Sin contacto visual, sin cordialidad: Guillermo y Harry se mantienen separados durante el funeral de la reina
El rey Carlos III, el príncipe Harry, el príncipe Andrés y el príncipe Guillermo en el castillo de Windsor. Foto: WPA/Getty Images

No hubo contacto visual ni reconocimiento entre el príncipe Guillermo y el príncipe Harry mientras caminaban detrás del ataúd de la reina. Tampoco, por lo visto, cuando los dos príncipes se unieron a sus esposas, Kate y Meghan, en la Abadía de Westminster.

Harry, vestido con un traje de etiqueta en el que llevaba prendidas sus medallas y no con el uniforme militar, la vestimenta tradicional permitida para los miembros activos de la familia real en los actos ceremoniales, mantuvo su mirada fija hacia delante durante el cortejo desde Westminster Hall hasta la abadía y posteriormente en el castillo de Windsor.

Caminando detrás del rey Carlos III, la princesa real, el príncipe Eduardo y el duque de York, que también destacó con un traje de etiqueta, los hermanos estuvieron al menos uno al lado del otro, en lugar de quedar separados por su primo, Peter Phillips, como ocurrió en el funeral del duque de Edimburgo el pasado mes de abril.

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El príncipe Guillermo y el príncipe Harry siguen el ataúd de la reina por Londres. Foto: Laurent Vu/SIPA/Rex/Shutterstock

Sin embargo, aquellos que buscaban algún indicio de deshielo de la frialdad que ha marcado las relaciones desde que Harry, de 38 años, dejó Reino Unido para construir una nueva vida en California, lanzando críticas contra su familia de la forma en que lo hizo, se vieron decepcionados.

De manera deliberada, los dos hombres y sus cónyuges evitaron cualquier interacción. Sus miradas nunca se encontraron, físicamente siempre se mantuvo una distancia segura.

Mientras el ataúd era introducido en la abadía, Harry y Andrés, quien también se alejó de la vida pública tras su entrevista en el programa Newsnight de la cadena británica BBC sobre su amistad con el pedófilo Jeffrey Epstein, miraron al piso mientras otros miembros de la familia vestidos con uniforme militar saludaban.

En el interior, Harry y Meghan ocuparon sus asientos al frente de la congregación, directamente detrás del rey Carlos y la reina consorte, Camila.

De vez en cuando, los Sussex se miraron para darse seguridad. Anteriormente, se tomaron brevemente de la mano.

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El príncipe Harry se sitúa detrás del rey Carlos mientras el príncipe Guillermo se sitúa en primera fila. Foto: WPA/Rex/Shutterstock

No obstante, quizás en respuesta a las peculiares críticas que han recibido a causa de anteriores muestras de afecto en actos conmemorativos de la difunta reina, se produjo un contacto físico notablemente escaso.

La duquesa de Sussex, que lucía un par de aretes de perlas y diamantes que le regaló la reina y que usó en su primer compromiso conjunto con ella en junio de 2018, cuando celebraron la inauguración de un nuevo puente en Cheshire, se mostró visiblemente sentimental en algunos momentos.

Con una mano cubierta por un guante, se secó una lágrima solitaria de su mejilla mientras el ataúd de la reina salía de la abadía.
Meghan, de 41 años, no siguió la tradición de que las mujeres de la familia real usen un “velo de luto” de encaje negro, aunque se podría decir lo mismo de la princesa Beatriz, la condesa de Wessex y su hija, Lady Louise Windsor. Ella, en cambio, lució una capa y un vestido negros diseñados por Stella McCartney, así como un sombrero de ala ancha.

Cuando llegaron a la capilla de San Jorge para el servicio de entierro, Guillermo, Kate y sus hijos esperaron en la primera fila para permitir el paso de Harry y Meghan, antes de ocupar sus propios lugares. Nuevamente, no hubo ni un contacto ni un movimiento de cabeza que reconociera un momento compartido. La princesa Carlota se sentó entre Harry y su madre.

Parecía que se estaba haciendo todo lo posible para evitar causar distracciones del funeral de Estado y el entierro de la reina en el panteón real situado debajo de la capilla de San Jorge junto a su esposo, el duque de Edimburgo. No obstante, la reconciliación entre los hermanos parecía algo lejano. La tarea de reconstruir las relaciones, sin duda, no se vio facilitada por la anulación de la invitación dirigida a los Sussex a una recepción a la que asistieron líderes mundiales en la víspera del funeral.

Entretanto, las memorias “íntimas y francas” de Harry están a punto de ser publicadas, mientras que Meghan ha dicho que la pareja está trabajando en un “documental histórico” a través del cual ella compartirá su “historia de amor”.

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