Dior resucita el espíritu de Josephine Baker como referente de su colección
Las modelos desfilan ante una obra de arte que representa a Josephine Baker, obra de la artista Mickalene Thoma, en el desfile de Alta Costura Primavera/Verano 2023 de Dior en la Semana de la Moda de París. Foto: Gonzalo Fuentes/Reuters

Olvídense de la princesa Margarita, de piel nacarada, posando elegantemente para Cecil Beaton el día de su 21 cumpleaños, con siete capas de tela tafeta de Dior de gran tamaño resplandeciendo a su alrededor. Esta temporada, la princesa ungida de Dior es Josephine Baker, que domina el escenario de un humeante club de jazz envuelta en lentejuelas, con una estola de piel blanca que cae de sus hombros mientras canta.

Baker, que nació en Missouri pero vivió gran parte de su vida en Francia, fue musa de Christian Dior y una de sus mejores clientas, llegando a gastar 250 mil dólares (unos 4 millones de pesos) en un vestuario de alta costura. El último desfile de alta costura de Dior, un deslumbrante homenaje de rizos y flecos vaporosos, sastrería de terciopelo y lamé de terciopelo aplastado, devuelve a Baker al lugar que le corresponde en la historia de Dior. El desfile fue un contrapeso a la imagen sumamente fetichista de un infame traje del cabaré Folies Bergère –una tira de plátanos y poco más– que llegó a definir la imagen de Baker.

Baker, que en 2021 se convirtió en la primera mujer afroamericana en entrar en el olimpo de los personajes ilustres de la historia de Francia, reconocida por su trabajo en la resistencia durante la Segunda Guerra Mundial, “pertenece al núcleo de la historia de Dior”, comentó la diseñadora Maria Grazia Chiuri antes del desfile presentado en el Museo Rodin. La primera vez que Chiuri se dio cuenta de que Baker había sido borrada del lugar que le correspondía en la historia y la iconografía de la casa fue cuando la diseñadora recreó uno de los looks originales de Dior de Baker –un vestido estructurado y guantes a juego, pero sustituyendo la capa de piel por tul para reflejar la sensibilidad moderna– para la actriz Yara Shahidi, que deseaba “rendir homenaje a una artista afroamericana renegada y poderosa” en la Met Gala de 2021 en Nueva York.

Durante sus años en París, Baker invirtió grandes sumas en un vestuario de esculturales vestidos profusamente adornados y elegantes trajes hechos a la medida, creando una imagen que, en su opinión, reflejaba su legítima posición como gran dama de la cultura. Compró prendas a diseñadores de élite, entre ellos Madeleine Vionnet y Pierre Balmain, y se convirtió en amiga personal de Christian Dior, fue fotografiada en primera fila de un desfile de Dior junto a Juliette Greco en 1959. En la década de 1960, vistió trajes de Dior para participar en las protestas por los derechos civiles que defendió en su país natal, Estados Unidos.

Trece retratos gigantes de mujeres afroamericanas pioneras, entre ellas Eartha Kitt y Nina Simone, obra de la artista estadounidense Mickalene Thomas, fueron instalados en el recinto del Museo Rodin en París, destacando un mensaje de compensación de la representación. Thomas, cuyas pinturas y collages han reinterpretado el arte de Ingres y Manet mediante la inclusión de cuerpos femeninos afro en las imágenes, cree que la visibilidad de la industria de la moda significa que se trata de un espacio importante para abordar las arraigadas jerarquías de la belleza. Thomas describió la colaboración con Dior como “una conversación sobre la importancia de las modelos femeninas afro”.

Sin embargo, al tratarse de un desfile de alto perfil en París, hubo otra serie de mensajes sobre la pasarela: lo que estará de moda la próxima temporada. Vestidos con flecos de seda al estilo de los estruendosos años 20, resbaladizos vestidos de cóctel con cuello chimenea, sandalias de baile de terciopelo de punta abierta, cabellos ondulados con gelatina y rizos definidos parecen estar listos para el olimpo de la moda.

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