En lugar de un grito: artista palestino hace un dibujo de Gaza cada día
“Mi realidad ocupa el espacio en blanco del papel”... imágenes de I Am Still Alive (Sigo vivo), de Baroud, expuestas en el Palazzo Mora de Venecia. Foto: David Levene/The Guardian

Destruyeron su estudio y él y su familia ya se mudaron 10 veces; ahora comparten casa con 25 personas pero, aun así, Maisara Baroud encuentra la forma de documentar el miedo y la destrucción que ve a su alrededor: él hace un dibujo cada día de lo que se ve en Gaza.

Durante años he estado acostumbrado a dibujar a diario y a compartir mis dibujos en las redes sociales con mis amigos. He publicado miles de series de dibujos, cada una con su propio título y descripción. He disfrutado haciéndolo. Me he asegurado de mantener esta rutina diaria, a pesar de la dificultad de mis circunstancias y de haber perdido mi oficina, mi casa, mi estudio de dibujo y todos mis libros y herramientas debido a la maquinaria de la guerra en Gaza.

Dibujar y publicar diariamente en internet se convirtió en la única forma de tranquilizar a mis amigos, después de que se cortara toda comunicación y se restablecieran parcialmente las redes sociales. Mis dibujos, en los que documento la guerra con todas sus crueles escenas, se han convertido en el mensaje a través del cual informo a mis amigos: “Sigo vivo”.

“Los aviones acabaron con todos los planes de futuro que tenía para mis hijos”.

Maisara Baroud

No fue fácil seguir dibujando en las sombras de la guerra de Gaza y el genocidio, la atmósfera a la que ahora está sometida mi ciudad; conseguir mis herramientas tampoco fue un asunto fácil. Empecé a dibujar después de conseguir un lápiz y algo de papel y, más tarde, obtuve unos bolígrafos de tinta negra.

Mis trazos se hacían más nítidos y rigurosos con cada escena que dibujaba, las zonas negras consumían la superficie del papel blanco. La tragedia, en todos sus detalles, se reflejaba en este papel. Los dibujos tenían el lugar de un grito y eran una llamada desde el centro de la guerra exigiendo que se detuviera la matanza… y que el mundo se diera cuenta de lo que estaba ocurriendo en Gaza y su universo confinado.

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“Esperamos el comienzo de un nuevo día tras una larga noche llena de aviones, cohetes y muerte” … obras de Mohammed Alhaj y Maisara Baroud, en una muestra que forma parte de la exposición Foreigners in their Homeland (Extranjeros en su patria), del Museo Palestino de Estados Unidos, en el Palazzo Mora del Centro Cultural Europeo de Venecia. Foto: David Levene/The Guardian

Pasan ante nosotros escenas y acontecimientos cotidianos, como matanzas, demoliciones, desarraigo, destrucción, hambre, deportación, miedo, preocupación y tristeza; éstas son las escenas que expreso sin necesidad de recurrir a mi imaginación. Las escenas que vivimos momento a momento en Gaza se convirtieron en la realidad que ocupa el espacio en blanco de mi papel.

Anoté en mi diario las historias de destrucción, pérdida, muerte, debilidad, desplazamiento, miedo, dolor, paciencia, resistencia y ruptura. Y expresé la historia a través de mi trabajo, al margen de la propaganda oficial. La historia es la de una guerra que tiene una enorme capacidad para hacer daño y que vence a la distancia y a la geografía a la velocidad del sonido, llevando la muerte a más gente en menos tiempo.

“El pájaro de acero mató a mi gata Sarah, masticando su carne blanda”. Maisara Baroud

La realidad que yo vivía antes del 7 de octubre ha cambiado. Ya no tengo una casa segura que me cobije a mí y a mi pequeña familia. Los cohetes han caído sobre mi estudio de dibujo (mi pequeño mundo) y lo han destruido, y los aviones han acabado con todos los planes de futuro que tenía para mis hijos. El pájaro de acero mató a mi pequeña gata Sarah, y masticó su carne blanda, antes de que la gata pudiera transmitir sus siete almas a mis hijos.

La universidad en la que trabajo como profesor ha desaparecido y yace en cenizas. La máquina de la guerra ha distorsionado los rasgos de mi pequeña ciudad y la ocupación ha destruido todas las cosas bellas que había en ella; así que las cosas que están fijadas en mi memoria yacen ahora distorsionadas bajo los escombros.

En un abrir y cerrar de ojos me he convertido en una persona desplazada en ciudades que no me conocen. Me he mudado 10 veces en busca de seguridad para mí y mis hijos, lejos del corazón de Gaza. Ahora vivo en el sur de Rafah, en una pequeña casa con otras 25 personas.

El espacio se ha ido oscureciendo sin agua limpia para beber y ducharse, sin electricidad, combustible ni gas para cocinar. Como otras personas, paso la mayor parte del día cubriendo las necesidades cotidianas del hogar, a la sombra de una inflación galopante y la escasez de bienes. Pero esto no es todo, tienes que ir en busca de la supervivencia y la seguridad (que falta) para ti y tu familia, y esperar el comienzo de un nuevo día tras el final de una larga noche en Gaza llena de aviones, cohetes y muerte.

La guerra en Gaza se ha tragado enteros mis pequeños sueños, y todo lo que nos rodea ahora está cubierto de negrura. El pequeño corazón ya no es capaz de soportarlo. Para mí, la tristeza es una decisión aplazada hasta después de la guerra; decidí seguir dibujando a pesar de la dificultad de las circunstancias y me reservé un rato por la noche después de un largo día. El dibujo se ha convertido en la forma especial de ayudarme a superar un poco la muerte. Dibujar, para mí, es la manera de romper el bloqueo y de este modo anular y desafiar las fronteras y las barreras puestas por la ocupación.

También es la única manera de anunciar: “Sigo vivo”.

  • Las imágenes de Maisara Baroud forman parte de Foreigners in Their Homeland, una exposición de obras de artistas palestinos, organizada por el Palestine Museum US, en el Centro Cultural Europeo, Palazzo Mora, Venecia, hasta el 24 de noviembre. Su Instagram es @maisarart.
  • Traducción de Suhair Hindiyeh

Traducción: Ligia M. Oliver

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