‘Dibujan bombas, tanques y deseos de paz’: La crisis de salud mental infantil de Ucrania
Dos jóvenes hermanos ucranianos en un centro de asistencia temporal para refugiados en Polonia. Foto: Alessio Mamo/The Guardian

Dos días después de que las fuerzas rusas entraron a Ucrania, el 26 de febrero, la administración pública militar del país solicitó que se implementara un sistema de apoyo psicológico en la estación de tren de Lviv.

Miles de mujeres y niños pasaron por la estación, ubicada a 80 km de la frontera con Polonia, e inmediatamente se volvió evidente la necesidad de contar con médicos y psiquiatras para apoyar a los desplazados.

“La primera semana fue muy difícil”, dice el doctor Orest Suvalo, psiquiatra y coordinador del centro de apoyo. “Había personas que llegaban de Kiev y Kharkiv que mostraban síntomas críticos de angustia. Muchos niños, y también adultos, entraban en pánico y buscaban refugios y autobuses para ir a Polonia”.

Los trabajadores especializados en salud mental y los médicos de Lviv informan que miles de niños refugiados ucranianos desplazados por la guerra muestran graves síntomas de trauma. “Aquí he visto niños con síntomas catatónicos, en los que se quedan como congelados y no reaccionan a ningún estímulo exterior”, comenta el doctor Viktor Balandin, psicólogo de la ONG ucraniana Osonnya.

“Muchos de ellos dejaron de hablar, otros no pueden mover las manos o los dedos. Simplemente se paralizan”

“Me dije: ‘si no puedo ayudar a mis hijos, porque están lejos, puedo ayudar a otros niños'”. Bohdan Tykholoz

Desde que comenzó la invasión rusa, millones de niños ucranianos han tenido que abandonar sus escuelas, juguetes y juegos. Se han visto obligados a abandonar sus cuartos para instalarse en refugios antibombas, sótanos e instalaciones para refugiados. La guerra también ha matado a sus compañeros; de acuerdo con el fiscal general de Ucrania, hasta ahora han muerto 90 niños.

El trauma causado por el conflicto es profundo para los jóvenes que se encuentran desplazados, y muchos de ellos, si no es que la mayoría, tienen las cicatrices psicológicas del terror.

Los médicos de salud mental de Ucrania señalan que la repentina ausencia de los padres, obligados a permanecer en el país después de que el gobierno aplicó la ley marcial que prohíbe la salida de los hombres de 18 a 60 años, también ha repercutido significativamente en la vida de los niños.

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Los médicos que se encuentran en Ucrania señalan que ha sido difícil atender las necesidades de salud mental de los pacientes, ya que muchos se han tenido que desplazar rápidamente al siguiente lugar. Foto: Alessio Mamo/The Guardian

“En el caso de los niños más pequeños, de hasta dos o tres años, su estado de salud mental depende del estado de sus padres, normalmente de la madre”, explica Balandin. “Si la madre se encuentra en una condición emocionalmente estable, sus hijos también serán más estables. En cambio, en el caso de los adolescentes, la situación es diferente, porque ellos ya entienden lo que está ocurriendo. A su edad, los adolescentes procesan, se adaptan y aceptan su propio ego de forma natural. Sin embargo, demasiados cambios en su vida significan más dificultades para adaptarse y aceptar”

Más allá de la estación de tren, las personas que trabajan en el mundo del arte han respondido a la necesidad de apoyo terapéutico. Bohdan Tykholoz, director del Franko Museum de Lviv, recibe cada día a alrededor de mil niños en el teatro que dirige junto con un equipo de psicólogos infantiles, artistas, músicos y profesores. Los niños participan en actividades artísticas y musicales con el objetivo de ofrecerles un poco de normalidad y un espacio para jugar.

“La idea surgió cuando mis dos hijos y mi esposa tuvieron que abandonar el país y trasladarse a Alemania, inmediatamente después de que comenzó el conflicto”, comenta Tykholoz, que bautizó el proyecto con el nombre de Fun for Courage. “Mi esposa hizo una lista de las cosas que necesitaba. La primera era una secadora de cabello. La segunda: hojas de papel, marcadores y lápices de colores, cualquier cosa que pudieran utilizar para crear las cosas que más necesitaban. Cuando me di cuenta de que la necesidad más urgente de mis hijos era crear, dibujar, inmediatamente pensé en este proyecto. Me dije, ‘si no puedo ayudar a mis hijos, porque están lejos, puedo ayudar a otros niños‘”.

Kateryna Sukhorebska, que organiza actividades artísticas para niños desplazados en su librería en Lviv, comenta que los niños dibujan la realidad de la guerra: “Dibujan bombas y tanques, porque eso es lo que ven con sus propios ojos. Pero también hay esperanza en sus dibujos, y el deseo de paz y victoria”.

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Un padre cubre a su hijo con una cobija en la estación de Przemyśl, en Polonia. El psiquiatra Orest Suvalo señala que espera que los niños reciban apoyo en materia de salud mental en los países a los que lleguen. Foto: Alessio Mamo/The Guardian

El tratamiento de algunos de estos trastornos de salud mental requiere terapia inmediata y constante, sin embargo, muchos niños ucranianos se desplazan constantemente. Viajan largas distancias, a pie, en tren, en carro y en autobús. Sus familias se ven obligadas a cambiar de dormitorio, día tras día. Se ven obligados a hacer filas kilométricas de personas y vehículos antes de cruzar las fronteras hacia Polonia o Rumania, esperando en el frío hasta 40 horas.

Suvalo explica que en muchas ocasiones su equipo no tiene tiempo para diagnosticar los trastornos mentales antes de que los niños hayan abandonado la clínica, con destino a otra localidad o a Polonia.

“Supongo que en los países occidentales recibirán muchos cuidados adecuados”, comenta. “Si estos niños pueden vivir en un entorno estable, también es posible que puedan convertir estos traumas en resiliencia, como sucede en la historia de nuestro pueblo ucraniano”.

“Si nos fijamos en la historia de Ucrania, en los siglos XX y XXI, está llena de grandes traumas. La primera guerra mundial, la segunda guerra mundial, la ocupación soviética y las revoluciones internas de los últimos diez años, hasta esta terrible invasión. Sin embargo, a pesar de estas guerras, a pesar de la destrucción, a pesar de las bombas y las tragedias, a pesar de todo, seguimos vivos”.

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