‘Es una locura, un ataque injusto’: Pink Floyd se reagrupa para apoyar a Ucrania
David Gilmour y Nick Mason, flanqueados por Nitin Sawhney y Guy Pratt, que colaboran en la nueva grabación de Pink Floyd. Foto: Sarah Lee/The Guardian

Hace un par de semanas, le preguntaron a David Gilmour, guitarrista y vocalista de Pink Floyd, si había visto el feed de Instagram de Andriy Khlyvnyuk, líder de la banda de rock ucraniana BoomBox. Gilmour tocó en vivo con BoomBox en 2015, en un concierto benéfico en Londres para el Belarus Free Theatre –tocaron un breve y entrañable conjunto de canciones de Pink Floyd y temas en solitario de Gilmour–, pero los acontecimientos habían cambiado drásticamente desde entonces: a finales de febrero, Khlyvnyuk abandonó la gira de BoomBox por Estados Unidos para luchar contra la invasión rusa.

En su cuenta de Instagram, Gilmour encontró un video del cantante en uniforme militar, con un rifle colgado al hombro, parado afuera de la Catedral de Santa Sofía de Kiev, cantando a todo pulmón una versión sin acompañamiento de “Oh, the Red Viburnum in the Meadow”, una canción de protesta de 1914 escrita en honor a los fusileros de Sich que lucharon tanto en la primera guerra mundial como en la guerra de independencia ucraniana. “Pensé: esto es bastante mágico y tal vez puedo hacer algo con esto”, comenta Gilmour. “Tengo una gran plataforma en la que (Pink Floyd) ha trabajado durante todos estos años. Es realmente difícil y frustrante ver este ataque extraordinariamente loco e injusto por parte de una gran potencia contra una nación independiente, pacífica y democrática. La frustración de ver eso y pensar ‘¿qué diablos puedo hacer?’ es algo insoportable”.

El resultado es “Hey Hey, Rise Up!”, un nuevo sencillo de Pink Floyd que recoge la interpretación de Khlyvnyuk, y que saldrá a la venta en la medianoche del viernes, y cuya recaudación será destinada a la ayuda humanitaria ucraniana.

La mayoría de los comentaristas asumieron que Pink Floyd había desaparecido desde hace mucho tiempo. La última vez que publicaron música nueva y original fue hace 28 años, aunque en 2014 Gilmour y el baterista Nick Mason se reagruparon para transformar las grabaciones descartadas de su álbum de 1994 “The Division Bell” en el disco “The Endless River”, en gran parte instrumental, como homenaje al fallecido tecladista de la banda Rick Wright. En ese momento, Gilmour insistió en que ese era el final para una banda que nació en 1965 y vendió más de 250 millones de álbumes. Pink Floyd no podía salir de gira sin Wright, que murió de cáncer en 2008, y no habría más música: “Es una pena”, dijo a la cadena BBC, “pero este es el final”.

La invasión de Ucrania hizo que Gilmour cambiara de opinión. “Odio cuando la gente dice cosas como ‘Como padre, yo…’, pero los aspectos prácticos de tener parientes ucranianos forman parte de esto. Mis nietos son mitad ucranianos, mi nuera Janina es ucraniana, su abuela estuvo en Kharkiv hasta hace tres semanas. Es muy grande, discapacitada, está en silla de ruedas y tiene un cuidador, y Janina y su familia se las arreglaron para llevarla a través de Ucrania hasta la frontera polaca y ahora lograron llevarla a Suecia, literalmente la semana pasada”.

Después de “encontrar los acordes para lo que Andriy estaba cantando y escribir otra sección en la que yo pudiera ser” –Gilmour gira los ojos– “el guitarrista dios del rock”, rápidamente convocó una sesión de grabación la semana pasada con Mason, el bajista de Pink Floyd de toda la vida, Guy Pratt, y el músico, productor y compositor Nitin Sawhney en los teclados, superponiendo su música con la voz tomada de Khlyvnyuk; la hija de Rick Wright, Gala, también acudió. También grabaron un video para la canción, con Mason tocando una batería decorada con un cuadro de la artista ucraniana Maria Primachenko (el destino de sus cuadros sigue siendo desconocido tras el bombardeo de un museo en Ivankiv).

“Le llamé a Nick y le dije: ‘escucha, quiero hacer esto para Ucrania. Estaría muy feliz si tocas en ella y también estaría muy feliz si estás de acuerdo en que la publiquemos como Pink Floyd’. Y él estuvo absolutamente de acuerdo con eso.

“Es Pink Floyd si somos Nick y yo, y ese es el mayor medio de promoción; es, como he dicho, la plataforma en la que he estado trabajando durante toda mi vida adulta, desde que tenía 21 años. No lo haría con muchas más cosas, pero es tan vital, tan vitalmente importante que la gente entienda lo que está sucediendo ahí y haga todo lo que esté en su poder para cambiar esa situación. Y la idea, también, de que mi apoyo y el de Pink Floyd a los ucranianos podría ayudar a levantar la moral en esas zonas: necesitan saber que todo el mundo los apoya”.

“Cuando hablé con Andriy, me contó las cosas que había visto, y yo le dije: ‘¿sabes que esto ha salido en la BBC aquí en Inglaterra, y en la televisión de todo el mundo? Todo el mundo está viendo estas cosas terribles que están ocurriendo”. Y me respondió: ‘¿Oh, de verdad? No lo sabía’. No creo que la mayoría de las personas que están ahí tengan una gran comunicación y no entiendan que, en realidad, las cosas por las que están pasando son mostradas al mundo”.

Gilmour comenta que le tomó algún tiempo localizar a Khlyvnyuk, rastreando Instagram y probando números de teléfono. Finalmente, encontró una dirección de correo electrónico. “Quería hablar por FaceTime, creo que quería estar seguro de que era yo. La siguiente vez que lo vi, estaba en el hospital, herido por un mortero. Me mostró un pequeño pedazo de metralla de un cuarto de pulgada que se había incrustado en su mejilla. Lo había guardado en una bolsa de plástico. Pero te puedes imaginar que, si ese tipo de cosas salen disparadas, podría haber sido fácilmente un pedazo de más de una pulgada, que le habría arrancado la cabeza”.

Previamente a la inesperada reagrupación de la banda, la producción de Pink Floyd posterior a 1987 –y el trabajo en solitario de su difunto fundador, Syd Barrett– fue retirada de los servicios de streaming en Rusia y Bielorrusia como parte de un boicot cultural. Su obra más famosa, de los años sesenta y setenta, no fue retirada, lo que generó rumores de que la iniciativa para hacerlo fue bloqueada por el exmiembro de Pink Floyd Roger Waters, cuyas relaciones con sus excompañeros de banda son legendariamente tensas. Una semana antes de que Rusia invadiera Ucrania, Waters dijo en una entrevista en Russia Today que hablar de una invasión rusa era “una tontería… cualquier persona con un coeficiente intelectual superior a la temperatura ambiente sabe que (una invasión) es una tontería”; posteriormente condenó la invasión calificándola como “el acto de un gángster”, al tiempo que condenaba “la propaganda para satanizar a Rusia”. Se trata de un asunto sobre el que Gilmour no se atreve a hablar. “Solo digamos que me decepcionó y sigamos adelante. Interpreten eso como quieran”.

Gilmour habló por última vez con Khlyvnyuk el martes. “Dijo que había tenido el día más infernal que uno pudiera imaginar, salir y recoger cadáveres de ucranianos, niños ucranianos, ayudar en las tareas de limpieza. Ya sabes, nuestros pequeños problemas se vuelven tan patéticos y minúsculos en el contexto de lo que ves que él hace”.

No obstante, Gilmour le envió la canción y se sintió “satisfecho y aliviado de que le gustara. Puedo decirte lo que dijo”, asiente, buscando a tientas su celular y leyendo en voz alta el mensaje de Khlyvnyuk. “Gracias, es fabulosa. Un día la tocaremos juntos y nos tomaremos una buena cerveza después, yo invito”. Sonríe. “Le dije, ‘sí, hagamos eso'”.

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