‘No hay más remedio, hay que purgar el ambiente y aplicar una lavativa al discurso’

Cualquier médico lo descubriría en la auscultación. A los mexicanos nos cayó la pandemia ya estando enfermos de otro terrible mal. Preexistencia de organismos, sílabas, frases y denuestos que se nos fueron metiendo por las orejas hasta llegar a anidar en nuestra cabeza y nuestro corazón. 

¡Gusano inmundo! ¡Microbio, lombriz! Odio y desprecio del otro, tan sólo por ser él. Y ahí se reprodujeron. Polarización generada por la fisión binaria que nos fue dividiendo en dos. 

Filiación es el nombre de la enfermedad. Ensordece, irrita, ciega y crece con la bipartición. Fiebre que no deja pensar con claridad. No hay más remedio, hay que purgar el ambiente y aplicar una lavativa al discurso. Un enema que separe lo sensato de lo que ya sólo es terquedad y cerrazón de estar con ese personaje aún sin estar de acuerdo con él. Bichos, son sólo bichos. 

Sanar a México empieza por entender que esa enfermedad mata el raciocinio, lo que es correcto y lo que está bien. Deje actuar la lavativa, lo que divide debe de una buena vez salir.

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