‘Síndrome de depresión post-Avatar’: ¿por qué los fanáticos se sienten tristes después de ver la película de James Cameron?
'Quizás Avatar: el camino del agua provoque un estallido de activismo para salvar los océanos'. Foto: 20th Century Studios/Disney/PA

Sian, acabo de leer un titular sobre algo llamado “depresión post-Avatar“. Suena exactamente a lo que me pasa a mí cada vez que veo una película bastante ridícula, de gran presupuesto y con poco sentido, pero tengo la sensación de que esto es… algo más.

Todo comenzó tras el estreno de la primera película de Avatar en 2009: la gente comenzó a publicar en una página web de fanáticos, Avatar Forums, que se sentían deprimidos e insatisfechos con sus vidas después de ver la película de James Cameron, que trata sobre el intento de la humanidad de colonizar un planeta prístino llamado Pandora, hogar de los Na’vi, una raza humanoide azul. Les parecía que la humanidad no estaba en sintonía con el mundo natural, sobre todo en comparación con los Na’vi, espirituales y amantes del medio ambiente.

“Desde que fui a ver Avatar me siento deprimido. Ver el maravilloso mundo de Pandora y a todos los Na’vi me hizo querer ser uno de ellos”, escribió una persona. “Incluso contemplo el suicidio pensando que si lo hago renaceré en un mundo parecido a Pandora y todo será igual que en Avatar”. Otro preguntó: “¿Hay otras personas por ahí que piensan que la humanidad se está yendo al diablo?”.

El hilo recibió más de mil publicaciones de personas de todo el mundo que experimentaban sentimientos similares; se volvió tan popular que se creó un segundo hilo para dar más cabida, y la discusión se extendió a otras páginas de fanáticos. En 2010, los medios de comunicación publicaron la noticia y terminaron etiquetándola como síndrome de depresión post-Avatar (PADS, por sus siglas en inglés).

Espera, ¿a qué te refieres con “etiquetado”? Esto no es un diagnóstico a nivel DSM (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales), ¿verdad? Lo más importante es que los sentimientos que experimentan las personas son muy reales y, con frecuencia, muy problemáticos para ellas. Pero no, el PADS no es una enfermedad reconocida médicamente, ni parece ser una campaña de relaciones públicas. Es un fenómeno observable.

Parece que Avatar provoca de forma única sentimientos parecidos entre distintas personas, pero los sentimientos que provoca –dolor por la sensación de estar desconectados de la naturaleza, preocupación por el futuro de nuestro propio planeta y la sensación de insatisfacción con la vida moderna– son todos sentimientos muy normales que se pueden tener dado la forma en que hemos construido nuestro mundo y nuestras sociedades. Y cabe destacar que muchos de los autores originales de esos foros eran hombres jóvenes, que también escribían sobre sentirse solos en la escuela o sin apoyo en casa.

“Se utilizó lo mejor de nuestra tecnología para crear este mundo virtual, y la vida real nunca será tan utópica como parece en la pantalla. Hace que la vida real parezca más imperfecta”, comentó el doctor Stephan Quentzel, psiquiatra neoyorquino, a la cadena CNN en 2010 a modo de explicación.

Curiosamente, el PADS no se limitó al momento del estreno de la película; algunas personas han comentado que vieron Avatar por primera vez en los años transcurridos desde que se estrenó y siguieron reportando tener sentimientos similares. Recientemente, un fanático calculó que entre el 10 y el 20% de las personas que utilizan los foros de fans de Avatar afirman haberlo experimentado.

¿Existe una cura?

Ancient Forest Alliance, una organización canadiense sin fines de lucro dedicada a la protección de los bosques antiguos, desarrolló una cura de tres pasos para el PADS: “Salir y experimentar la naturaleza, actuar para defenderla y hacer que otros hagan lo mismo”.

Los fanáticos también empezaron a compartir consejos sobre cómo reducir el consumismo y los residuos, y cómo comprometerse más con el mundo natural. Un fan sueco, Ivar Hill, escribió en el foro cuando tenía 17 años: “Cuando me desperté esta mañana después de ver Avatar por primera vez ayer, el mundo parecía… gris. Fue como si toda mi vida, todo lo que he hecho y por lo que he trabajado, perdiera su significado. Parece tan… insignificante.

Todavía no encuentro ninguna razón para seguir… haciendo cosas. Vivo en un mundo moribundo”. Sin embargo, después de hablar con los fanáticos, empezó a leer filosofía y a pasar más tiempo afuera, en la naturaleza, haciendo caminatas. “Avatar me hizo sentir que podía sentarme en un bosque y simplemente ser”, comentó Hill al periódico New York Times el mes pasado; ahora tiene 30 años y está casado con una mujer que conoció en un foro de fans de Avatar que él mismo creó.

Y, como suele ocurrir en los fandoms, existe una conmovedora camaradería. En un episodio de 2021 de la serie documental How To with John Wilson, este se sienta con un grupo de fanáticos de Avatar que empezaron a reunirse en 2020. Algunas de sus reuniones consisten solo en conversaciones entre nerds, pero muchas otras consisten en conversaciones sobre sus luchas contra la depresión y cómo han encontrado consuelo los unos en los otros.

“En mi caso, la depresión post-Avatar me afectó mucho porque tengo este historial de intentar escapar de mi realidad”, dice uno, recordando con lágrimas en los ojos cómo un compañero fan de Avatar le salvó la vida después de que publicara en un foro que se sentía suicida. “En última instancia, surge del deseo de querer algo mejor”, reflexiona sobre el PAD. “Pero solo porque tenemos ese deseo, creo que nos impulsa a hacer del mundo en el que vivimos un lugar mejor”.
Encontrar a tu gente es la cura de todos los males.

Por fin salió la secuela, Avatar: el camino del agua. ¿Cómo está todo el mundo?
Algunos están, obviamente, muy emocionados. Pero el superfan Hill comentó al New York Times que para él no es más que otra película: “Va a ser muy interesante verla, pero no es como si estuviera contando los días”.

Parece que, incluso para los grandes fanáticos, es un poco extraño que se estrene una secuela de una película de hace 13 años descrita como “la película más popular de la que nadie se acuerda”. Pero quién sabe, quizás Avatar: el camino del agua provoque un estallido de activismo para salvar los océanos.

Sian Cain explica a Steph Harmon.

Síguenos en

Google News
Flipboard