Un mes después: cómo se ha desarrollado la tragedia en Ucrania
La gente cruza un puente destruido mientras sale de la ciudad de Irpin, al noroeste de Kiev, durante el intenso fuego de artillería y de los bombardeos. Foto: Aris Messinis/AFP/Getty Images

El 24 de febrero, poco antes de que amaneciera en Moscú, Vladimir Putin pronunció el último de una serie de discursos transmitidos por televisión. En sus apariciones anteriores había pronunciado invectivas cada vez más siniestras sobre Ucrania. Ahora, llegó la culminación: la declaración de lo que el presidente ruso llamó eufemísticamente una “operación militar especial”.

El objetivo, dijo Putin, era la “desmilitarización y desnazificación” de Ucrania.

Minutos después, lanzaron misiles hacia Kiev, Kharkiv y muchas otras ciudades ucranianas. Para los ucranianos que se despertaron con el sonido de los impactos, y después para millones de personas en todo el mundo que se despertaron con la noticia de la decisión de Putin, la primera reacción fue de conmoción.

Un mes después: cómo se ha desarrollado la tragedia en Ucrania - ucrania
Secuelas de un bombardeo en Kharkiv. Foto: Sergey Kozlov/EPA

Incluso aquellos ucranianos en el gobierno que pasaron las últimas semanas ensayando qué hacer en caso de un ataque ruso se quedaron atónitos cuando la invasión se volvió realidad.

“Tuve 10 minutos de pánico cuando corría por la casa y no tenía ni idea de qué hacer. Después me recuperé y fui a trabajar”, dijo Natalia Balasynovych, alcaldesa de Vasylkiv, una ciudad ubicada en las afueras de Kiev que alberga una base aérea que fue atacada en las primeras horas de la guerra.

Al poco tiempo, comenzaron a instalar puestos de control improvisados en todo el país, los voluntarios acudieron en masa para alistarse en las unidades de defensa territorial, e incluso algunos jubilados se pusieron a trabajar fabricando bombas molotov. Al mismo tiempo, millones de personas, en su mayoría mujeres y niños, huyeron al oeste de Ucrania o cruzaron las fronteras hacia los países vecinos.

Un mes después: cómo se ha desarrollado la tragedia en Ucrania - ucrania1
Una niña llora mientras un hombre se despide de su hija en la estación de tren de Lviv. Foto: Alexey Furman/Getty Images

Durante los primeros días de la guerra existía la sensación de que había ocurrido algo terrible y trascendental que cambiaría los perfiles de los asuntos mundiales de forma irrevocable, pero también la confusión sobre cómo sería exactamente y qué significaría para el futuro de Ucrania, Rusia, Europa y el mundo.

Ahora que la invasión de Putin cumple un mes, algunas de esas preguntas ya tienen respuesta, pero muchas de ellas siguen en el aire.

Entre la comunidad internacional hay debates continuos sobre la firmeza de la postura a tomar respecto a Rusia, y dónde se encuentra la división entre la obligación moral de apoyar a Ucrania y la posibilidad de provocar a Moscú a realizar una mayor escalada, ya que por primera vez desde principios de la década de 1980, Putin planteó la posibilidad de utilizar armas nucleares.

El plan inicial de Rusia, al parecer, era que su operación fuera una especie de versión ligeramente más sangrienta de su anexión de Crimea en 2014, con focos de resistencia arrasados y después un régimen marioneta ruso tomando el control.

El plan, que solo pudo haber estado basado en información sorprendentemente errónea sobre el ambiente en Ucrania y el estado de su ejército, rápidamente quedó demostrado que era inútil.

Un mes después: cómo se ha desarrollado la tragedia en Ucrania - ucrania2
Un edificio de departamentos explota después de que un tanque del ejército ruso dispara en la ciudad de Mariúpol. Foto: Evgeniy Maloletka/AP.
Un mes después: cómo se ha desarrollado la tragedia en Ucrania - ucrania3
Un bombero ucraniano rocía agua dentro de una casa destruida por los bombardeos en Kiev. Foto: Vadim Ghirdă/AP

El rápido avance hacia Kiev flaqueó y se convirtió en una sombría lucha en los suburbios occidentales. Los intentos de tomar Kharkiv y otras ciudades del este se vieron repelidos, con grandes pérdidas rusas.

Incluso en las pocas ciudades en las que los rusos consiguieron establecer el control sin derramar sangre, en el sur del país, sus fuerzas se enfrentan a multitudes enojadas y han tenido poco éxito en su intento de incorporar a los políticos locales.

“Durante años se han mentido a sí mismos diciéndose que la gente en Ucrania supuestamente estaba esperando la llegada de Rusia”, dijo el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en uno de sus frecuentes discursos por video. “No encontraron colaboradores que entregaran la ciudad y el poder a los invasores“.

La falta de éxito ha llevado a una fase más sombría de la guerra. La idea de que las tácticas que Rusia utilizó en Siria serían moral y políticamente inaceptables para los dirigentes rusos, debido a los lazos familiares entre millones de rusos y ucranianos, pronto resultó ingenua. Rusia se mostró dispuesta a someter a Maríupol, Kharkiv y otras ciudades de habla rusa a un despiadado despliegue de artillería y bombardeos aéreos.

Para Ucrania, en medio del dolor y el derramamiento de sangre, existe la sensación de que está naciendo un nuevo sentido de identidad nacional, incluso cuando la amenaza de la erradicación del país por parte de los militares rusos no ha disminuido en absoluto.

Un país en el que han convivido, a veces de forma incómoda, muchas ideas diferentes sobre lo que significa ser ucraniano, ahora encontró una idea común en torno a la cual unirse.

“Supongo que esperaban que no fuera así, que la gente común salga sin armas para detener a los tanques y decirles que se vayan”, dijo Gennady Trukhanov, el alcalde de habla rusa de Odesa, que alguna vez fue considerado un títere de Rusia. Añadió que solo “un bastardo, un idiota o una basura” lanzaría bombas en Odesa.

Las horribles historias que emergen de los residentes de Mariúpol que han podido escapar en los últimos días hacen que la afirmación de Putin de hace un mes de que su ataque estaba destinado a defender a los rusoparlantes del “genocidio” de Kiev parezca aún más retorcida de lo que parecía en ese momento.

En 2014 la ciudad de Mariúpol estaba dividida entre elementos prorrusos y proucranianos y fue testigo de violentos enfrentamientos callejeros, aunque desde entonces las autoridades ucranianas la habían renovado y embellecido. El terror en el que han vivido sus residentes como rehenes durante las últimas semanas es una tragedia que probablemente será recordada durante las próximas décadas.

Para la estancada y sangrienta campaña militar rusa, no parece haber ninguna posibilidad inminente de una retirada digna o de un acuerdo de paz que pueda ser vendido como una victoria, pero tampoco existe una ruta clara hacia una victoria militar, excepto quizás a través de la intensificación de los bombardeos aéreos para destruir Ucrania en lugar de dominarla.

La cuestión de si esto sería aceptable para la élite que rodea a Putin es un tema clave, y uno que ha tenido a los kremlinólogos intentando comprender el mundo cada vez más opaco del círculo íntimo de Putin.

Lo que es evidente es que la decisión de Putin ha cambiado de manera irrevocable tanto a Rusia como a Ucrania. El presidente ruso construyó gran parte de su atractivo político sobre la base de proporcionar estabilidad y progreso económico, e incluso recientemente le gustaba comparar su gobierno con el de los turbulentos años noventa. Ahora, en cuestión de semanas, parece haber recreado esa inestabilidad, mientras dejan de volar los aviones, se retiran las marcas occidentales y se hunde el rublo.

A diferencia de lo que ocurrió en 2014, cuando una parte de la opinión pública internacional se mostró receptiva a los argumentos rusos sobre la anexión de Crimea, en esta ocasión las acciones rusas han sido tan atroces que el Kremlin se encuentra con pocos defensores internacionales. Los funcionarios rusos se vieron sorprendidos por la fuerza y el alcance de la respuesta occidental, así como por la rapidez con la que se oscureció el panorama político en el país.

Resulta difícil determinar si la guerra de Ucrania marca el principio del fin para Putin y su sistema, o simplemente el comienzo de un largo período que será mucho más oscuro que el anterior.

Algunos miembros de la élite rusa –como la directora de la cadena Russia Today, Margarita Simonyan, o la vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores, Maria Zakharova– se han deleitado en el nuevo y más oscuro panorama. Zakharova, que solo una semana antes de la guerra se burlaba de los periodistas occidentales por informar acerca de las afirmaciones de Estados Unidos sobre la posibilidad de una invasión rusa, ahora la ha aceptado. En una manifestación patriótica en el estadio Luzhniki en Moscú la semana pasada, dijo que Rusia estaba “luchando contra el mal”.

Muchos otros miembros de la élite se muestran horrorizados por la guerra de Putin, y la decisión parece haber sido una sorpresa para todos, excepto para unos pocos confidentes cercanos. No obstante, este malestar sigue siendo silencioso hasta ahora, mientras aumenta la represión interna y el cada vez más siniestro belicismo público llena las ondas.

También para el presidente ucraniano, el último mes ha supuesto una transformación de su comportamiento y reputación. Zelenski, en la víspera de la guerra, con frecuencia parecía ser un hombre que se esforzaba por jugar la ciertamente horrible mano que le había tocado. Hablaba con frases confusas e inconexas, a la vez que hablaba y minimizaba la amenaza rusa, claramente alarmado por las advertencias de Washington y Londres, pero deseoso de salvar la economía ucraniana en caso de que Putin no invadiera el país.

Ahora, mientras Putin se refugia en su búnker, Zelenski ha mantenido conversaciones con presidentes, primeros ministros y el Papa, se ha dirigido a los parlamentos de todo el mundo y ha publicado una serie de ágiles y apasionados discursos en video dirigidos a su pueblo.

A pesar de los intentos poco entusiastas de los blogueros rusos de afirmar que Zelenski en realidad huyó desde hace tiempo de Ucrania y que todos los videos son falsos, es evidente que el presidente y su círculo íntimo han permanecido en la capital, haciendo caso omiso de las ofertas occidentales de evacuación y de las sugerencias de trasladar el centro del gobierno a Lviv, en el oeste, incluso cuando había informes creíbles de los servicios de inteligencia sobre el envío de escuadrones de la muerte para matarlo.

En el proceso, Zelenski se ganó el apoyo abrumador de muchos ucranianos, incluso de aquellos que antes eran sus oponentes políticos. “Pueblo libre de una nación libre”, comenzó uno de los últimos discursos pronunciados el martes. “Cada día de esta guerra hace más evidente lo que significa su ‘desnazificación’“.

Con los ojos cansados pero mucha pasión en su voz, Zelenski enumeró las últimas víctimas civiles del ataque ruso, y los últimos ucranianos a los que se les han concedido medallas por su valentía.

“Fue un día de acontecimientos difíciles… pero fue otro día que nos acercó más a la victoria y a la paz para nuestro Estado”, dijo Zelenski al finalizar su discurso.

Ucrania ha sufrido terribles pérdidas en el último mes, sin embargo, pocas esperaban que en cuatro semanas la campaña rusa contra su vecino hubiera conseguido tan pocos resultados para Putin sobre el terreno.

Queda un largo camino por recorrer hacia cualquier resultado que pueda ser considerado una victoria para Ucrania, pero con cada día que pasa, más ucranianos creen en Zelenski, y en que es posible una victoria de algún tipo.

Síguenos en

Google News
Flipboard