‘Podemos hacer todo’: el movimiento de las niñas indias que lucha contra el matrimonio infantil
A los 17 años, Priyanka Bairwa rechazó su matrimonio arreglado. En cambio, comenzó Rajasthan Rising para ayudar a miles más y exigir educación gratuita.
A los 17 años, Priyanka Bairwa rechazó su matrimonio arreglado. En cambio, comenzó Rajasthan Rising para ayudar a miles más y exigir educación gratuita.
Priyanka Bairwa tenía 15 años cuando su familia comenzó a buscarle un esposo. La pandemia aceleró el proceso, ya que las escuelas estaban cerradas y el empleo agotado. En octubre de 2020, sus padres se habían decidido por un niño de su aldea de Ramathra en el distrito de Karauli, Rajasthan.
Pero Bairwa, ahora de 18 años, no quiso ni oír. “Durante la pandemia, todas las familias de la aldea estaban ansiosas por casar a sus hijas. Tendrías que invitar a menos personas, eran menos gastos”, dice Bairwa. “Pero me negué a quedar atrapada en un matrimonio infantil. Hubo una reacción violenta importante: peleas constantes. Al final amenacé con huir y, temiendo que hiciera algo drástico, mi familia lo canceló. Mi mamá los convenció de que me dejaran estudiar y me inscribí a un colegio”.
La pandemia ha puesto a millones de niñas en un mayor riesgo de ser forzadas a casarse y nunca regresar a la escuela. Childline India reportó un aumento del 17% de matrimonios infantiles en junio y julio del año pasado cuando se relajó el confinamiento.
Lee también: ‘Extraño la escuela’: 800 millones de niños no han podido regresar a clases
En Rajastán, una de cada tres mujeres de entre 22 y 24 años se casó antes de los 18 años, de acuerdo con la información del gobierno.
Bairwa, quien es dalit, considerada la casta más baja en India, desafió la tendencia. Y después hizo más: inició un movimiento de mujeres jóvenes y niñas, Rajasthan Rising, centrado en las aldeas de Karauli para luchar por su derecho a la educación gratuita, becas escolares para educación superior y libertad del matrimonio infantil, trabajo infantil y la discriminación de casta y género.
“Lancé la campaña porque sabía que miles de otras niñas estaban enfrentando problemas similares, siendo sacadas de la escuela y forzadas a un matrimonio temprano. Se supone que la educación es gratuita hasta el octavo grado (14 años), pero nunca lo es. Las escuelas imponen cuotas de “desarrollo”. Las becas escolares que se prometen a estudiantes de comunidades marginadas nunca llegan a tiempo”, cuenta.
Inició con 10 amigas. “Comenzamos a visitar otras aldeas y, con la ayuda de activistas locales, mantuvimos asambleas, reunimos más niñas y las hicimos conscientes de sus derechos constitucionales. Las personas mayores de las aldeas casi siempre se mostraban cautelosos, muchas no nos permitieron entrar. Pero seguíamos regresando; pronto tuvimos 100 niñas en el grupo”.
Durante los siguientes meses, sus números crecieron a más de mil 200 y, para marzo de este año, se convirtió en una alianza formal que se extendió por todo el estado. Aprendieron a utilizar computadoras portátiles e internet, contactaron a funcionarios de educación, líderes políticos y ministros de Estado para pedir reuniones donde presentaron su objetivo: que cada niña recibiera educación gratuita hasta el grado 12, edades de 17 a 18 años, junto con una beca escolar mínima de 5 mil rupias indias (unos mil 300 pesos) al inicio de cada año escolar.
Las niñas llevaron Rajasthan Rising a las calles. Pintaron eslóganes en las paredes exigiendo la educación gratuita para niñas y en contra del matrimonio infantil. Escribieron sobre discriminación y le mandaron un correo electrónico al ministro principal de Rajasthan, Ashok Gehlot, quien les envió una nota de apoyo. “Muchos aldeanos nos llamaron locas. Pero teníamos un objetivo claro, alcanzar a niñas vulnerables en los 33 distritos del estado y exigir un cambio a largo plazo”, narra Bairwa. La mayor de cuatro, se sintió atraída por la causa cuando acompañó a su mamá a su trabajo de limpieza en las oficinas de la organización sin fines de lucro, Instituto de Educación y Desarrollo Alwar Mewat, en el pueblo de Sapotara.
“Encontré mi voz ahí, donde me trataban como a una igual. Escuché ahí asambleas sobre el matrimonio infantil y la educación para niñas. Aprendí cómo crear consciencia y liderar campañas”, dice.
Vineeta Meena, de 20 años, se unió a Bairwa. “Nuestro grupo ha intervenido y detenido varios matrimonios infantiles. En mi aldea, Gokalpur, mi vecina Saira Bano, de 16 años, estuvo a punto de casarse el año pasado. Formamos un grupo y fuimos hasta su casa a protestar hasta que su familia prometió que lo cancelaría”, recuerda. Bano ahora se ha unido a Rajasthan Rising. En marzo aproximadamente 120 mujeres jóvenes dejaron sus casas para viajar a Jaipur, acompañadas por activistas regionales de la educación, para la primera asamblea del grupo a nivel estatal. Durante tres días, discutieron sobre cómo romper las barreras de género y generar cambios.
“Nuestras exigencias son un tanto básicas, así que estamos confiadas de que nos escucharán. Está claro que si hacen la educación completamente gratuita, podemos prevenir desertores y, después, el matrimonio infantil”, dice Najiya Saleem, de 19 años, líder de Rajasthan Rising proveniente de Alwar, cuya hermana se casó tempranamente.
Abhishek Bairwa, el jefe de la aldea de Salempur, es uno de los que apoyan la campaña. “Sus exigencias son importantes para cada casa en nuestra aldea, la cual se encuentra entre las más retrasadas de la región. Mientras más niñas se vuelven conscientes de sus derechos, también lo hacen sus familias. Espero que se convierta en un movimiento nacional”, comenta.
El oficial de educación de Karauli, Ganpat Lal Meena, ha invitado al grupo a presentarle sus propuestas, señalando que este nivel de movilización marca un cambio en cómo se ve la educación y el matrimonio infantil en la región. Vineeta Meena concuerda: “Ser parte de este colectivo me hace sentir que no somos menos que nadie. Podemos hacer todo. Me siento más libre”.