‘Estamos obligados a ser más solidarios, sobre todo con los que menos tienen’
¿Sin tiempo para leer? También puedes escuchar la receta

Si el aciago 2020 no nos obligó a reflexionar sobre muchas cosas, entonces ya no reflexionaremos nunca. Un año que sirvió para recordarnos la enorme distancia que existe entre los que tenemos lo necesario, lo indispensable para ser felices, para producir y disfrutar con lo que producimos y los que no cuentan con esos privilegios porque carecen de las herramientas necesarias.

Si siempre debemos asumir la responsabilidad de desempeñar nuestro propio rol de la mejor forma posible, ahora, de cara a este ominoso 2021, esa responsabilidad adquiere mucha mayor importancia para que nuestro país, para que México vaya poco a poco levantándose, recuperándose del tremendo golpe que ha significado esta pandemia, un golpe cuyo tamaño, en realidad, todavía no puede ser cabalmente aquilatado, estamos obligados a ser más solidarios, sobre todo con los que menos tienen.

Si tradicionalmente ha sido la injusta distribución de la riqueza uno de los problemas más lacerantes en nuestro país, ese problema se ha agudizado en esta inquietante etapa del coronavirus… o si no se ha agudizado, por lo menos, ha resultado más palpable, más evidente.

Si en su propio entorno cada quien ayuda con lo que pueda a la gente que lo requiere, tal vez, logremos dar como sociedad ese paso indispensable para la recuperación. Ser más solidarios, pero también más tolerantes en aras de buscar esa urgente reconciliación. No abonarle a la burda polarización en que hemos caído: estás a favor o en contra, sacralizas al actual gobierno o lo satanizas. 

Informarse mejor, en lugar de repetir simples consignas como borregos. Informarnos mejor para ser capaces de formarnos una opinión más o menos autorizada sobre lo que sucede a nuestro alrededor. No caer en ese lamentable maniqueísmo de todo verlo color blanco o todo verlo color negro. Entender que en cualquier asunto, la verdad suele estar enmedio, en alguno de esos tonos de la enorme gama de grises. 

Y ya entendiendo mejor lo que sucede, saber actuar en consecuencia. Si cada quien desempeña con plena honestidad el rol que le corresponde, ya estará colaborando en la búsqueda del bienestar para todos. Todavía mejor, si además de hacer bien lo que te corresponde, eres capaz de ayudar a que otros también lo hagan, de darle la mano a quien la necesita, de ir sembrando en el camino las semillas que alguien más les sirvan para rendir frutos algún día.

O salimos airosos como sociedad todos juntos o juntos seguimos, paulatinamente, hundiéndonos.

Síguenos en

Google News
Flipboard