Guerra Israel – Hamas: mortal para periodistas. Se pierden vidas y también la verdad
Periodistas reaccionan tras la muerte de dos colegas palestinos en un ataque israelí en la ciudad de Gaza, el 10 de octubre. Foto: Haitham Imad/EPA

Las cifras por sí solas son terribles. En la guerra entre Israel y Hamás muere más de un periodista al día desde el 7 de octubre: al menos 53 periodistas hasta la fecha, según el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés).

Este ha sido el periodo más letal para los periodistas en los 30 años transcurridos desde que la organización, con sede en Nueva York, comenzó a llevar estas terribles estadísticas.

Pero, por supuesto, no todo son cifras. También está la realidad de que la pérdida de periodistas se traduce en menos información, y que las mentiras y la propaganda adoran el vacío.

Y, por supuesto, está la persona. Cada uno con una vida, una carrera, una familia, esperanzas y una misión… ahora truncadas.

Tal vez nos ayude a comprender si nombramos a algunas de las víctimas. Según el CPJ, entre ellas se encuentran personas como Roshdi Sarraj, periodista y cofundador de Ain Media, una empresa palestina, que murió en un ataque aéreo israelí en Gaza.

O el periodista israelí Roee Idan, fotógrafo del diario Ynet. Él y su esposa murieron en el ataque de Hamás del 7 de octubre. Él estaba trabajando cuando murió. Su hija de cuatro años, secuestrada por Hamás durante siete semanas, fue liberada el domingo.

O Issam Abdallah, videógrafo residente en Beirut de la agencia internacional de noticias Reuters, que murió cerca de la frontera con Líbano mientras documentaba el bombardeo entre las fuerzas israelíes y el grupo militante libanés Hezbolá.

“El mundo necesita saber lo que está ocurriendo”, pero eso es cada vez más difícil, declaró recientemente Clayton Weimers, director ejecutivo de RSF (la organización internacional también conocida como Reporteros sin Fronteras).

Los representantes de RSF, en una reunión en la Casa Blanca esta semana, instaron a Joe Biden a hacer más para apoyar a los periodistas.

La inmensa mayoría de los fallecidos parecen ser periodistas palestinos muertos en ataques aéreos israelíes. Hasta el lunes, el CPJ calcula que de los 57 periodistas y trabajadores de los medios de comunicación que se sabe han muerto durante la actual guerra, 50 eran palestinos, cuatro israelíes y tres libaneses.

RSF ha suplicado a la administración Biden que presione más al gobierno israelí para que proteja las vidas de los civiles, incluidas las de los periodistas. RSF también se ha opuesto a la dificultad de hacer llegar los suministros necesarios (cargadores, teléfonos y equipos fotográficos) a quienes trabajan en Gaza.

“Mientras tanto, los periodistas de Gaza no pueden salir, y los únicos medios de comunicación extranjeros autorizados a entrar han sido invitados a incorporarse a las Fuerzas de Defensa israelíes y someterse a estrictas normas que controlan lo que pueden ver y compartir”, declaró la organización en un comunicado.

Aunque esta cobertura es valiosa, RSF señala que “no sustituye a la información independiente”.

Especialmente dolorosa para el mundo del periodismo en general es la pérdida de Belal Jadallah, el defensor de la libertad de prensa que hizo una importante contribución a un informe del CPJ publicado en mayo, “Patrón mortal”. En él se ponía de manifiesto la absoluta falta de rendición de cuentas en los asesinatos de periodistas a manos de militares israelíes en las dos últimas décadas.

“Su asesinato deja un enorme vacío en el panorama de los medios de comunicación en Gaza”, ha declarado Sherif Mansour, coordinador de los programas del CPJ para Medio Oriente.

El Sindicato de Periodistas Palestinos cree que, dado su trabajo, Jadallah podría haber sido objetivo del ejército israelí, cayendo así víctima del mismo patrón que ayudó a descubrir y documentar.

El CPJ intenta ayudar monitoreando las muertes, las detenciones y el acoso, proporcionando equipos de protección y trabajando para conseguir la liberación de periodistas encarcelados o detenidos. Publica directrices para informar en zonas de conflicto y para tratar los traumas físicos y psicológicos que a menudo se producen.

Y lo que es más importante, sensibiliza a la opinión pública sobre lo que ocurre y lo que desaparece cuando matan a un periodista.

Jodie Ginsberg, presidenta de la organización, declaró en una entrevista el domingo que, debido a los peligros extremos desde la primera semana de octubre, “no había ni un solo periodista internacional trabajando en Gaza” hasta hace muy pocos días.

Eso significaba que casi toda la información que llegaba al mundo desde el interior de Gaza procedía de periodistas palestinos, aquellos que aparentemente han sido objeto de ataques, o al menos no han sido protegidos.

El CPJ se ha unido a los llamados en favor de un alto al fuego humanitario que salve a civiles.

“Los periodistas son civiles, es muy importante recordarlo”, declaró Ginsberg a la cadena canadiense CBC News. “Tienen un papel vital que desempeñar en cualquier guerra y necesitan ser protegidos”.

Pero eso no está ocurriendo. El precio es muy alto para los individuos, para las organizaciones de noticias y para la propia verdad.

De momento, según Ginsberg, los periodistas siguen estando en grave peligro y las cifras siguen aumentando.

Traducción: Ligia M. Oliver

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