La catástrofe de Ohio es una ‘llamada de atención’ sobre los peligros de los descarrilamientos mortales de trenes
Vista aérea del tren descarrilado varios días después del incidente, el 8 de febrero, en East Palestine, Ohio. Foto: MediaPunch/Rex/Shutterstock

Días después de que un tren que transportaba cloruro de vinilo se descarrilara y explotara cerca de la frontera entre Ohio y Pensilvania, los equipos iniciaron una quema controlada de productos químicos tóxicos para evitar una explosión mucho más peligrosa.

Miles de personas evacuaron East Palestine, una localidad de aproximadamente 5 mil habitantes, y las autoridades advirtieron que la quema controlada crearía una columna de fosgeno y cloruro de hidrógeno que se extendería por toda la región. El fosgeno es un gas muy tóxico que puede provocar vómitos y problemas respiratorios, y fue utilizado como arma en la primera guerra mundial.

Aunque nadie murió en el accidente, la catástrofe constituye una llamada de atención sobre la posibilidad de que se produzcan más descarrilamientos mortales de trenes de mercancías, advierten los defensores de la salud pública. Según un cálculo, 25 millones de estadounidenses viven en una zona de riesgo de explosión de un tren de transporte de petróleo, y si el descarrilamiento hubiera ocurrido a pocos kilómetros al este, estaría ardiendo en el centro de Pittsburgh, con decenas de miles de residentes en peligro inmediato.

La supervisión ineficaz y un sector que se autocontrola en gran medida y que en los últimos años ha reducido drásticamente el personal ferroviario del país, al anteponer las ganancias récord sobre la seguridad, son las causas del accidente, señaló Ron Kaminkow, maquinista de locomotoras de Amtrak y exingeniero de mercancías de Norfolk Southern.

“El descarrilamiento de Palestina es la punta del iceberg y una señal de alerta”, comentó Kaminkow, que es secretario de Railroad Workers United, un grupo laboral sin fines de lucro que coordina actividades con los sindicatos ferroviarios del país. “Si no se hace algo, entonces la situación empeorará, y el próximo descarrilamiento podría ser catastrófico”.

Cada año se transportan por vía ferroviaria alrededor de 4.5 millones de toneladas de sustancias químicas tóxicas, y un promedio de 12 mil vagones que transportan materiales peligrosos atraviesan ciudades y pueblos todos los días, según datos del Departamento de Transporte de Estados Unidos.

El último accidente ocurre después de que 47 personas murieran en la ciudad de Lac-Megantic, Quebec, en 2013 cuando explotó un tren descarrilado. En febrero de 2020, un tren que transportaba crudo se descarriló y explotó en las afueras de Guernsey, Saskatchewan, y una semana después se descarriló y estalló en llamas un tren que transportaba etanol en Kentucky.

Solo en la región de Pittsburgh se han producido ocho descarrilamientos de trenes en los últimos cinco años, según indica el grupo de defensa de la salud pública Rail Pollution Protection Pittsburgh (RPPP), y cada año ocurren alrededor de mil 700 en todo el país. Las causas de los accidentes ocurridos en Pittsburgh revelan las múltiples maneras en que las cosas pueden salir mal. Una grieta en una vía ignorada por las compañías ferroviarias provocó un descarrilamiento en 2018, mientras que otro tren chocó contra un camión volcador en un cruce con un equipo de seguridad inadecuado. Se cree que un eje roto en un vagón de tren fue la causa del accidente de East Palestine.

Hasta el 50% del crudo volátil Bakken que se refina en la costa este pasa actualmente por el área metropolitana de Pittsburgh, según los cálculos de RPPP, y aproximadamente 176 mil habitantes de Pittsburgh viven en la zona del descarrilamiento.
Se prevé que el tráfico ferroviario aumente a través de la región debido a la apertura de una nueva planta de plásticos de Shell, y las infraestructuras ferroviarias, como vías y puentes, se encuentran en un estado precario, indicó Glenn Olcerst, fundador de RPPP.

“Los ferrocarriles están jugando a la ruleta rusa con Pittsburgh”, comentó. “Somos un candidato ideal para que se produzca un gran descarrilamiento y una explosión”.

No obstante, el Departamento de Transporte de Estados Unidos (DoT) aprobó en 2020 una norma que permite transportar gas natural licuado, o GNL, por vía ferroviaria sin normas de seguridad adicionales. Los trenes ahora pueden transportar 100 o más vagones cisterna llenos con 30 mil galones de dicha sustancia, principalmente desde yacimientos de lutita hasta puertos de agua salada.

Los dirigentes locales, los sindicatos, los bomberos y la NTSB (Junta Nacional de Seguridad del Transporte) se opusieron a la decisión.

“El riesgo de que se produzcan filtraciones catastróficas de GNL en accidentes es demasiado grande como para no disponer de controles operativos en vigor antes de que proliferen los grandes bloques de vagones cisterna y trenes unitarios”, escribió la NTSB en una observación sobre la norma propuesta.

Solo 22 vagones cisterna de tren cargados con GNL contienen la misma cantidad de energía que la bomba de Hiroshima, escribió una coalición de grupos ecologistas en sus observaciones dirigidas a los reguladores que se oponen al cambio de la normativa ferroviaria en materia de GNL en 2020. Esto suscita temores de que se produzca una catástrofe si se construye un puerto de GNL en Nueva Jersey, que podría recibir cargamentos de dos trenes diarios de 100 vagones que atravesarían la cercana zona metropolitana de Filadelfia.

Para los equipos locales es extremadamente difícil contener un incendio de GNL, y su transporte por vía ferroviaria es “una práctica extremadamente peligrosa”, señaló Kimberly Ong, abogada senior del Consejo para la Defensa de los Recursos Naturales.
“Nos hemos quedado atónitos por el efecto que ha tenido el vertido de cinco vagones de cloruro de vinilo en la frontera entre Pensilvania y Ohio, pero eso no sería nada comparado con los efectos de un descarrilamiento similar de GNL”, añadió.

En Florida, los planes para ampliar el servicio ferroviario de pasajeros también parecen estar diseñados para aumentar la capacidad de envío de GNL por parte de la empresa que está detrás de esta iniciativa, indicó Susan Mehiel, coordinadora de la Alliance for Safer Trains. Este grupo de defensa de la seguridad pública teme que los trenes de pasajeros de mayor velocidad que comparten las vías ferroviarias con los trenes de mercancías que transportan GNL y otros productos químicos puedan provocar un desastre como el ocurrido en East Palestine.

El este de Ohio tiene menos densidad de población que la mayor parte de las zonas por donde circulan las vías de Florida, añadió Mehiel. Una explosión de GNL en el este de Florida, de mayor densidad de población, probablemente sería mucho más mortífera, comentó.

“No hay evacuación porque estás muerto, por lo que es muy aterrador”, señaló Mehiel.

Bajo el gobierno de Biden, el departamento de transporte propuso la suspensión de la norma sobre GNL de la era Trump que permitía transportar la sustancia por vía ferroviaria y sustituirla por una nueva norma. Estaba previsto que la suspensión se publicara en junio de 2022, pero tanto esta como la nueva norma han sido pospuestas dos veces, y ahora se supone que serán definitivas en marzo, explicó Ong.

“No sé si esto es una prioridad para el Departamento de Transporte”, añadió.

La unión Railroad Workers United atribuyó la amenaza a los recortes de personal de inspección en el sector ferroviario y a la eliminación del protocolo de seguridad. El tren de East Palestine circulaba a gran velocidad, dijo la organización sin fines de lucro en un comunicado, y aunque no se ha determinado por completo la causa, parece que el tren no fue inspeccionado de forma adecuada.

Las compañías ferroviarias despidieron a más de 20 mil trabajadores ferroviarios durante un período de un año en 2018-2019, representando el mayor número de despidos en el sector ferroviario desde la Gran Recesión, y la fuerza ferroviaria del país ha disminuido por debajo de 200 mil, el nivel más bajo de la historia, y por debajo de 1 millón en su momento de mayor apogeo.
“Han recortado muchísimo el personal, y hay grandes planes para recortarlo aún más”, señaló Kaminkow. “Solo porque las empresas ferroviarias sean rentables no significa que gocen de un buen estado”.

Este artículo fue modificado el 13 de febrero de 2023 para corregir la ortografía del apellido de Glenn Olcerst.

Síguenos en

Google News
Flipboard