Crueldad intencional: solicitantes de asilo mueren en la frontera EU-México, según defensores de derechos humanos
Migrantes sacan sus brazos entre los barrotes del muro fronterizo para recibir comida de los voluntarios, en San Diego, California, el 12 de mayo de 2023. Foto: Étienne Laurent/EPA

Theresa Cheng trabajaba como voluntaria con grupos de ayuda mutua en la frontera entre Estados Unidos y México cuando se enteró de que había un migrante en el lado estadounidense del muro con heridas graves. Cheng, médico de urgencias, corrió a un campamento donde los solicitantes de asilo esperan a ser procesados por la patrulla fronteriza y bombeó frenéticamente sobre el pecho de un niño de 13 años que sangraba en el suelo mientras los voluntarios marcaban el 911.

Una ambulancia y los servicios médicos de urgencias tardaron 60 minutos, casi el mismo tiempo que Cheng y otro inmigrante practicaron la reanimación cardiopulmonar al adolescente, en llegar al lugar de los hechos, al este del condado de San Diego. El chico, al que los medios de comunicación locales identificaron como Darío Zamudio, había sufrido lesiones traumáticas en un choque automovilístico en el lado mexicano de la frontera y había sido trasladado al muro fronterizo para recibir tratamiento más rápido.

Zamudio no sobrevivió.

“Su corazón se paró mientras estaba tendido en el suelo, en la tierra”, dijo Cheng. “Si los servicios de emergencia hubieran llegado antes, poco después de recibir la llamada, su corazón no se habría parado en el campo. Podría haber ido a un hospital y haber recibido una atención de urgencias mucho más completa”.

Casi dos semanas después, la frustración de Cheng es palpable. Dice que tuvo que pedir ayuda a los agentes de la patrulla fronteriza para que le practicaran la reanimación cardiopulmonar y que pidió varias veces que le permitieran acompañar al niño en la ambulancia hasta el hospital, pero se lo negaron. Dice que antes había intentado comunicar a los paramédicos la gravedad de la situación médica en los campamentos.

“Por eso estoy furiosa”, afirma, “porque he hablado con la gente responsable y les he expresado mi preocupación por que no estén respondiendo adecuadamente. Y al día siguiente, murió un niño de 13 años”.

Cheng, que también es abogada, forma parte de una comunidad de profesionales de la medicina y proveedores de ayuda mutua a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México y en el condado de San Diego que han estado haciendo sonar la alarma sobre los peligros a los que se enfrentan los migrantes detenidos al aire libre, especialmente la falta de atención médica. Los voluntarios han estado ayudando a suplir las carencias de ayuda médica y humanitaria en los campamentos de Jacumba Hot Springs y San Ysidro, donde desde hace varios meses los migrantes solicitantes de asilo esperan a ser procesados.

Cuando no pueden utilizar la aplicación gubernamental CBP One, o presentarse en un puerto de entrada estadounidense para solicitar asilo, los migrantes atraviesan desiertos y escalan muros para llegar a suelo estadounidense. Las heridas provocadas por las caídas pueden ser espantosas, y cuando llegan, los solicitantes de asilo tienen que esperar durante días en las peligrosas condiciones al aire libre de los centros de detención al aire libre (OAD por sus siglas en inglés).

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Migrante espera la comida que le dan los voluntarios, en San Diego, California, el 12 de mayo de 2023. Foto: Étienne Laurent/EPA

Una denuncia presentada el 11 de diciembre en nombre de organizaciones de defensa de los derechos de los inmigrantes, incluidas Al Otro Lado, Border Kindness, Southern Border Communities Coalition y American Friends Service Committee, contra la Oficina de Derechos Civiles y Libertades Civiles del Departamento de Seguridad Nacional y la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras explica cómo los solicitantes de asilo en el lado estadounidense de la frontera son retenidos por patrulleros a temperaturas bajo cero, con escasa comida y agua, y con una atención médica inadecuada.

La denuncia detalla las violaciones de las normas de custodia de la CBP y de los derechos humanos de los migrantes, como el hecho de que la patrulla fronteriza proporcione a los migrantes en cuatro de estos lugares sólo una botella de agua y un pequeño refrigerio al día, si acaso. Describe los lugares secos, ventosos y fríos del desierto donde los migrantes están expuestos a los elementos sin ningún refugio, ya que las temperaturas caen a -6.5°C.

“Es una receta para el desastre”, afirma Alexander Tenorio, otro médico voluntario. “Me temo que, si esto continúa durante el invierno y seguimos exponiéndolos a estas condiciones, habrá más heridos y me temo que habrá muertos”.

Tenorio dijo que había atendido a mujeres embarazadas con dolor de estómago y hemorragias, a bebés de apenas meses y días de nacidos, y a personas con lesiones traumáticas como heridas abiertas y posibles fracturas óseas que necesitaban desesperadamente ser evaluadas en un hospital. Cheng describió el caso de mujeres de 75 años y pacientes con trasplantes de órganos a los que se les había acabado la medicación, inmigrantes discapacitados y personas que habían sufrido graves accidentes cerebrovasculares. Las personas con las que se encuentran los voluntarios ya están desnutridas debido a su largo viaje hacia el norte, y Tenorio afirma que mantenerlas durante días a la intemperie sin alimentos adecuados las expone a un alto riesgo de desarrollar una emergencia médica, como la hipotermia.

Jacqueline Arellano, directora de programas estadounidenses del grupo de ayuda mutua Border Kindness, dice que no sabía qué harían los voluntarios si se produjera un caso masivo de hipotermia. “Si llamáramos al 911 en caso de que hubiera varias personas sufriendo hipotermia, ¿se esperaría el mismo retraso en el que posiblemente tendría que ser como una decisión administrativa o burocrática, la rapidez con la que iniciaran la respuesta de emergencia masiva? No estamos seguros. No nos lo han comunicado”, afirmó.

El cuerpo de trabajadores sanitarios voluntarios tiene que clasificar a los pacientes en el lugar y sólo puede derivar a las personas con necesidades médicas urgentes a la patrulla fronteriza o al servicio de emergencias médicas del condado de San Diego. Cuando llaman al 911 para que lleven a alguien a un hospital, explica Arellano, se encuentran con grandes retrasos en los tiempos de respuesta y dudas sobre quién es el responsable.

En algunos casos, dicen los voluntarios, el personal de emergencias médicas pide a la patrulla fronteriza que confirme si se trata de una emergencia médica, o filtra las llamadas que proceden de los centros de detención al aire libre. “Parece que hay un retraso específico por el hecho de que se trata de migrantes”, dijo Arellano.

Aduanas y Protección Fronteriza dijo que su agencia estaba proporcionando atención médica adecuada y “asistencia humanitaria según fuera necesario y mediante la coordinación de rutina con los servicios médicos de emergencia para ayudar a las personas necesitadas”. La CBP no respondió a las preguntas de seguimiento sobre la asistencia médica que proporcionan o los incidentes proporcionados a The Guardian en el momento de la publicación.

Erika Pinheiro es la directora ejecutiva de Al Otro Lado, que proporciona asistencia legal y humanitaria a los migrantes en el sur de California. Dijo que, si bien algunos agentes de la patrulla fronteriza llaman al 911, otros disuaden a los migrantes de acceder a la atención diciéndoles que están fingiendo sus enfermedades.

“Es más que no proporcionar atención. Es una obstrucción maliciosa de la atención”, dijo Pinheiro.

Dijo que a los proveedores médicos voluntarios se les ha dicho que no pueden estar en el lugar: “La patrulla fronteriza afirma que las personas no están bajo custodia, por lo que no tienen obligación de prestarles servicios médicos. Pero cuando intentamos traer servicios médicos, a los médicos se les piden sus credenciales. Los han echado”.

Los voluntarios han observado múltiples casos de agentes de la patrulla fronteriza que dicen erróneamente a los migrantes que su proceso de asilo peligrará si abandonan los campamentos para recibir atención médica, por lo que los migrantes a veces se niegan a acudir al hospital en situaciones de emergencia. Los migrantes también se niegan a recibir atención para evitar ser separados de sus familias.

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Migrante espera la comida que le dan los voluntarios, en San Diego, California, el 12 de mayo de 2023. Foto: Étienne Laurent/EPA

A finales de noviembre Pinheiro presenció cómo un hombre sufría un ataque al corazón en un campamento de Jacumba. Un agente de la patrulla fronteriza llamó a una ambulancia, pero cuando llegó el hombre se negó a ir porque eso significaría dejar a su mujer y a su hijo en el campamento.

“Vi cómo se le desdibujaba la cara y cómo se doblaba del dolor en el pecho”, cuenta Pinheiro. “Pensé que iba a morir delante de mí”. Pinheiro acabó convenciéndole de que su organización le ayudaría a reunirse con su familia, otro servicio más que prestan los voluntarios mientras los migrantes son dados de alta con escasa ayuda en las calles de San Diego.

“Estamos llevando a cabo una respuesta humanitaria masiva a la catástrofe con un presupuesto muy reducido, haciendo lo mejor que podemos. Pero estamos agotados, arruinados y frustrados, francamente, por estar todavía en esta situación”, dijo.

Jacumba, donde se encuentran tres de los cuatro centros de detención al aire libre, tiene 600 residentes, aunque Pinheiro afirma que un promedio de 800 migrantes circula por los tres campos cada día. Dijo que no tenía conocimiento de que el condado hubiera asignado recursos adicionales para hacer frente a la creciente necesidad de atención médica.

La patrulla fronteriza, dijo, ha tenido un aumento de recursos proporcional al aumento de migrantes en el condado de San Diego este año: “No hay justificación para esto. Esto es crueldad. Es una crueldad abyecta e intencional. Esto está destinado a crear un espectáculo político mostrando que la frontera está fuera de control para que puedan presionar para obtener restricciones adicionales de asilo y financiación adicional para la patrulla fronteriza.”

En Washington, la seguridad fronteriza, incluidas la financiación y las restricciones al asilo, está en el centro de una lucha de fin de año entre demócratas y republicanos sobre la ayuda militar a Ucrania e Israel.

Mientras tanto, los voluntarios sobre el terreno en Jacumba y San Ysidro se preguntan quién asumirá la responsabilidad de las emergencias médicas que se están produciendo en la frontera en estos momentos.

“Independientemente de lo que pienses sobre la inmigración, espero que la mayoría de la gente no quiera que mueran niños en los campos de la frontera de California”, dijo Pinheiro.

Traducción: Ligia M. Oliver

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