Respirar por años la contaminación producida por el tráfico vehicular aumenta tasas de mortalidad: estudio
Incluso con vehículos eléctricos, el tráfico seguirá produciendo contaminación por partículas debido al desgaste de las llantas, las calles y, en menor medida, los frenos. Foto: Bertrand Guay/AFP/Getty Images

Respirar durante años la contaminación producida por el tráfico vehicular aumenta las tasas de mortalidad en los vecindarios, pueblos y ciudades, según revela una revisión internacional de datos.

La información procede de numerosas fuentes, entre ellas un estudio realizado sobre más de 100 mil maestras y directoras de escuelas de California, un análisis realizado a lo largo de 40 años sobre casi 400 mil personas que figuran en el censo del Reino Unido y más de 800 mil expedientes clínicos de médicos generales ingleses, además del análisis de poblaciones enteras de Roma y Barcelona y estudios sobre personas de la tercera edad en Dinamarca y Japón.

Una vez recopiladas estas pruebas, la revisión dirigida por el Instituto sobre Efectos en la Salud (HEI) de Estados Unidos concluyó, con un alto nivel de confianza, que existían sólidas conexiones entre la contaminación atmosférica producida por el tráfico y el transporte por carretera y el aumento de las tasas de mortalidad.

Una revisión más amplia del HEI realizada en 2022 llegó a conclusiones similares en lo que respecta a las conexiones con el cáncer de pulmón y los nuevos casos de asma en niños y adultos.

En la última revisión se analizaron casi 200 estudios científicos que examinaron la contaminación atmosférica y las tasas de mortalidad, incluidas aquellas derivadas de cardiopatías, accidentes cerebrovasculares, problemas respiratorios y cáncer de pulmón. En concreto, la revisión analizó la relación existente con la contaminación atmosférica producida por el tráfico vehicular, sumándose así al estudio realizado el año pasado por la Organización Mundial de la Salud.

Con frecuencia aparecen estimaciones de muertes prematuras causadas por respirar aire contaminado. En el caso del Reino Unido, esto es equivalente a entre 29 mil y 43 mil muertes de adultos mayores de 30 años en 2019. En el caso de Londres, la última cifra anual oscila entre 3 mil 600 y 4 mil 100 muertes atribuibles. La nueva revisión contribuirá a la evidencia que se utiliza en estos cálculos y mejorará las estimaciones relativas a los cambios derivados de las políticas, como las zonas de bajas emisiones.

De cara al futuro, incluso con vehículos eléctricos, el tráfico seguirá produciendo contaminación por partículas debido al desgaste de las llantas, las calles y, en menor medida, los frenos. El grupo de expertos concluyó que pocos estudios abordaban esta cuestión.

La Dra. Hanna Boogaard, que dirigió la revisión, comentó: “Las normativas relativas a la calidad del aire y las mejoras en las tecnologías de control de las emisiones de los vehículos han contribuido a reducirlas; no obstante, esas mejoras no compensan completamente el crecimiento y la mayor aglomeración de vehículos de motor en el mundo”.

“Hasta la fecha, casi todas las normativas relativas a la contaminación producida por el tráfico se centran en las emisiones del tubo de escape. Los vehículos también contaminan al volver a levantar el polvo de las calles, al desgastar las superficies de las calles y al desgastar los frenos y las llantas, lo que genera emisiones de metales como el hierro y el cobre.”

La profesora Barbara Hoffmann, de la Universidad de Düsseldorf, una de las autoras de la revisión, señaló: “La evidencia es muy clara: el tráfico no solo mata a través de los accidentes, sino también a través de la contaminación atmosférica que emiten los vehículos”.

Esta semana, un informe publicado por el Imperial College de Londres destacó que la contaminación atmosférica perjudica la salud de las personas desde antes de su nacimiento hasta la vejez. Las pruebas contenidas en el informe demuestran que los niveles actuales de contaminación atmosférica afectarán a todos los habitantes de Londres, incluidos aquellos que viven en los suburbios menos contaminados, y especialmente a las personas con vulnerabilidades preexistentes.

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