‘Tenemos a todo el mundo aquí’: Albergue polaco que recibe a extranjeros procedentes de Ucrania
Extranjeros esperando para cruzar a Polonia desde Ucrania. Varios países africanos se han quejado del racismo manifestado hacia sus ciudadanos en la frontera. Foto: Emmanuel Duparcq/AFP/Getty

En una modesta calle en las afueras de Varsovia, entre una serie de bodegas, han instalado un albergue para acoger a refugiados no ucranianos entre los casi dos millones de personas que han huido a Polonia desde el inicio de la invasión rusa. En el vestíbulo de entrada hay un cartel con mensajes de recientes huéspedes afganos: “Gracias a Polonia”, dice uno.

“La gente no piensa en el hecho de que hay refugiados no ucranianos procedentes de Ucrania y sin duda hay algunas personas que tienen miedo”, dijo Marianna Ossolińska, quien gestiona el albergue, una iniciativa del Club of Catholic Intelligentsia.

“Por eso se creó este albergue, porque no podíamos alojar o albergar a la gente en ningún otro lugar. Aquí tenemos a todo el mundo“, explicó en referencia a las numerosas nacionalidades.

“Es más difícil encontrar un lugar para hombres solteros y la gente en ocasiones está probablemente más dispuesta a aceptar a madres y niños”, comentó. “La mayoría de nuestros huéspedes llegan muy cansados, necesitan un lugar tranquilo para descansar y sentirse seguros. Luego pueden comenzar a pensar en lo que van a hacer después. Tengo la sensación de que muchos de ellos no tienen ni idea”.

Los huéspedes, explicó Ossolińska, suelen quedarse alrededor de tres días mientras planean sus próximos pasos. Hasta el momento no ha habido problemas, pero Ossolińska prefiere que no se divulgue la ubicación por motivos de seguridad para los huéspedes, que en su mayoría no son ucranianos.

En las últimas semanas se informó que nacionalistas polacos de extrema derecha atacaron a grupos de refugiados africanos, sudasiáticos y de Medio Oriente que cruzaron la frontera ucraniana.

Mustafa*, de 24 años, procedente de Argelia, es uno de los huéspedes actuales. Estudiante de negocios en Kharkiv, huyó a Polonia y llegó al albergue hace tres días tras quedarse sin dinero y sin tener otro sitio al cual ir.

“Me registré en la facultad de negocios de aquí. Quiero quedarme si puedo encontrar un lugar [para vivir]”, dijo, “no regresaría a Argelia, es muy corrupta. Ni se me pasa por la cabeza la idea de regresar”.

Mustafa no está seguro de cuál es su situación migratoria. “No quiero ser ilegal. Llamé a la embajada de Argelia y me dijeron que está bien que me quede aquí”, comentó. Mustafa espera quedarse en Varsovia si logra encontrar un trabajo e inscribirse en una universidad de la capital

Yusup, de 25 años, es originario de Turkmenistán y vive en Ucrania desde hace 10 años. Un día antes de la invasión rusa presentó sus documentos finales para obtener la ciudadanía, que ahora parece ser un sueño. Llegó al albergue con su esposa ucraniana después de escuchar a través de amigos que era un lugar seguro. “Decidimos venir y preguntar si tenían espacio y los voluntarios fueron muy amables y nos ofrecieron una habitación”, contó.

Arslan*, de 29 años, también de Turkmenistán, y su esposa ucraniana, Daria, de 25 años, también encontraron el albergue a través de amigos. Arslan no desea dar su nombre real porque le preocupa su familia en Turkmenistán. “No es una buena situación allá”, dijo. Arslan estudió cirugía general en Ucrania y aprendió a hablar el idioma. La pareja ahora espera poder viajar a Alemania.

Olga, de 28 años, ucraniana de la región del Donbás, llegó con un numeroso grupo de amigos de Turkmenistán que buscaron refugio en el albergue. “Desde 2014 yo y mi familia hemos conocido la guerra, la matanza y lo que supone morir”, comentó.

Aunque las puertas del albergue están abiertas para todos, Agnieszka Karol, de 45 años, una voluntaria polaca, dijo que era un espacio seguro importante para aquellos que de otra manera no podrían encontrar alojamiento.

“No todas las familias polacas están dispuestas a aceptar a alguien que no es de origen ucraniano”, señaló. “Hay dos mujeres con hijos que llegaron esta mañana que son de nacionalidad ucraniana pero son romaníes, por lo que también podría ser difícil encontrar un lugar para ellos”.

Ossolińska, al igual que muchos ciudadanos polacos que han intervenido en respuesta a la crisis, compagina el trabajo voluntario con un empleo de tiempo completo. “No conozco a nadie que vea lo que está ocurriendo y no haga nada“, comentó.

*Se cambiaron los nombres.

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