‘La cura es convertirnos en una sociedad de ciudadanos, de adultos. Y empieza por casa’

Primero necesitamos un diagnóstico. El mío es que la crisis es quíntuple: 

  1. Sanitaria. Tercer país con más muertos por Covid-19, y uno de los que menos pruebas aplica –sólo al 2.9% de la población, contra 96% en Israel, 35% en Chile o incluso 9.6% en Irak–.
  2. Económica. No hay apoyos fiscales o crediticios para enfrentar la pandemia, ni han aumentado las transferencias directas.
  3. Social. El gobierno ha hecho del movimiento feminista su enemigo.
  4. Política. El gobierno desdeña la democracia, la ley y las instituciones autónomas; la oposición no atina a reaccionar.
  5. Cultural. Vivimos rehenes de nuestras pasiones, ventilando nuestra ira en redes sociales, incapaces para dialogar.

La solución a corto plazo es dar la mayoría a la oposición en el Congreso en 2021, a fin de limitar el autoritarismo presidencial y reencauzar las políticas. Eso, sin embargo, no es más que un curita. 

La verdadera cura es erigirnos en ciudadanos, limitar pasiones, asumir responsabilidades y ponernos a pensar en cómo lidiar con el mundo que emergerá tras la pandemia. 

La cura es convertirnos en una sociedad de ciudadanos, de adultos. Y empieza por casa.

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