Artistas australianos acusan a una aplicación de creación de imágenes por inteligencia artificial de robar contenidos
Imagen generada por inteligencia artificial de Caitlin Cassidy, reportera de The Guardian, creada por la aplicación Lensa. Foto: Caitlin Cassidy/The Guardian

Los artistas australianos señalan que Lensa, la aplicación que utiliza inteligencia artificial para generar autorretratos, está robando su contenido y piden leyes de derechos de autor más estrictas que estén a la altura del arte generado por inteligencia artificial.
Sin embargo, la empresa matriz detrás de la aplicación ha defendido su uso de imágenes, alegando que Lensa aprende a crear retratos tal como lo haría un ser humano, es decir, aprendiendo diferentes estilos artísticos.

En el último mes, el generador de imágenes por inteligencia artificial ha sido tendencia en TikTok e Instagram, donde los usuarios pagan para convertir sus fotos en estilizados retratos artísticos.

Para hacer esto, la aplicación utiliza Stable Diffusion, una aplicación de conversión de texto en imagen que está entrenada para aprender patrones a través de una base de datos de imágenes en internet, llamada LAION-5B.

LAION-5B se nutre de miles de millones de imágenes de toda la red, y los artistas señalan que la base de datos se está apropiando de sus obras sin su permiso.

Kim Leutwyler, artista afincada en Sídney y finalista del premio Archibald, comentó que la aplicación reproducía estilos distintos.
“Cuando empecé a ver todos estos retratos generados por la aplicación Lensa y publicados por algunos de mis amigos, incluso por otros artistas, me sentí escéptica al instante”, explicó Leutwyler. “Algunas de las obras son claramente identificables con las de otros artistas”. “Lo llaman una nueva obra original, sin embargo, están replicando el estilo exacto de algunos artistas en pinceladas, color, composición… técnicas que lleva años y años perfeccionar”.

Leutwyler utilizó la página web haveibeentrained.com para buscar su propia obra en las 5 mil 800 millones de imágenes utilizadas para entrenar a los populares modelos artísticos de inteligencia artificial y encontró muchos de sus retratos en la base de datos.

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Kim Leutwyler, artista afincada en Sídney.

“Vi casi todos los retratos que he pintado”, dijo. “Todos los cuadros que he compartido en internet”. “Es frustrante y parece una violación. No nos compensan, no nos dan crédito”.

Leutwyler señaló que las leyes de derechos de autor no han seguido el ritmo de la velocidad a la que avanza la tecnología en lo que respecta al arte de la inteligencia artificial. “En algunos se pueden ver incluso los restos de la firma del artista en la esquina inferior izquierda”, dijo Leutwyler.

En un comunicado, la empresa afirma que la inteligencia artificial aprende a generar arte de una forma “semisimilar” a como lo hacen los humanos. “Las redes neuronales aprenden a reconocer patrones específicos y conexiones entre las imágenes junto con sus descripciones textuales”, explicó el vocero.

“De este modo, la inteligencia artificial desarrolla un modelo mental, los principios operativos generales de ‘cómo hacerlo’, que pueden ser aplicados de forma generalizada en el proceso de generación de contenidos”.

Una vez finalizado el entrenamiento, la inteligencia artificial no se remite a las imágenes originales, sino que aplica lo que ha aprendido sobre los estilos en la nueva imagen, explicó.

“De forma similar a un ser humano es capaz de aprender y autoentrenarse en algunos principios artísticos elementales observando arte, explorando imágenes en internet y aprendiendo sobre artistas y, en última instancia, intentando crear algo basado en estas habilidades agregadas”, señaló el vocero. “Por lo tanto, uno no puede aplicar vagamente términos como ‘falsificación’, ‘robo de arte’ o uso ‘ilegal’ en este proceso”.

El vocero negó que la aplicación estuviera replicando las firmas creativas de los artistas, alegando que la aplicación ha aprendido a “memorizar los detalles” para hacer que se parezcan más a una pintura real.
“Las siluetas borrosas de elementos visuales (que uno puede percibir como firmas) que se ven en los productos no utilizan ningún lenguaje existente; con frecuencia, no presentan ninguna letra”, dijeron. “Tampoco representan restos de firmas de artistas existentes”.

No obstante, algunos artistas están adoptando la nueva tecnología y utilizándola para crear obras.
Una tatuadora de Melbourne, Alina Carr, utiliza el generador de imágenes Dall-e, un programa de conversión de texto a imagen para crear diseños que, según dice, resultan “malos”.

Alina Carr hace estos diseños de tatuajes con el programa Dall-e

“He estado utilizando el programa de regeneración de imágenes para crear diseños para mí”, explicó Carr. “Pones una descripción ávida y el programa te da la imagen. Hace un trabajo realmente malo, muchos de ellos son realmente espeluznantes”.

Al publicar la hoja de tatuajes el domingo, la artista dijo que el atractivo radicaba en que las imágenes eran con frecuencia de mala calidad, o tenían un toque siniestro.
“Básicamente estoy dejando que las computadoras hagan el trabajo por mí, intentando encontrar formas de hacer arte sobre y con estos extraños avances tecnológicos”, comentó Carr. “Supongo que a estas alturas otras personas como yo (se los tatuarán), personas a las que esto les parezca malo y divertido”.

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