un aumento global de los incendios forestales extremos, con un incremento del 14% previsto para el año 2030 y del 30% para el 2050.

Los datos sugieren que se debería producir un cambio radical en el gasto público destinado al control de los incendios forestales. El informe indicó que los gobiernos estaban invirtiendo su dinero en el sitio equivocado al centrarse en el trabajo de los servicios de emergencia cuando la prevención de incendios sería un enfoque más eficaz.

Los incendios forestales se están convirtiendo en una parte previsible de la vida en todos los continentes, excepto en la Antártida, y están destruyendo el medio ambiente, la fauna y la flora, la salud humana y las infraestructuras, según señala el informe, redactado en colaboración con GRID-Arendal, un centro de comunicación medioambiental sin fines de lucro. El informe advirtió sobre un “cambio dramático en los regímenes de incendios en todo el mundo“.

“De Australia a Canadá, de Estados Unidos a China, en toda Europa y en el Amazonas, los incendios forestales están causando daños en el medio ambiente, la fauna y la flora, la salud humana y las infraestructuras“, señaló el prólogo del informe, añadiendo que aunque la situación “sin duda es extrema, todavía no es desesperada”.

Aunque los “incendios paisajísticos” son esenciales para el buen funcionamiento de algunos ecosistemas, el informe analiza específicamente los “incendios forestales”, a los que define como incendios inusuales de vegetación de libre combustión que suponen un riesgo para la sociedad, la economía o el medio ambiente. Este mes, los investigadores descubrieron que el calentamiento global podría provocar “megaincendios resistentes a las prácticas de extinción de incendios” en el sur de California. En Estados Unidos, los incendios forestales quemaron casi 3 millones de hectáreas el año pasado, y los incendios son cada vez más difíciles de combatir.

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Una familia australiana se refugia de uno de los intensos incendios forestales que ardieron en Tasmania en 2013. Foto: Tim Holmes/AP

Actualmente, la respuesta directa contra los incendios forestales recibe más del 50% del financiamiento, mientras que la planificación y la prevención reciben menos del 1%. El informe aboga por una “fórmula preparada para los incendios” que reequilibre las inversiones de modo que la mitad recaiga en la planificación, la prevención y la preparación, alrededor de un tercio en la respuesta y el 20% en la recuperación.

La profesora Sally Archibald, ecologista en la Universidad de Witwatersrand en Johannesburgo, que participó en el informe, comentó: “Se trata de una conclusión realmente importante que espero que oriente el dinero y los recursos hacia la dirección correcta, además de cambiar las políticas”.

“No podemos prometer que si el mundo destina dinero a la gestión proactiva de los incendios, no habrá más fenómenos de incendios extremos, porque estos incendios son causados por el cambio climático global”, señaló. “Pero sin duda nos ayudaría a minimizar el impacto y a minimizar la pérdida de los daños“.

Existen muchas soluciones naturales, como iniciar incendios controlados mediante quemas prescritas, gestionar los paisajes mediante el pastoreo de animales para reducir la cantidad de material inflamable en el entorno, así como retirar los árboles que se encuentran demasiado cerca de las viviendas de las personas.

Los autores del estudio señalaron que deberían existir más sistemas de control con base científica combinados con los conocimientos indígenas y una mejor cooperación internacional, con vistas a la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente en Nairobi.

“Tras un siglo de investigación, hemos llegado a la conclusión de que la forma en que las personas queman sus terrenos tradicionalmente en África probablemente es la más adecuada para el ecosistema”, dijo Archibald.

Las estrategias de gestión de incendios varían en todo el mundo, pero como norma general, los expertos creen que los ecosistemas más cercanos al ecuador deberían tener más incendios controlados, mientras que los más alejados deberían tener menos. Entre las excepciones figuran los bosques tropicales, como el Amazonas, que se sitúan sobre el ecuador pero que deberían tener muy pocos incendios.

“No se trata de una solución universal. Los incendios son como la lluvia, hay diferentes tipos de incendios en diferentes partes del mundo”, explicó Archibald.

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Una imagen satelital del humo sobre el noreste de Rusia. Los incendios comenzaron el pasado mes de mayo, cuando se derritió la nieve en Yakutia. En agosto, las llamas habían quemado gran parte del bosque de alerces. Foto: Aqua/Modis/Nasa

Los incendios forestales han agravado la crisis climática debido a la destrucción de ecosistemas ricos en carbono, como las turberas, el permafrost y los bosques, provocando que el paisaje sea más inflamable. Restaurar ecosistemas como los pantanos y las turberas ayuda a evitar que se produzcan incendios y crea amortiguadores en el paisaje.

El cambio climático incrementa las condiciones en las que se originan los incendios forestales, como el aumento de las sequías, las altas temperaturas del aire y los fuertes vientos. Además, las emisiones de carbono derivadas de los incendios forestales han alcanzado su nivel más alto

Según el informe, combatir la crisis climática es una prioridad clave en la prevención de incendios forestales.

También pide que se mejoren las normas de salud y seguridad de los bomberos, lo que incluye la sensibilización sobre los peligros de la inhalación de humo, la reducción de su exposición a situaciones que ponen en riesgo su vida y el fomento del descanso adecuado entre turnos.

Inger Andersen, directora del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, comentó: “Tenemos que minimizar el riesgo de incendios forestales extremos preparándonos mejor: invertir más en la reducción del riesgo de incendios, trabajar con las comunidades locales y reforzar el compromiso global de lucha contra el cambio climático”.

El profesor Guillermo Rein, del Imperial College de Londres, que no participó en el estudio, indicó que era bueno leer un “resumen extenso e internacional” sobre la necesidad de cambiar la gestión de los incendios.

“El informe completo es impresionante. Señala muchas cosas buenas e importantes”, dijo. “Es especialmente importante el énfasis en los incendios forestales extremos y la recomendación de [pasar] de la respuesta a la prevención y la preparación”.

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