Biden dice que la ‘matanza’ debe terminar tras el horror de la muerte de 21 personas en una escuela de Texas
Una niña en el centro cívico de Uvalde, Texas, después de que un hombre armado matara a 21 personas en la escuela primaria Robb. Foto: Allison Dinner/AFP/Getty Images

Estados Unidos asimila la conmoción de otro sangriento tiroteo masivo, un día después de que un joven de 18 años vestido con chaleco antibalas y portando fusiles de asalto entrara a una escuela primaria en Texas y matara a tiros a al menos 19 niños y dos adultos.

El ataque perpetrado en la escuela primaria Robb en la localidad de Uvalde, a 136 kilómetros al oeste de San Antonio, fue el ataque más mortífero en una escuela estadounidense en casi una década. El suceso dio lugar a apasionados llamados a favor de un control de armas más estricto, encabezados por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, acompañados de demandas igualmente estrictas de contar con más guardias armados en las escuelas por parte del grupo de presión a favor de las armas y de los republicanos.

El tiroteo comenzó a desarrollarse a las 11:32 de la mañana del martes, cuando el agresor, que se cree publicó fotografías de lo que llamó “mis armas” en Instagram cuatro días antes, abrió fuego en un salón de clases donde había niños de nueve y 10 años. Posteriormente recorrió aula por aula, según informaron las autoridades, portando dos armas de asalto que se cree compró este mes poco tiempo después de cumplir los 18 años.

El autor del tiroteo murió en el lugar de los hechos, al parecer abatido por la policía. Antes del ataque, disparó contra su abuela en su casa situada en Uvalde, una pequeña ciudad de 16 mil habitantes, principalmente hispanos o latinos. La mujer sobrevivió al ataque, pero se encuentra en estado crítico.

Entre las víctimas confirmadas se encontraban dos adultos: Eva Mireles, profesora de educación especial bilingüe que trabajaba en la escuela, e Irma García, que llevaba 23 años impartiendo clases en la escuela y tenía cuatro hijos.

El tiroteo masivo fue el más mortífero de la historia moderna de Texas, y dejó un número mayor de muertos que cualquier otro tiroteo ocurrido en una escuela de Estados Unidos desde el de la primaria Sandy Hook, en Connecticut, en diciembre de 2012. El impacto del tiroteo se vio agravado por el momento en que se produjo, solo 10 días después de que otro joven de 18 años abriera fuego contra clientes mayoritariamente afroamericanos en un supermercado en Búfalo, Nueva York, matando a 10 personas.

Un Biden visiblemente conmocionado instó posteriormente a los estadounidenses a oponer resistencia al poderoso grupo de presión a favor de las armas, al que culpó de bloquear la promulgación de leyes más estrictas sobre el uso de armas de fuego. Las banderas ondearán a media asta hasta la puesta de sol del sábado en observancia de la tragedia, indicó.

“Como nación, tenemos que preguntarnos: ‘¿Cuándo, en nombre de Dios, vamos a hacer frente a los grupos de presión a favor de las armas?'”, dijo Biden. “¿Cuándo, en nombre de Dios, vamos a hacer lo que se debe hacer? ¿Por qué estamos dispuestos a vivir con esta matanza?”. Estaba “harto de ello”, expresó, y añadió: “Tenemos que actuar”.

Sin embargo, los líderes republicanos –también en el propio estado de Texas– se mostraron igualmente enérgicos en sus peticiones de aumentar el número de armas en las escuelas como respuesta al tiroteo. Ted Cruz, el senador estadounidense por Texas, comentó pocas horas después del ataque ocurrido en la escuela que la mejor manera de mantener a los niños a salvo era contar con la presencia de cuerpos policiales armados en el campus.

Ken Paxton, fiscal general de Texas, comentó al medio de comunicación de derecha Newsmax que la manera de salvar vidas consistía en tener “profesores y otros administradores que hayan recibido capacitación y que estén armados”.

Sin embargo, sus argumentos fueron desmentidos por los hechos de la masacre de Uvalde. Cuando el tirador entró a la escuela primaria, dos policías locales y un guardia escolar abrieron fuego en un intento de detenerlo, pero no lograron hacerlo, permitiendo que siguiera adelante con sus horripilantes planes.

En los últimos años, Texas se ha situado al frente de Estados Unidos en cuanto a la laxitud de los controles de armas, con un flujo constante de iniciativas que relajan las restricciones sobre la posesión de armas de fuego. El año pasado, su gobernador republicano, Greg Abbott, promulgó una ley que eliminó casi todas las restricciones sobre el porte de armas de fuego en público, a pesar de que Texas ha sido el escenario de varios de los tiroteos masivos más terribles de la historia de Estados Unidos.

Biden y otros defensores de un mayor control sobre las armas de fuego se enfrentan a la realidad adormecedora de que en Estados Unidos hay más armas de fuego en circulación que personas. La pandemia provocó un dramático aumento de las ventas de armas, y con ello un incremento de las muertes violentas por arma de fuego.

En la última década se han producido al menos 3 mil 500 tiroteos masivos, definidos como incidentes en los que mueren o resultan heridas cuatro o más personas, según indica el Gun Violence Archive. El índice de muertes de niños menores de 14 años también ha aumentado considerablemente desde la pandemia.

Se produjeron escenas desgarradoras fuera de la escuela de Uvalde inmediatamente después del tiroteo. Horas después del ataque, las familias desconsoladas seguían esperando noticias sobre si sus hijos habían sobrevivido, con el silencio roto en repetidas ocasiones por gritos y lamentos.

“Mi corazón está roto hoy”, dijo Hal Harrell, el superintendente del distrito escolar. “Somos una comunidad pequeña y necesitaremos sus oraciones para superar esto”.

La escuela se estaba preparando para su último día el jueves. Se había organizado una serie de días temáticos, pidiendo a los niños que acudieran el martes vestidos de “Footloose y Fancy”.

Adolfo Cruz, de 69 años, comentó que se dirigió a la escuela tras recibir una aterradora llamada telefónica de su hija. Estaba esperando noticias de su bisnieta de 10 años, Eliajha Cruz Torres, y fue el momento más difícil de su vida, explicó.

Entre las fuertes reacciones internacionales al tiroteo, el papa Francisco expresó que estaba “desconsolado”, y añadió: “Es tiempo de decir ‘basta’ al tráfico indiscriminado de armas”. Emmanuel Macron dijo que el pueblo francés compartía la conmoción y el dolor de los estadounidenses por el “cobarde” tiroteo, mientras que el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, comentó que estaba “profundamente entristecido por la noticia del asesinato de niños inocentes”.

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