Anwar Ibrahim: de líder de protestas y preso a primer ministro de Malasia
Anwar Ibrahim finalmente logró su sueño de convertirse en primer ministro de Malasia. Foto: Wong Fok Loy/SOPA Images/Rex/Shutterstock

Ha sido un camino accidentado hasta la cima del poder para Anwar Ibrahim, que una vez estuvo encarcelado durante casi 10 años por cargos falsos, pero que el jueves logró finalmente su sueño de ser primer ministro de Malasia.

En su búsqueda durante décadas del máximo cargo, este hombre de 75 años ha conocido el triunfo y la derrota política, ha liderado protestas en las calles a favor de reformas democráticas y formó una coalición de oposición multiétnica mientras se encontraba tras las rejas.

Fue nombrado primer ministro por el rey de Malasia tras días de bloqueo político derivado de unas elecciones no concluyentes.

Anwar nació en una familia política en agosto de 1947. Su padre, Ibrahim Abdul Rahman, fue un exmiembro del parlamento y su madre, Che Yan Hussein, fue una organizadora política en el estado de Penang, en el norte del país, que entonces formaba parte del imperio británico.

Activista juvenil incendiario durante su época de estudiante, Anwar ha hablado sobre su admiración por el héroe revolucionario filipino José Rizal, describiéndolo como “un verdadero hombre del renacimiento asiático”.

La carrera política de Anwar comenzó en el movimiento juvenil islámico de Malasia, Angkatan Belia Islam Malaysia (ABIM). En 1982, fue reclutado por la Organización Nacional de los Malayos Unidos (UMNO), el partido que en ese momento se encontraba a la mitad de su dominio de 60 años en la política de Malasia.

Su estrella ascendió, y el joven y agradable político se convirtió en ministro de finanzas y después en viceprimer ministro a principios de la década de 1990 bajo el mando del entonces primer ministro, Mahathir Mohamad, aportando un contrapeso juvenil al astuto veterano político.

Durante el mandato de Mahathir, Anwar fue fundamental en la respuesta de Malasia a la crisis financiera asiática de 1997. Su relación de protegido y mentor se rompió a causa de la economía y Mahathir lo destituyó de su cargo de viceprimer ministro en 1998. Algunos observadores señalan que Anwar se mostró demasiado impaciente por convertirse en primer ministro, despreciando a su protector.

Anwar lideró entonces las protestas públicas contra la coalición Barisan Nasional (Frente Nacional) a través de su movimiento por el cambio, para el cual acuñó el nombre de Reformasi.

En 1999 Anwar se enfrentó a cargos de sodomía y corrupción, que siempre ha negado. Fue condenado a seis años de cárcel por corrupción, junto con una pena adicional de nueve años de prisión por el cargo de sodomía al año siguiente.

La sentencia fue ampliamente criticada por gobiernos extranjeros y grupos de derechos humanos, por considerar que se trataba de una acusación falsa y motivada políticamente. La homosexualidad está penalizada en Malasia, país de mayoría musulmana, donde las leyes se aplican de forma estricta y los delitos se castigan con penas de cárcel de hasta 20 años.

Las fotos de Anwar con un ojo morado, infligido en prisión por el entonces jefe de policía de Malasia, fueron publicadas en periódicos de todo el mundo, convirtiéndolo en un símbolo de una lucha que adoptó el grito de guerra de “reformasi”, o reformas.

Fue liberado a finales de 2004 tras la anulación de sus condenas, y tomó un breve descanso de la política para dedicarse al mundo académico, y volvió a liderar una coalición de oposición en las elecciones generales de 2013, después de las cuales fue encarcelado en 2015 por nuevos cargos de sodomía que se le imputaron en 2008.

Se le concedió un indulto real en 2018, y estas afirmaciones también fueron condenadas por ser consideradas como motivadas políticamente. Anwar regresó al parlamento meses después en unas elecciones extraordinarias.

En 2016, Mahathir, de 92 años, sorprendió al país cuando decidió postularse nuevamente para las elecciones. Eso condujo a otra inesperada y más turbulenta reconciliación entre Anwar y Mahathir, en un esfuerzo por destituir al primer ministro, Najib Razak, vinculado al multimillonario escándalo del fondo estatal 1MDB.

Lograron una victoria histórica contra la UMNO y Najib, que actualmente cumple una condena de 12 años de cárcel por corrupción. Mahathir se convirtió en primer ministro por segunda vez, con el acuerdo de ceder la presidencia a Anwar posteriormente. Nunca cumplió ese pacto, y su alianza fracasó al cabo de 22 meses.

“Percibo el fuerte deseo del pueblo de que haya un cambio y de que Malasia progrese en una nueva dirección”, comentó Anwar antes de las elecciones celebradas la semana pasada. Tras su toma de posesión el jueves, Anwar podrá por fin fijar esa dirección.

Agence France-Presse contribuyó a este artículo.

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